Salud
¿Dormir la siesta puede causar obesidad? Esto dice la ciencia
Tomar siestas largas o cortas puede tener distintos efectos en la salud.
Si bien el sueño es una necesidad para el organismo y tiene múltiples efectos positivos para la salud, hay cada vez más evidencia científica sobre los impactos negativos de dormir demasiado o a horas inadecuadas.
Una investigación reciente publicada por la revista científica Obesity se preocupó por establecer cuáles podían ser las repercursiones de tomar distintas siestas. Para lograrlo, los autores del estudio consideraron que una siesta larga era de más de medida hora y una corta era de 30 minutos o menos.
De acuerdo con los autores del artículo, la siesta es una práctica común en varios países que en ocasiones se usa para reponerse del sueño insuficiente. No obstante, advirtieron que la relación entre las siestas y la salud del metabolismo en el organismo aún requiere mayores investigaciones.
En la metodología de su estudio los científicos advirtieron que los individuos que fueron analizados eran mediterráneos, pues culturalmente tienen la costumbre de tomar siestas a lo largo del día. En total, analizaron los datos de 3.275 personas adultas. Estos individuos tenían entre 18 y 65 años, el 78 % eran mujeres y el 87,4 % tenía un diagnóstico de sobrepeso u obesidad.
Tendencias
Una vez les preguntaron por sus hábitos, identificaron que el 35 % de las personas que entraron en la población de la investigación tomaban siestas a diario. Un 16 %, además, tomaban siestas largas.
Los resultados de la investigación mostraron que las personas que tenían siestas más largas mostraban valores más altos de varios indicadores que se asocian a la obesidad, como mayores valores en el índice de masa coporal (IMC, que mide cuánto pesa una persona en comparación a su estatura), la circunferencia de la cintura, los niveles de azúcar en la sangre antes del desayuno, la presión arterial y mayor prevalencia de Síndrome metabólico.
Mientras tanto, los investigadores encontraron que los participantes en el estudio que tomaban siestas de menor duración tenían menos probabilidades de presentar una presión arterial sistólica alta (que mide la presión del corazón cuando se contrae y luego bombea la sangre) en comparación a las personas que no tomaban siestas de ningún tipo.
En otras palabras, el estudio muestra que las siestas cortas pueden ser mejores para la salud que las siestas largas.
También identificaron que las personas que tomaban siestas largas y además fumaban más y con mayor frecuencia podían presentar un IMC hasta 12 % más alto.
“De manera similar, los retrasos en los horarios de sueño y alimentación nocturnos y una mayor ingesta de energía en el almuerzo (la comida que precede a la siesta) mediaron la asociación entre un IMC más alto y siestas más largas en un 8%, 4% y 5%” respectivamente, según explicaron los investigadores.
Y sostuvieron que, pese a lo que se creería, el hecho de tomar la siesta en una cama o en un sofá también tiene repercusiones distintas en la salud. “La siesta en la cama (vs. sofá/sillón) mostró una tendencia a mediar la asociación entre siestas largas y una presión arterial sistólica más alta (en un 6%)”, explicaron los autores del estudio.
Así mismo, señalaron que si bien el tiempo de la siesta puede aumentar las probabilidades de desarrollar obesidad, también hay otros factores que median en esta asociación.
“Los resultados requieren(mayores) estudios para investigar si las siestas cortas son recomendables sobre siestas largas, especialmente en individuos con comportamientos que median la asociación entre siestas largas y obesidad, como comidas y horarios de sueño retrasados, o en aquellos que fuman. Además, se necesitan estudios para evaluar si una ingesta calórica más baja en el almuerzo disminuye los efectos nocivos de las siestas prolongadas sobre la obesidad y la presión arterial sistólica”, advirtieron los investigadores en el estudio.