Salud
¿Es cierto que tener senos grandes aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama?
Hay un concepto fundamental, densidad mamaria, que puede influir en el diagnóstico.
Cada año en el mundo alrededor de 2,2 millones de mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama. Las historias dolorosas y de superación, además del llamado de entidades y sobrevivientes para diagnosticarlo a tiempo, hacen que el nombre de la enfermedad sea más conocido.
Aun así, en materia de esfuerzos, no es suficiente cuando también hay mucho desconocimiento que lleva a repetir el patrón de diagnósticos tardíos y tratamientos que no logran un desenlace esperado. En simultáneo a esta realidad, también desde la ciencia se avanza y se hallan nuevas pistas de la enfermedad.
Por ejemplo, el concepto de densidad mamaria (DM) se ha escuchado más al hablar de este cáncer porque se ha encontrado aumento de probabilidad de la enfermedad si se tiene una DM elevada. Para iniciar, un estudio publicado en la revista médica Journal of the American Medical Association (Jama) mostró que hay bastante desconocimiento sobre el tema.
En total, los investigadores encuestaron a 2.306 mujeres de entre 40 y 76 años. “La mayoría de los encuestados consideró que la densidad mamaria era un riesgo menor que tener un familiar de primer grado con cáncer de mama (93 %) o tener sobrepeso u obesidad (65 %)”, sostuvo la investigación publicada en Jama.
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Y ello genera preocupación, como lo menciona la doctora Flavia Sarquis en su editorial Información y densidad mamaria, un biomarcador personal de cáncer de mama. Allí ella explica que hay bastante desconocimiento de la influencia de esta característica.
“Los esfuerzos se basan en enfatizar que la mayoría de las mujeres no tienen conocimiento sobre la densidad mamaria (DM), ni de sus consecuencias en el screening/tamizaje mamario y su relación con el riesgo de enfermedad. Debido a las considerables repercusiones de diagnosticar a una mujer con tejido mamario denso, los radiólogos deben trabajar para ser lo más coherentes posible al evaluar la DM”, señala.
Antes de continuar, es trascendental explicar que la densidad mamaria elevada, además de ser un factor de riesgo importante para el cáncer, “refleja la cantidad de tejido fibroso y glandular en las mamas de una mujer comparada con la cantidad de tejido graso en ellas”.
Es decir, no es directamente el tamaño de los senos lo que es un factor de riesgo, sino más bien la composición de estos.
Ahora, para determinar si una mujer tiene mamas densas, es clave practicarse una mamografía con la asesoría de los profesionales médicos. “Cuando reciba los resultados de su mamografía, también le podrían decir si sus mamas tienen baja o alta densidad. Las mujeres con mamas densas tienen un riesgo más alto de tener cáncer de mama”, insisten los CDC.
“Los científicos no saben de seguro la razón de esto. Las pacientes con cáncer de mama que tienen mamas densas no tienen más probabilidad de morir a causa de este cáncer que las pacientes que tienen mamas no densas (con tejido graso o adiposo)”, añaden los investigadores.
Asimismo, señalan que el tejido denso puede ocultar cánceres. “Los tejidos fibrosos y glandulares se ven blancos en una mamografía. Al igual que un posible tumor. Debido a que es difícil notar la diferencia entre un tumor y el tejido denso de la mama en una mamografía, puede que no se note un pequeño tumor”.
No obstante, hay otros factores de riesgo que pueden influir en las probabilidades de desarrollar este tipo de cáncer.
Así se puede detectar el cáncer de mama
En cuanto a los síntomas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) han señalado que hay que revisar caso a caso.
“Los signos de advertencia del cáncer de mama pueden ser distintos en cada persona. Algunas personas no tienen ningún tipo de signos o síntomas”, advierten los CDC a través de su plataforma de información en línea.
No obstante, esa fuente cita algunos signos comunes que ameritan una consulta con un profesional médico:
- Tener un bulto nuevo en la mama o la axila (debajo del brazo).
- Percibir un aumento en el grosor o hinchazón de una parte de la mama.
- Irritación o hundimientos en la piel de la mama.
- Enrojecimiento o descamación en la zona del pezón o la mama.
- Hundimiento del pezón o dolor en esa zona.
- Secreción del pezón, que no sea leche, incluso de sangre.
- Cualquier cambio en el tamaño o la forma de la mama.
- Dolor en cualquier parte de la mama.