Entrevista
Director del Invima reveló por qué el Gobierno no ha recibido contenedores de medicamentos para frenar la escasez
En entrevista con SEMANA, Francisco Rossi también se refirió a las declaraciones que ha hecho sobre el papel de las EPS en el desabastecimiento.
En las últimas semanas, el país ha estado en vilo por cuenta de los reportes que distintos actores del sistema de salud han hecho sobre la escasez de medicamentos.
Ante esta coyuntura, el director del Invima (e), Francisco Rossi, habló con SEMANA y explicó por qué el Gobierno ha descartado la posibilidad de recibir contenedores de medicamentos, como lo dijo durante un debate de control político en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes.
SEMANA: ¿a qué se refería cuando dijo que había personas que le ofrecían al Gobierno traer medicamentos a Colombia? ¿El Ministerio de Salud ha descartado recibir medicamentos de vendedores específicos?
Francisco Rossi (F. R.): si después de haber escuchado durante meses que estamos estudiando caso por caso y producto por producto en el contexto nacional e internacional, alguien cree que esto se podía resolver mínimamente trayendo un par de contenedores de medicamentos comprados, donados o como fuera, no ha entendido nada. O no ha querido oír nada.
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¿Cuál es el problema con el desabastecimiento? Hay una enorme cantidad de circunstancias, algunas estructurales, otras coyunturales. Lo que hemos aprendido en la mesa de concertación que el Ministerio de Salud está citando cada semana o cada dos semanas con todos los actores es que cada producto necesita un análisis cuidadoso, un análisis juicioso.
SEMANA: es decir, ¿sí ha habido empresas que han ofrecido enviar medicamentos a Colombia a precios bajos?
F. R.: por supuesto, hay vendedores de medicamentos en todas partes, que compran un contenedor en la China, que compran un contenedor donde usted quiera y que se lo van a vender a cualquier país que se lo pueda comprar. Son oportunistas porque saben perfectamente que esto es una venta.
SEMANA: usted dijo que esos oferentes identificaban que había medicamentos desabastecidos para venderlos. ¿Los identifican y se los ofrecen?
F. R.: por supuesto, y son vendedores que van a comprar lo que sea en cualquier parte porque es una oportunidad de negocio. No es una solución al problema.
SEMANA: ¿por qué consideran que no es una solución al problema?
F. R.: porque se tiene que mirar caso por caso. Por ejemplo, tenemos el caso de las inmunoglobulinas, hay escasez en el mundo entero. Nadie va a ofrecer un contenedor con inmunoglobulinas. De la lista que tenemos, él me va a ofrecer 14 productos que consiguió en una llamada en cualquier parte. No, pero mi problema es el de inmunoglobulinas. El problema de esos medicamentos es que no hay en el mundo entero y los poquitos que hay los están vendiendo en los países que tienen más capacidad de compra.
SEMANA: el representante a la Cámara Víctor Salcedo mostró en un debate de control político que los reportes de medicamentos agotados por más de 30 días habían aumentado en los últimos meses. ¿Ustedes tienen esos datos? ¿Se parecen a lo que presentó él?
F. R.: sí, y es un movimiento permanente. Hay una particularidad de lo que nos está pasando en el mercado colombiano, que lo hemos querido llamar la ‘maraña de la contratación’ en un sistema de salud muy fragmentado, que es en el fondo otro problema de la lógica del mercado.
¿Qué es lo que tenemos? Hay un hospital con dificultades financieras, como todos los hospitales, para adquirir medicamentos. Hace un pedido, se lo surten y no tiene con qué pagarlo, pero tiene que seguir comprando medicamentos. Se los compra a un segundo proveedor, a un mayorista. A ese segundo proveedor le puede pagar parcialmente; pasa a un tercer proveedor, pero los proveedores no son muchos. Eso en la gestión comercial se llama pedalear, el bicicleteo. Yo paso de uno a otro y hay un día en el que no me venden. Y no me venden por varias razones, la primera es porque no soy buen pagador.
¿Qué hace el Ministerio de Salud para resolver el problema de todas esas malas historias de pago y de relaciones comerciales entre los distintos actores? ¿Tiene que asumir la responsabilidad por el comportamiento de los actores en el mercado? Pues la respuesta de todo el mundo es que no y que, además, no se vaya a meter, porque un Ministerio tratando de vigilar todos los contratos y todas las transacciones, Dios nos libre.
SEMANA: ¿ese problema que usted menciona se está presentando con más frecuencia que antes? ¿O por qué estamos viendo que hay más reportes de escasez de medicamentos?
F. R.: si usted usa un numerador o un denominador distinto puede generar un poco la imagen de que el problema está muchísimo más grave que hace media hora, tres meses o tres años. Hemos tenido problemas mucho más graves, los tuvimos durante la pandemia, y se han ido resolviendo de distintas maneras.
Hay uno que en este momento a nosotros nos preocupa mucho, no es fácil de intervenir y estamos conversando mucho qué podemos hacer. Es un problema de mercado y es que los medicamentos los producen empresas que tienen ánimo de lucro y esa es la dinámica del mercado farmacéutico en Colombia y en el mundo. Cada uno de estos productores elige un producto para el cual quiere tener un nicho y trata de vender todo lo que fabricó. Esa es su tarea.
Antes teníamos la lista de medicamentos del POS, que luego se llamó el Plan de Beneficios en Salud (PBS). Eso tuvimos durante mucho tiempo. Por una presión de las tutelas y mucho lobby de la industria farmacéutica, hoy todo está incluido, todo se paga con recursos públicos. Eso significa que si hay un médico y lo convencieron de que un producto es bueno, lo receta y el dispensador lo tiene que entregar en cualquier lugar donde esté. Y esto es con cada médico, con cada ciudad. No hay sistema logístico que permita que eso funcione.
SEMANA: ¿han identificado otras causas distintas a las lógicas de mercado?
F. R.: por supuesto, hay problemas de materia prima. Hay materias primas que por razones tecnológicas, por la pandemia o por la guerra en Ucrania no se consiguen o son muy escasas y se van primero al que paga más. Y no son pocos los casos. Todo el mundo los está tratando de resolver de manera gradual.
Hay ciertos productos que, por no tener mercado, se habían abandonado hace mucho tiempo, malaria, tuberculosis, enfermedades de los países en desarrollo, enfermedades de los países pobres. Esas patologías no tienen respuestas porque no vale la pena meterle plata a eso.
SEMANA: en unas declaraciones que usted hizo durante un taller sobre medicamentos se refirió a la responsabilidad de las EPS en esta coyuntura. Luego, en el Congreso dijo que hay que acabar con la polarización. ¿Qué fue realmente lo que quiso decir?
F. R.: en el debate al que fuimos al Congreso se nos olvidó mencionar que el Invima estaba ahí para explicar que estaba tratando de resolver los problemas que tuvieran que ver con trámites. En todo ese debate, y especialmente en el del Congreso, la conclusión final es que este problema es multicausal, hay que evaluar caso por caso y solo se va a resolver si lo sacamos de las polarizaciones.
La última persona que habló, que fue la doctora Paula Acosta, de Acemi, presentó una propuesta de diez opciones en las que tenemos que trabajar para resolver los problemas por grupos de causa. (Usó) una frase que no nos hemos cansado de repetir y no sé qué vamos a tener que hacer para que esto coja fuerza: no resolvemos estos asuntos, si no nos centramos en los pacientes que necesitan una respuesta inmediata y práctica, y nos olvidamos de la polarización.
En dos semanas, yo creo haber dicho en este debate medio millón de frases y con cualquiera de esas frases usted puede armar la pelea que quiera.
SEMANA: ¿y cuál cree que sea el papel de las EPS en toda esta discusión?
F. R.: en ese momento, la situación de la polarización era que las EPS, y especialmente la participación de otros actores, apuntaba a generar la idea de que el Ministerio de Salud era el que estaba provocando una escasez artificial de productos para defender su tesis de que este sistema tenía que cambiarse completamente, que no es algo que haya dicho el Ministerio. Se sugirió ese planteamiento político, totalmente político y polarizador.
¿A eso cómo respondimos? Al final, las EPS están recibiendo recursos por adelantado (para) los medicamentos que están en la UPC (Unidad de Pago por Capitación), entonces ya están pagados. Por eso, entre otras cosas, el que crea que los podemos traer en un contenedor no se imagina el lío jurídico y práctico que hay que enfrentar, porque eso ya está pagado y entonces hay que quitar la plata de la UPC para pagar el contenedor, para traerlo...
Pero el argumento era ese, que las EPS ya han recibido unos recursos para cumplir unas obligaciones que están en los planes de beneficios y que, si hay algún problema, es por incumplimiento de las EPS. Eso se dice en el esquema de la polarización: si usted me muerde, yo lo muerdo.
Esa frase, después de una hora de un taller en el que explicamos que estos medicamentos tienen un problema y estos otros otro problema, termina siendo un poco muy triste. Duramos una hora en ese taller, duramos dos horas o tres en el Congreso, el Ministerio había sacado varios comunicados de prensa diciendo que no polaricemos. Hemos estado haciendo lo posible para sacar esta discusión y que no termine reduciéndose a quién es el malo en esta película.
SEMANA: ¿entonces usted no considera que las EPS tengan esa responsabilidad en la escasez de medicamento? ¿O sí?
F. R.: a ver, en términos absolutamente teóricos, todas las EPS han recibido los recursos para prestar los (servicios) que están en el Plan de Beneficios en Salud y los tienen que prestar en las condiciones que tenemos. Parte del escenario es la escasez de medicamentos. Ahora, lo tienen que hacer, en el marco de todos los problemas que estamos discutiendo de la escasez.
Por supuesto que las EPS reciben unos recursos para entregarle a todo el mundo todo lo que esté en el Plan de Beneficios, eso es indiscutible, ese es el diseño del sistema de salud. (Pero) a nadie se le puede pedir lo imposible: yo necesito penicilina, penicilina no hay. Entonces, ¿de quién es la culpa? ¿Del Ministerio de Salud que está generando escasez para que queden mal las EPS? ¿O es de las EPS que no están cumpliendo su deber? El problema de la escasez de penicilina es que no hay penicilina. Saquemos el debate de esas frases sueltas, que estaban fuera de un contexto largo.
SEMANA: hablemos de las soluciones. Muchos de los problemas el Gobierno los relaciona con las dinámicas del mercado y es algo difícil de regular. ¿Qué se está proponiendo?
F. R.: este no es un problema de regulación. Hay unas regulaciones, nos estamos moviendo dentro de ellas y eventualmente habrá que hacer unos ajustes en la política de precios y en otros asuntos. Estamos haciendo ajustes en la forma en la que movemos las solicitudes de registro y las actividades del Invima. Pero esto no es un problema de regulación, es un problema para el cual lo que estamos haciendo es sentar a los actores para que entre todos miremos quién puede aportar a la solución y quién no. Al final, todo el mundo va a presentar la información de que dispone y a tratar de buscar soluciones. Y eso es lo que estamos haciendo producto por producto, caso por caso. Hay algunos casos en los cuales el problema es de grupo, otros en los que se llega a la conclusión de que los medicamentos genéricos tienen mala imagen, mala propaganda y lo que tenemos que hacer es campañas de promocion.
SEMANA: hay sectores que han dicho que no se han hecho suficientes reuniones para enfrentar el problema de la escasez de medicamentos...
F. R.: se han hecho diez grupos (de medicamentos) y se han ido resolviendo los problemas de 10, 20 o 30 productos por caso. Hay algunos productos en los cuales la solución no toma una sola reunión. Pero siempre habrá alguien a quien le parezca que (las reuniones) no son suficientes.
SEMANA: en el debate de control político dijeron que había cerca de 21.000 trámites atrasados en el Invima. Usted contestó que había bastantes, pero que habían bajado a 18.000. ¿Por qué llegamos a esos número tan altos y qué se está haciendo para agilizar esos procesos?
F. R.: hay varias causas, pero no tienen que ver con el desabastecimiento. Los trámites en el Invima son lentos, son complejos porque son muchas las variables y porque hemos tenido problemas con los sistemas de información. Tuvimos dos ciberataques y el Invima tiene un esquema para resolver las solicitudes de registro que hace que sea lento. El registro sanitario de medicamentos es lento en el mundo entero. Aquí habíamos hecho un esfuerzo para poner unos tiempos límites y no ha sido posible mantenerlos.
Que tengan que ver con desabastecimiento, identificamos más de 400 (trámites), los cogimos uno por uno y ya están resueltos.
SEMANA: ¿es decir que hoy ya no hay ni un trámite represado que tenga que ver con desabastecimiento?
F. R.: todo tiene su siguiente cara, su siguiente dimensión. Hay otra buena cantidad de trámites, que vamos como en 600 y tantos, que tienen que ver con productos que alguna vez han aparecido en una lista de desabastecimiento. Pueden ser trámites que tengan que ver con un cambio de titular o de cualquier otra naturaleza que no tenga que ver o que no esté explicando el desabastecimiento, pero para aprovechar la coyuntura de que hay un escándalo de desabastecimiento (hay personas que dicen) ‘yo sí quiero que me agilicen mi trámite’. Y lo vamos a agilizar, pero no son productos en los cuales la causa del desabastecimiento sea el trámite en el Invima. Sin embargo, los vamos a resolver.
SEMANA: ¿pero se han presentado situaciones de desabastecimiento o de escasez que tengan que ver con trámites del Invima?
F. R.: los 400 y tantos que habíamos identificado ya no son un problema, los resolvimos uno por uno.
SEMANA: ¿entonces esa demora sí estaba generando desabastecimiento?
F. R.: en algunos trámites, claro que sí. ¿En qué sentido? Hay un producto para el cual hay cuatro proveedores, uno de ellos tiene un problema de registro, un problema con un trámite, y eso representa cerca del 25 % de la oferta y ese trámite sí estaba generando por lo menos una escasez. Y esos lo resolvimos. ¿Quedan algunos productos? Yo creo que sin duda quedan algunos pocos en los cuales el problema no es solo el trámite en el Invima, sino la materia prima o un cambio en la tecnología del empaque, en fin.
Pero en estos momentos, los trámites del Invima no son los causantes de la escasez, que fue uno de los argumentos que se quiso presentar durante mucho tiempo.
SEMANA: ¿en qué medicamentos y en qué grupos de medicamentos están identificando los problemas más graves de desabastecimiento en Colombia?
F. R.: tenemos muchos productos como acetaminofem, los medicamentos para hipertensión, los hipolipemiantes, que hay mucha oferta, pero ahí lo que tenemos es problemas con la fragmentación del mercado, con la maraña de contratos y este tipo de cosas que se van a tener que resolver de otra manera y vamos a tener que hacerlo por otras vías.
Y nos quedan unas listas de productos de los que son escasos internacionalmente, algunos productos para epilepsia que son muy sensibles y en los cuales hay problemas de escasez global.
Tenemos problemas con productos que no son rentables, o más bien, que tienen alternativas más rentables y menos competidas, y que van saliendo del mercado porque no hay interés en producirlos y necesitamos identificar cómo hacerlo.
Y hemos mencionado mucho que hay unos productos que nadie ofrece porque no son rentables para malaria, tuberculosis, chagas, este tipo de patologías tropicales. La ministra (Carolina Corcho) ya firmó un convenio con la Universidad de Antioquia para producción pública de medicamentos estratégicos.
SEMANA: hay casos muy difíciles relacionados con los pacientes de trastornos mentales que no están consiguiendo medicamentos. ¿Qué han identificado en ese sentido?
F. R.: en esos casos son el mismo tipo de problemas y con muchos son problemas de mercado. Incluso hubo una sesión específica sobre medicamentos para salud mental en la que se identificó que había varios productos en una lista que había sido publicada en diversos medios de comunicación. Finalmente, quedaban dos productos en los cuales había cierta escasez, no desabastecimiento, para los que se estaban haciendo reuniones con los proveedores.