Salud
Científicos confirman efectividad de medicamento para pacientes con depresión severa
Se trata de un fármaco que en la actualidad se usa como anestésico en varios países.
Aunque durante los últimos años la ciencia ha avanzado bastante en la búsqueda de tratamientos efectivos para trastornos mentales como la depresión, aún se presentan casos de pacientes que no responden bien a las recetas tradicionales.
Por ello, se siguen llevando a cabo nuevas investigaciones que tienen el fin de encontrar alternativas para estas personas. Recientemente, se conoció un estudio científico sobre el tema, el cual se publicó en la prestigiosa British Journal of Psychiatry y fue realizado por expertos de la Universidad de Nueva Gales del Sur de Sydney, Australia (UNSW, por su sigla en inglés).
Su objetivo era encontrar si un fármaco conocido como ketamina era útil para tratar a los pacientes con depresión que no han respondido bien a otros tratamientos. Una de las características del principio activo que usaron en el estudio era que se trataba de una “versión de bajo costo”, según lo dio a conocer la UNSW en un comunicado de prensa.
Vale decir que la ketamina en la actualidad es usada ampliamente como anestésico, aunque en algunos países ya ha empezado a incluirse en algunos tratamientos contra la depresión.
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Los investigadores analizaron cuáles eran los efectos del tratamiento en pacientes que recibían dos inyecciones cada semana. Así, encontraron que uno de cada cinco participantes logró “la remisión total de sus síntomas” después de recibir el tratamiento durante un mes. Mientras tanto, un tercio de los individuos mostraron una mejora en al menos el 50 % en los síntomas al cabo del mismo período.
“Para las personas con depresión resistente al tratamiento, es decir, aquellos que no se han beneficiado de diferentes modos de terapia de conversación, antidepresivos comúnmente recetados o terapia electroconvulsiva, una remisión del 20 por ciento es bastante buena”, aseguró la investigadora principal, la profesora Colleen Loo, citada en el comunicado de la UNSW.
“Descubrimos que en este ensayo la ketamina era claramente mejor que el placebo: el 20 % informó que ya no tenía depresión clínica en comparación con solo el 2 % en el grupo del placebo. Esta es una diferencia enorme y muy obvia y trae evidencia definitiva al campo que solo tuvo ensayos anteriores más pequeños que compararon la ketamina con el placebo”, agregó la autora.
Según explicó la universidad en su comunicado de prensa, los investigadores inicialmente buscaron a 179 personas que habían sido diagnosticadas con depresión y no respondían bien al tratamiento tradicional. Luego, las dividieron en dos grupos: a unas les aplicaron la ketamina genérica, mientras que a otras simplemente les inyectaron un placebo.
Como la ketamina causa efectos “disociativos”, los pacientes debían permanecer en las clínicas donde les suministraban la inyección durante dos horas. A los participantes les pidieron evaluar su estado de ánimo tanto al final del ensayo como un mes después de recibir el tratamiento.
“Como ensayo doble ciego, ni los participantes ni los investigadores que administraron el medicamento sabían qué pacientes recibieron ketamina genérica o placebo, para garantizar que se minimizaran los sesgos psicológicos. Es importante destacar que se eligió un placebo que también produce sedación, para mejorar el enmascaramiento del tratamiento”, indicó la UNSW.
Una de las características claves de la investigación fue que sus conclusiones podrían tener implicaciones en los sistemas de salud de distintos países, pues encontraron que se trata de un tratamiento asequible para tratar la depresión.
Esto se debe a que usaron ketamina genérica y no el aerosol nasal de S-ketamina que tiene una patente vigente y se usa en la actualidad en países como Australia.
“Mientras que la S-ketamina cuesta alrededor de 800 dólares por dosis, la ketamina genérica es una mera fracción de eso, cuesta tan solo 5 dólares, según el proveedor y si el hospital la compra al por mayor. Además del costo del medicamento, los pacientes deben pagar la atención médica que reciben para garantizar que su experiencia sea segura”, concluyó la universidad.