HISTORIA

Arte rupestre de Sutatausa, ¿una obra de los chamanes?

Es posible que esas muestras artísticas, y que son patrimonio cultural, fueran creadas por chamanes bajo los efectos del yagé.

Lina Niebles*
10 de septiembre de 2017
Es difícil establecer una fecha precisa de creación de estas pinturas porque no tienen componentes orgánicos para aplicar sobre ellas técnicas de datación. | Foto: Archivo particular

Algunos pensaron que Salvador Dalí fue una de esas mentes brillantes que utilizaba sustancias alucinógenas para crear su universo surrealista. Pero no fue así. En una entrevista publicada en el semanario francés L’Express aseguró que era el primer pintor LSD que no usaba LSD (la droga alucinógena tan común en los años sesenta). Se dice que otros artistas revolucionarios como Pablo Picasso sí recurrieron a ‘ayudas sensoriales’ como el opio, el hachís y la morfina para realizar sus obras, en este caso, mientras pintaba su famoso cuadro Las señoritas de Avignon (1907).

Dejemos Europa y regresemos a Colombia. Muy seguramente todos hemos escuchado del yagé (quizás usted, lector curioso, hasta lo haya probado). Esta planta se utiliza en los rituales indígenas ancestrales, genera alucinaciones y es usada por chamanes de diversas etnias del país. Algunos investigadores del arte rupestre, como Diego Martínez Celis, consideran que muchas de estas creaciones “quizás fueron hechas por las manos de especialistas chamánicos. Por su naturaleza abstracta, es probable que se trate de un lenguaje relacionado con estados alterados de la conciencia”.

Hagamos una parada en el arte rupestre. Estas manifestaciones además de ser rastros o imágenes grabadas en rocas por los humanos, pueden ser códigos culturales que se condensaron en las piedras (en Cundinamarca hay varios ejemplos, pero todavía no hemos llegado a esa parte del viaje). Hasta ahora no se ha podido esclarecer el significado de estos dibujos porque no hubo nadie que transmitiera ese conocimiento. Se desconocen las fechas exactas de creación, se cree que algunos pudieron haberse realizado en cualquier momento del poblamiento en Colombia –que se produjo hace más de 17.000 años–. Martínez explica que este arte “no puede fecharse con certeza porque las técnicas de datación solo registran lo orgánico, es decir, huesos, carbón y madera. El arte rupestre no tiene muestras de este tipo”.

Antes de seguir, repasemos las formas en las que pueden presentarse estas manifestaciones. Por un lado están los petroglifos, imágenes grabadas –al estilo cincel y martillo– en las superficies rocosas. El rayado, por su parte, crea imágenes grabadas a partir de una roca tallada que simulan haber sido trazadas con tiza roja. Por último, están las pictografías, pinturas realizadas sobre las piedras a través de minerales como el manganeso, arcillas y otros elementos animales y vegetales como sangre, huevos, grasas y colorantes. A partir de ellos y de minerales se preparaban las mezclas para dibujar con la yema de los dedos o ‘pinceles’ en las superficies. Mientras que Picasso utilizaba en sus dibujos toda la paleta de colores, las pinturas del arte rupestre se reducen generalmente al rojo, color que los grupos indígenas preparaban a partir de óxidos de hierro y cinabrio (mezcla de azufre y mercurio).

Hemos llegado

Ahora sí. La siguiente parada es el municipio de Sutatausa. Antes de desabrocharse el cinturón debe saber que aquí no hay ni grabados ni rayados, solo pinturas. Además, el arte rupestre de esta zona, y de Cundinamarca en general, se caracteriza porque los pigmentos van del negro al blanco, pasando por rojos ocre, naranjas y amarillos.

Se podría pensar que el arte rupestre prehispánico de Sutatausa se modificó con la llegada de los españoles. Varios expertos han encontrado representaciones de jinetes que se remontan a los siglos XVI y XVII y que podrían ser una referencia a los españoles. Eso significa que la conquista pudo hacer que la abstracción que caracterizaba al arte rupestre, que tal vez realizaban los muiscas, se perdiera. Martínez dice que “la teoría que predomina, desde hace más de 100 años, es que las pinturas las hizo este grupo indígena”.

Hemos llegado a nuestro destino y por eso debe saber que este municipio de Cundinamarca es una promesa debido a su patrimonio cultural: tiene la mayor cantidad de arte rupestre a nivel departamental, lo que se refleja en sus más de 100 rocas pintadas. En estas piedras, a pesar de no conocerse el verdadero significado de los dibujos, es común ver figuras geométricas como rombos, zig-zags y laberintos. Muy rara vez se identifican objetos de la naturaleza.

Recuerde que todo lo que se mencionó durante este viaje son las hipótesis más aceptadas por algunos expertos. Pero, más allá de lo que digan los especialistas, disfrute la travesía.

*Periodista de Especiales Regionales SEMANA.