SALUD
Esperanza para quienes padecen de cáncer en el cerebro: un proceso metabólico podría ayudar a tratar el padecimiento
El descubrimiento podría sugerir un camino hacia el desarrollo de terapias dirigidas específicamente a esa patología.
Un estudio dirigido por investigadores del Centro Oncológico Integral Jonsson de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, descubrió que actuar sobre un proceso metabólico en personas con una mutación genética específica podría ayudar a tratar el glioblastoma, un agresivo cáncer cerebral, según publican en la revista Cancer Cell.
La alteración genética --una deleción en un gen denominado CDKN2A-- está presente en alrededor del 60 % de las personas que padecen glioblastoma. La mutación provoca cambios en la forma en que se distribuyen los lípidos en las células cancerosas, lo que a su vez las hace vulnerables a su destrucción. El descubrimiento podría sugerir un camino hacia el desarrollo de terapias dirigidas específicamente a esa vulnerabilidad.
“El tumor de cada paciente puede presentar una combinación única de alteraciones genéticas --explica David Nathanson, coautor del estudio y profesor asociado de farmacología molecular y médica en la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA--. Dado que todos estos tumores son diferentes, tenemos que entender cómo ciertos cambios genéticos pueden afectar al metabolismo tumoral con el fin de identificar posibles soluciones para futuros tratamientos”.
Los científicos creen que alterar el metabolismo de las células cancerosas --la forma en que procesan la energía y los nutrientes para sobrevivir, crecer e invadir las células sanas-- podría ser una de las claves de tratamientos nuevos y eficaces.
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El desarrollo de nuevas formas de tratar el glioblastoma es imperativo, afirmó Nathanson, que también es miembro del Centro Oncológico Jonsson.
Los glioblastomas son tumores cerebrales letales que crecen con rapidez, y actualmente existen pocas opciones de tratamiento. La esperanza de vida media de una persona diagnosticada con este tumor cerebral es de solo 12 a 15 meses, y solo un 5 % de las personas diagnosticadas de glioblastoma siguen vivas cinco años después de su diagnóstico.
En busca de posibles patrones en la forma en que las células cancerosas procesan las grasas --lo que podría indicar que podrían ser vulnerables a la medicina--, los investigadores analizaron datos de 84 tumores de glioblastoma, 42 líneas celulares humanas y 30 modelos de ratón de glioblastoma. Observaron algunas irregularidades en CDKN2A, el gen que está mutado en la mayoría de las personas con glioblastoma.
Descubrieron que el gen reconfigura el metabolismo de los lípidos para que funcione de un modo distinto al de las células sin esa alteración genética. Y cuando falta el gen CDKN2A, la forma en que las células cancerosas procesan las grasas las hace más vulnerables a la muerte celular, o ferroptosis.
El equipo utilizó entonces un fármaco dirigido a este proceso y descubrió que las células de glioblastoma con la alteración genética en CDKN2A eran muy susceptibles a la muerte celular, mientras que las células de glioblastoma que no tenían la alteración genética eran insensibles al fármaco.
“Descubrimos que CDKN2A puede ser un regulador clave del metabolismo de las células cancerosas, lo que nunca antes se había demostrado en el contexto del cáncer, a pesar de que se elimina en otros tipos de cáncer --destaca Nathanson--. Y lo que es más importante, hemos descubierto que la supresión de CDKN2A modifica el metabolismo lipídico no solo en nuestros modelos, sino también en tumores de pacientes con glioblastoma. Esto indica que esta vulnerabilidad metabólica podría ser algún día un medida terapéutica en pacientes con glioblastoma”.
Aunque no existe ningún fármaco que pueda penetrar en el cerebro para actuar sobre el proceso estudiado por los científicos de la UCLA, el estudio proporciona razones de peso para desarrollar uno, según Nathanson.
Steven Bensinger, catedrático de Inmunología Sherie y Donald Morrison y coautor principal del estudio, señaló que otro aspecto relevante del trabajo es que podría arrojar nueva luz sobre cómo la dieta y otros factores del estilo de vida podrían influir en la progresión del cáncer y en la respuesta de los pacientes a la terapia.
*Con información de Europa Press.