Salud
Ayuno intermitente: estudio a gran escala mostró sus beneficios para la salud
La investigación se viene realizando desde octubre del 2022 e incluyó a más de 200.000 personas.
Un estudio a gran escala sobre el ayuno intermitente que fue lanzado en Reino Unido por la empresa especializada en ciencias de la salud ZOE, que ha sido reconocida por recoger datos de miles de personas sobre los síntomas más comunes de la covid-19, ha empezado a dar sus primeros resultados.
Este 2 de marzo ZOE reveló los primeros hallazgos que hizo tras recoger los datos entregados por más de 100.000 personas que implementaron la técnica del ayuno intermitente, en un experimento comunitario que lleva el nombre de El Gran Estudio IF (por las siglas de ayuno intermitente en inglés).
Los resultados que publicaron directamente en su página web se recogieron hasta principios de febrero de este año. Si bien señalaron que se trata de datos preliminares, lo cierto es que las cifras ya empiezan a mostrar tendencias.
Para empezar, recordaron que ya se ha acumulado evidencia científica de que la técnica del ayuno intermitente puede traer beneficios para la salud. Entre otras cosas, citaron la posibilidad de mejorar los niveles de colesterol en la sangre y ayudar a controlar los niveles de azúcar. Incluso puede ayudar a perder peso a las personas que lo requieren.
Tendencias
“Aunque estos primeros hallazgos son prometedores, hasta El Gran Estudio IF, la mayor parte de la investigación solo había reclutado grupos bastante pequeños de personas. Además, estos estudios tendieron a centrarse en personas con enfermedades crónicas en lugar de la población general”, señaló ZOE a través de una nota de prensa.
Si bien hay muchas estrategias para practicar el ayuno intermitente, los científicos de ZEO prefirieron enfocarse en la técnica de alimentación con restricción de tiempo, que cambia el tiempo que hay entre las comidas, pero no afecta la porción de las comidas o la cantidad de calorías que consumían los participantes del estudio.
Por ello, el pedido que les hicieron a los participantes del estudio fue comer con un período de 10 horas de por medio, sin importar la hora. La idea era que pasaran 10 horas entre el primer bocado que probaban en el día y el último bocado.
En otras palabras, si una persona había desayunado sobre las 7 a.m., debía tener su última comida del día a las 5 p.m. En ese intervalo, los participantes solo podían consumir bebidas como agua, café y té negro.
Si bien en la primera semana del estudio las personas comieron con total normalidad, durante dos semanas seguidas consumieron sus alimentos con el intervalo de las 10 horas.
Los curiosos resultados
Aunque los datos que se recogieron correspondieron a 100.000 personas, cera de 37.553 individuos completaron los requisitos de comer normalmente durante la primera semana y hacer el ayuno intermitente durante las siguientes 3 semanas.
“16 semanas después, más de 5.000 de estos colaboradores siguen comiendo en sus ventanas de 10 horas porque les encantó”, indicó ZOE, que advirtió que también registró algunos cambios psicológicos entre los participantes.
“En promedio, las personas experimentaron un aumento del 9 % en el estado de ánimo y un aumento del 18 % en la energía, en comparación con su línea de base antes de comenzar el IF. Otros síntomas relacionados con el estado de ánimo, como sentirse nervioso, también mejoraron durante la IF. Y hubo una reducción del 4% en la sensación de hambre”, apuntó ZOE.
Y señalaron que aquellos que decidieron continuar con la estrategia después de las dos semanas límite siguieron experimentando los beneficios.
También señalaron que hubo mejoras en las salud intestinal. Por ejemplo, indicaron que el 64 % de las personas que tenían hinchazón en el intestino sintieron que sus síntomas mejoraron. Vale decir, sin embargo, que no todos los efectos del ayuno intermitente fueron positivos. Los participantes también tuvieron oportunidad de referirse a algunos efectos adversos de esa técnica.
“También vimos un aumento en los dolores de cabeza. Estudios anteriores han detectado este vínculo entre los dolores de cabeza y el ayuno. No hay certeza de por qué existe esta relación, pero las teorías incluyen niveles bajos de azúcar en la sangre y deshidratación”, concluyó ZOE.
Para cerrar, indicaron que siguen haciendo análisis de los datos que tienen a la mano y señalaron que esperan publicar los resultados en una revista científica en los próximos meses.