Salud
Gracias a investigación desarrollada en Colombia, OMS impulsará un proyecto para salvar a bebés de todo el mundo
Un estudio del neurocirujano pediatra colombiano Kemel A. Ghotme fue tenida en cuenta por la OMS para que se establezcan políticas de fortificación de alimentos en ácido fólico para prevenir enfermedades del tubo neural, la anemia y las malformaciones cardíacas.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, cada año alrededor de 8 millones de recién nacidos en el mundo nacen con un defecto congénito grave y cerca de 3 millones morirán antes de cumplir los 5 años.
En América Latina el panorama no es menos desalentador: los defectos congénitos causan hasta el 21 por ciento de los fallecimientos de los menores de 5 años y uno de cada cinco bebés muere por defectos congénitos durante los primeros 28 días de vida.
Dichos defectos congénitos son anomalías que pueden ser estructurales o funcionales, los cuales ocurren durante la gestación. Se sabe que tienen origen genético, infeccioso, ambiental o nutricional, aunque en muchas ocasiones no es posible identificarse su causa.
Los trastornos congénitos más comunes y graves son los defectos cardíacos congénitos, los defectos del tubo neural y anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down. En 2016, el Síndrome Congénito de Zika (SCZ) se sumó a esta lista.
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En otros casos, hay bebés que llegan al mundo con malformaciones congénitas de la columna vertebral y la médula espinal, lo que causa niños sin cerebro o con defectos en su columna vertebral, la cual no desarrolla adecuadamente, lo que les imposibilita caminar o controlar esfínteres.
La ciencia ha avanzado para contrarrestar estos defectos congénitos. Y se han conocido casos de exitosas cirugías que se llevan a cabo desde el vientre de la madre o tan pronto nace el bebé. Sin embargo, con el pasar de los años esos pacientes se enfrentarán a secuelas y complicaciones de salud.
Lo sabe bien Kemel A. Ghotme, profesor de la Universidad de la Sabana, neurocirujano pediatra y el primer colombiano en hacer parte del Comité Editorial de la revista Neurosurgery, una de las más prestigiosas publicaciones científicas en el campo de la neurocirugía.
Por ello, en el marco de la reunión anual de 2022 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Ghotme invitó a esta organización a promover —por medio de una resolución— que los países miembros establezcan políticas de fortificación de alimentos en ácido fólico, o mejor llamada vitamina B9, a fin de que se prevengan enfermedades del tubo neural, la anemia y las malformaciones cardíacas.
Con ello, se pretende disminuir la morbilidad y la mortalidad de muchos bebés, así como las tasas de incapacidad a largo plazo, por medio de una estrategia efectiva, poco costosa y de alto impacto.
Es que, se calcula que cada año en todo el mundo al menos 300.000 embarazos están siendo afectados con espina bífida y anencefalia, y que el 75 por ciento de estos resultan en muertes fetales o de menores de 5 años. Los sobrevivientes, además, presentan parálisis de por vida y una discapacidad neurológica; la mayoría de ellos requiere múltiples cirugías no disponibles en países con bajos ingresos y, las familias, enfrentan el estigma y no cuentan con recursos para pagar el costo de la atención.
Una estrategia eficaz
De acuerdo con el doctor doctor Ghotme, la fortificación con ácido fólico es la estrategia más eficaz de salud pública para prevenir la espina bífida en la población, porque los alimentos básicos fortificados proporcionan ácido fólico a las mujeres en edad reproductiva en un momento crítico del embarazo, previniendo esta malformación.
Se trata de una dieta que es segura, efectiva y tiene una alta favorabilidad en la relación entre el costo y el beneficio. Sin embargo, más de 100 países carecen de esta intervención, con efectos perjudiciales para las poblaciones más vulnerables.
Esta iniciativa nació gracias a la tesis doctoral de Ghotme en la Universidad George Washington, en Estados Unidos y busca cómo transferir la evidencia científica a los legisladores y formuladores de políticas para que implementen políticas de fortificación con ácido fólico en los países que ya la tienen y las actualicen; y, los que no la tienen, para que las implementen por primera vez.
Pero la tesis se convirtió en una iniciativa liderada por Colombia para que la Asamblea Mundial de la Salud, en su versión 76, emita una resolución para que todos los países que integran la OMS puedan adoptar políticas de fortificación de alimentos a gran escala.
Lo que explica Ghotme es que América Latina cuenta con leyes que obligan a fortificar la harina de trigo. Pero, muy pocos fortifican los productos de maíz y, casi ninguno, el arroz. Los que lo hacen a veces lo practican voluntariamente o no abarcan todos las vitaminas y minerales esenciales, explica el médico.
En el caso de Colombia, el país tiene 11 niños con defectos del tubo neural por cada 10.000 nacidos vivos, una prevalencia baja si se le compara con Brasil, Venezuela, Haití, Perú y Guatemala. Pero, según Ghotme, la cifra se puede disminuir a la mitad.
La resolución fue aprobada por el Comité Ejecutivo de la OMS en febrero de este año. Y será votada en la Asamblea Mundial de la Salud, que se llevará a cabo en Ginebra a finales de mayo de 2023.
Ghotme es optimista: hasta ahora, ya son cerca de cien los organismos multinacionales que han firmado el documento titulado ‘Acelerar los esfuerzos para prevenir las carencias de micronutrientes, la espina bífida y otros defectos del tubo neural mediante un enriquecimiento seguro y eficaz de los alimentos’.
La fortificación no requiere de grandes maquinarias ni inversiones adicionales, es de bajo costo y no hay evidencia de efectos negativos con las concentraciones usadas para enriquecer los alimentos.