Salud
A los fumadores les saldrá más cara cada cajetilla; conozca cuánto le costará y los detalles del proyecto de ley que sube impuestos al tabaco
La Comisión Tercera en la Cámara de Representantes, con una mayoría absoluta, aprobó el proyecto de ley con el que se piensa aumentar el impuesto al tabaco y crear un tributo para vapeadores y cigarrillos electrónicos.
A pesar de las fuertes presiones de la industria tabacalera, Colombia viene trabajando desde hace varios años para desincentivar el consumo y contrarrestar los efectos que tiene para la salud el uso de cigarrillos, especialmente en los más jóvenes.
En las últimas horas, la Comisión Tercera en la Cámara de Representantes, con una mayoría absoluta, aprobó el proyecto de ley con el que se piensa aumentar el impuesto al tabaco y crear un tributo para vapeadores y cigarrillos electrónicos.
En entrevista con SEMANA, Adriana Blanco Marquizo, jefe de la secretaría del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, advirtió que justamente el aumento de impuestos era una de las tareas pendientes en nuestro país, toda vez que se trata de “la medida individual más efectiva para disminuir el consumo; en especial en los jóvenes, que son la puerta de entrada al mundo del tabaco, y en personas con menores recursos, las que menos pueden enfrentar los problemas de salud que conlleva el tabaquismo”.
Es que, se trata de un problema de salud pública: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cerca de 8 millones de personas mueren al año por el consumo de tabaco.
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En ese sentido también se pronunció la representante Carolina Giraldo Botero, autora del proyecto de ley que cursa actualmente: “El lobby de las tabacaleras fue muy fuerte y lo que está demostrando el Congreso es que está por encima de esos intereses particulares y que hoy, desde todas las bancadas, podemos decirle al país que nos importa la salud pública de los colombianos”.
Así las cosas, de avanzar este proyecto y convertirse en ley, el tributo de los cigarrillos, que actualmente equivale a $2.800 por cada cajetilla de 20 unidades, pasará a $8.400. En la práctica, el precio final de cada cajetilla estaría cerca de los $17.000.
El panorama en Colombia
En opinión de Adriana Blanco Marquizo, “Colombia cuenta con buenas medidas para reducir la demanda, como la regulación de espacios libre de humo, la eliminación total de publicidad, promoción y patrocinio. Y tiene algunas áreas donde aún puede avanzar, como el tema de advertencias sanitarias: la parte gráfica de las mismas debe ser más grande. Incluso, considerar el etiquetado genérico que varios países han adoptado para disminuir el atractivo de las cajetillas para los jóvenes”.
Sin embargo, Blanco Marquizo admitió que como suele suceder en muchos otros países alrededor del mundo, el lobby de la marcas tabacaleras sigue siendo fuerte justamente para evitar que se aumenten los impuestos a este producto.
“La industria tabacalera no se da por vencida por tratar de mantener su fuente de ingresos (...) Sigue con sus mismas estrategias tratando de minar cualquier esfuerzo del control del tabaco. Porque, por más que diga que quiere ser parte de la solución, no puede lograrlo. Su objetivo es ganar dinero. Y para hacerlo tienen que vender productos malos para la salud. Por tanto, nunca habrá una solución que le sirva a la industria y a la salud pública al mismo tiempo. Ellos no son parte de la solución, son parte del problema. Ellos crean el problema y lo mantienen”.
La experta agrega que los embates de la industria tabacalera “están siendo cada vez más fuertes e incluso atacan a organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el control del tabaco, mediante unos grupos de fachada que defienden intereses de la industria, tratando de desacreditarlas dentro del país y poner a la opinión en su contra. La OMS quiere evidenciar que la industria está atacando a quienes están trabajando por la salud pública”.
¿Y los vapeadores?
Ahora bien, pese a que la aprobación del proyecto de ley con el que se piensa aumentar el impuesto al tabaco constituye una buena noticia, existe aún la necesidad urgente de crear un tributo para los vapeadores y los cigarrillos electrónicos. En la actualidad, los fabricantes de este tipo de productos no pagan ningún impuesto y sus principales usuarios son niños entre 12 y 17 años.
El tema reviste una inmensa preocupación entre la comunidad médica en Colombia, especialmente del área de pediatría.
De acuerdo con el neumólogo pediatra Carlos Andrés Bonna, es preocupante que estos productos se comercializan en Colombia sin ningún tipo de restricción y sin una regulación que advierta sobre sus efectos nocivos. Tal como lo explica este experto de Sánitas, aunque no se conocen con exactitud los ingredientes y cantidades que contienen los vapeadores, sí se sabe que “poseen 20 veces más nicotina que la que puede tener un cigarrillo convencional”.
Porque no es cierto, dice, “que estén libres de esta sustancia como los venden en ciertos lugares. Es un total engaño frente a un producto del que existen más de 700 sabores y 500 tipos de presentaciones, que hacen que su comercialización esté desbordada en el mundo”.
De ahí que sus efectos lleguen a ser tan graves: “En estudios hechos en Estados Unidos, se ha evidenciado que los jóvenes, cuyo cerebro se desarrolla hasta los 25 años, presentan varios síntomas producto de la dependencia, como dejar de comer, dejar de hacer actividad física y tener dificultades de concentración, sin contar con los graves daños a nivel pulmonar, cardiovascular, estomacal y hasta bucal”.
La alerta también la enciende Germán Díaz, coordinador contra el tabaquismo, Sean, similares y medioambiente de la Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía del Tórax.
Tal como lo explica a SEMANA, se han divulgado estudios con animales que dan cuenta de los daños que ocasionan los vapeadores en varias áreas del organismo: desde infarto agudo hasta delicadas enfermedades cerebrovasculares, pasando por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (inflamación de los pulmones), crisis asmáticas, diferentes tipos de cáncer (renal, testicular y de próstata) y afectaciones en la salud bucal (úlceras y periodontitis).
“También se ha demostrado que en algunos casos las baterías de estos aparatos pueden estallar, generando lesiones graves en la ingle, las manos y la boca de los consumidores”, asegura Díaz.
A juicio de ambos expertos, el consumo de los vapeadores o cigarrillos electrónicos está rodeado de mitos y mentiras: que no contienen nicotina, que no generan dependencia, que sirven para dejar de fumar. Todo eso es falso, dicen enfáticos.
“Pero, el asunto es que, como no están regulados, no se conocen a ciencia cierta todos sus componentes. Solo que existen muchas variedades y sabores que los hacen atractivos para los adolescentes y los jóvenes, que los compran sin ninguna restricción y por bajos precios. Por eso, muchas veces ni siquiera los padres de familia se dan cuenta de que los hijos los consumen: no solo no huelen mal, sino que tienen la apariencia de una USB y hasta creen que los muchachos lo que están es estudiando”, asegura el neumólogo Germán Díaz con preocupación.