Salud
¿Cuál es la diferencia entre la gastritis y el colon inflamado?
Es recomendable acudir al médico ante cualquier síntoma sospechoso para realizar estudios y obtener un diagnóstico preciso.
Las afecciones gastrointestinales pueden afectar a cualquier persona en algún momento de su vida. Si bien no todas son graves, es conveniente aprender a identificar los síntomas para conocer la naturaleza del malestar.
Dos enfermedades de esta categoría que son bastante comunes son la gastritis y el síndrome del colon irritable, el cual puede causa inflamación en los intestinos. En vista de que comparten algunos síntomas, es conveniente acudir a un profesional de la salud para recibir un diagnóstico preciso.
Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica e investigación médica, reseña que el síndrome de colon irritable es un trastorno frecuente que afecta el estómago y los intestinos, que en conjunto forman el tracto gastrointestinal.
“Algunos de los síntomas son cólicos, dolor abdominal, hinchazón abdominal, gases y diarrea o estreñimiento (o ambos). El síndrome de colon irritable es una afección crónica que debe controlarse a largo plazo”, detalla la fuente consultada.
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Adicionalmente, indica que solo una pequeña cantidad de personas con síndrome de colon irritable tiene síntomas graves. En ese orden de ideas, señala que algunas personas pueden controlar los síntomas con cambios en la alimentación, el estilo de vida y el nivel de estrés.
Los síntomas del síndrome de colon irritable varían, aunque generalmente persisten durante un tiempo prolongado. Los más comunes incluyen:
- Dolor, calambres o hinchazón en el abdomen relacionados con la evacuación intestinal.
- Cambios en el aspecto de las deposiciones.
- Cambios en la frecuencia con la que se hacen las deposiciones.
Respecto a los síntomas que configuran un cuadro del síndrome con mayor gravedad, Mayo Clinic relaciona los siguientes:
- Pérdida de peso.
- Diarrea nocturna.
- Sangrado rectal.
- Anemia por deficiencia de hierro.
- Vómitos inexplicables.
- Dolor que no se alivia al expulsar gases o en la evacuación.
En caso de experimentar los síntomas descritos previamente, lo más recomendable es acudir a un profesional de la salud para recibir tratamiento especializado.
Diferencias entre gastritis y colon inflamado
La enciclopedia médica MedlinePlus expone que la gastritis ocurre cuando el revestimiento del estómago resulta hinchado o inflamado. Ahora bien, esta afección La puede durar solo por un corto tiempo (gastritis aguda) o puede perdurar durante meses o incluso años (gastritis crónica).
“La gastritis y la gastropatía son afecciones que afectan el revestimiento del estómago, también conocido como mucosa. Cuando hay gastritis, el revestimiento del estómago está inflamado. Cuando hay gastropatía, el revestimiento del estómago está dañado, pero hay poca o nada de inflamación presente”, precisa el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés).
En cuanto a cómo se evidencia la gastritis, el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos recoge que muchas personas con la afección no tienen síntomas, aunque algunas señales incluyen inapetencia, náuseas, vómitos y dolor en la parte superior del vientre o el abdomen.
También existen escenarios en los que la gastritis causa sangrado del revestimiento del estómago. De ser el caso, los síntomas pueden incluir:
- Heces negras.
- Vómitos con sangre o material con aspecto de café molido.
En conclusión, el colon inflamado es apenas uno de los síntomas asociados a la gastritis y el síndrome de colon irritable. Otras señales de alerta que suelen venir en compañía de estas condiciones son las náuseas, los vómitos y el dolor abdominal. No obstante, se trata de afecciones diferentes que requieren tratamiento especial, según la condición del paciente.
Por esta razón, lo más recomendable es acudir a un médico de confianza para llevar a cabo los estudios necesarios que permitan establecer un diagnóstico exacto. De esta manera, el profesional de la salud podrá direccionar hacia un tratamiento efectivo, que garantice el bienestar y recuperación paulatina de sus pacientes.
Así mismo, vale la pena adoptar ciertos hábitos que podrían contribuir en el proceso, como la adopción de una dieta balanceada y evitar aquellos alimentos que desencadenen los síntomas.