CULTURA
El precio de los libros sí podría subir por la reforma tributaria
A pesar de que los libros siguen exentos de IVA, la propuesta del Gobierno elimina varios de los beneficios tributarios que tienen las editoriales que los producen.
La reforma tributaria tiene a los colombianos con los pelos de punta. Desde el miércoles pasado, cuando el gobierno dio a conocer la propuesta que el congreso evaluará en las próximas semanas, un gran número de voces preocupadas han aparecido en diferentes medios analizando el efecto que varias de esas decisiones tendrían en sus sectores.
El tema también se movió en el mundo editorial. Terminando la semana apareció una noticia que decía que los libros tendrían un IVA del 19 por ciento a partir de enero de 2017. Eso alborotó el avispero y puso a varios de los representantes del sector en alerta. Y aunque la información era errada, pues los libros seguirán exentos de IVA –como lo han estado desde hace más de dos décadas–, varias de las propuestas del gobierno sí afectan directamente a las editoriales.
Para entender el problema hay que remitirse a la Ley del Libro, que creó una serie de beneficios para fomentar la lectura y la producción local de publicaciones. Esa legislación, creada en 1993 por el gobierno de Cesar Gaviria, les quitó el IVA a libros, revistas, prensa escrita, publicaciones periódicas y, desde hace algunos años, a las novelas gráficas y los comics. También dejó a las editoriales exentas de pagar el impuesto de renta y les quitó el impuesto a los dividendos a los socios y accionistas de estas empresas.
Pero la reforma modifica esa ley. Por un lado grava con IVA a las revistas y publicaciones periódicas –como los diarios– (artículo 182, numeral 49.02) y por el otro, quita las exenciones de impuestos que hasta ahora tienen las editoriales y sus accionistas (artículo 311, numeral 7).
Quienes conocen el sector creen que esta decisión es riesgosa, pues estas empresas tendrían que aumentar el precio de los libros para poder hacer frente a los nuevos tributos y eso afectaría las ventas y el nivel de lectura de los colombianos.
Los que más ganan, más pagan
Lo que el gobierno propone en materia de renta (artículo 98 de la reforma) es que las editoriales que tengan utilidades anuales inferiores a los 1.000 millones de pesos paguen un impuesto del 9 por ciento sobre sus ganancias y que las otras –las más grandes del mercado– paguen la tarifa general, que es del 32 por ciento.
Enrique González, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Libro, cree que esa decisión no se justifica: “Hay un desequilibrio. El recaudo por el impuesto de renta que el gobierno lograría gracias a las editoriales sería muy bajo, pero el desastre por romper la estructura de esos beneficios de fomento al libro sería muy grande”.
Para él, la Ley del Libro ha logrado avances concretos. Los colombianos están leyendo cada vez más y en los últimos años han surgido editoriales independientes que amplían las opciones para los lectores. Por otro lado, como explica Adriana Laganis, fundadora de la librería ArteLetra, muchas editoriales extranjeras decidieron imprimir sus libros en Colombia debido al precio del Euro y a los bajos costos que garantizaba la legislación. Todos esos avances se podrían perder.
Para la DIAN, la decisión se justifica porque la reforma también elimina el impuesto para la equidad (CREE), que obligaba a todas las editoriales a pagar un 9 por ciento de sus utilidades para garantizar recursos para la educación y la salud. El impuesto a la renta supliría ese faltante, aunque las editoriales con más ganancias terminarían pagando más de lo que pagan hoy.
En la industria también creen que los impuestos van en contravía de algunas de las metas del gobierno en materia de lectura y de educación. “No habría coherencia en apoyar programas como Leer es mi cuento o Colombia la más educada, si por el otro lado obligan a aumentar el precio de los libros (dentro de los cuales están incluidos los textos escolares y universitarios)”, explica Gómez.
Pero el Ministerio de Cultura no está de acuerdo con esa afirmación, pues cree que es apenas justo que las editoriales que obtengan utilidades mayores a los 1.000 millones paguen impuestos. “Quien obtenga ganancias por esas sumas debe contribuir”, dicen en la entidad.
El lío de la devolución del IVA
Otra preocupación de las editoriales es que la reforma no incluyó a los libros en la lista de bienes que se benefician de la devolución bimestral del IVA (artículo 186), una entrada de recursos con la que muchas de estas empresas apalancan su producción.
Sin embargo, todo parece indicar que se trató de una omisión involuntaria, pues lo normal es que la mayoría de los bienes exentos del impuesto obtengan este beneficio. En la Cámara Colombiana del Libro incluso afirman que la DIAN se comprometió con ellos a que una vez comience la discusión de la reforma en el Congreso, incluirán nuevamente a los libros en la lista.
“Según nuestros cálculos, si la reforma pasa tal cual esta, el precio de los libros podría aumentar en un 18 por ciento. Pero si arreglan lo de la devolución bimestral, el incremento estaría solo entre un 10 y un 12 por ciento”, explica González.
Sin embargo, falta mucho para tener la versión definitiva. Muchos sectores ya están moviendo sus influencias para que los senadores y los representantes a la Cámara modifiquen algunas de las disposiciones que propone el gobierno. La discusión va a estar dura y la última palabra la tendrán ellos.