Salud
La ardua lucha contra las bacterias resistentes a antibióticos se queda con el Premio Princesa de Investigación; esta es la historia
El galardón científico es el séptimo de los ocho premios internacionales que anunciará este año la Fundación Princesa de Asturias.
Desde hace varias décadas, la comunidad científica se ha preocupado por entender el papel esencial que juegan los microorganismos en la salud humana. Buena parte de esos esfuerzos se han enfocado en estudiar los usos que pueden tener estos seres en el desarrollo de tratamientos efectivos contra las bacterias resistentes a los antibióticos.
Esa lucha ardua y juiciosa fue reconocida este miércoles con la entrega del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica a los biólogos estadounidenses Jeffrey I. Gordon, Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler.
De acuerdo con los jurados, es de aplaudir las contribuciones sobre el “papel imprescindible” de las comunidades de microorganismos en la vida sobre el planeta y en la de los seres humanos.
Los galardonados
Peter Greenberg es oriundo de Nueva York y profesor de microbiología en la Universidad de Washington. Por su parte, la científica Bonnie L. Bassler, nacida en Chicago, es investigadora de la Universidad de Princeton. Los dos centraron su trabajo en la forma en que las bacterias se comunican entre sí mediante la emisión de señales químicas que modulan su comportamiento colectivo.
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A su turno, el profesor Gordon, originario de Nueva Orleans, es investigador del Centro de Ciencias del Genoma de la Universidad de Washington. También fue pionero en el descubrimiento y comprensión del microbioma humano, la inmensa cantidad y diversidad de microorganismos que viven en el cuerpo, y que tienen un papel esencial en la salud, incluyendo el metabolismo, la respuesta inmune y la nutrición.
“Ambos descubrimientos están permitiendo aplicaciones terapéuticas innovadoras y la búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra bacterias resistentes a antibióticos”, consigna el acta del jurado, que presidió el científico español Pedro Miguel Echenique, que recibió este mismo galardón en 1998.
Gracias a la labor de los tres biólogos, se están planteando nuevas formas de atacar enfermedades o bacterias resistentes mediante el uso de tratamientos terapéuticos con base en microorganismos, en lugar de antibióticos, o a incorporarlos mediante productos probióticos, muy de moda en la actualidad.
Gordon fue el pionero en el estudio del microbioma humano, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino, y su influencia en la nutrición y digestión, en enfermedades como la diabetes y la obesidad o en el desarrollo neurológico e inmunitario de niños y jóvenes.
Director fundador del Centro de Ciencias del Genoma y Biología de la Universidad de Washington, sus investigaciones sugieren que estos microorganismos podrían estar involucrados en el origen de enfermedades neurológicas como los trastornos del espectro autista, el alzhéimer o el párkinson.
Gordon fue además el impulsor del Proyecto Microbioma Humano, que permitió cifrar en cerca de 10.000 las especies que forman la microbiota y secuenciar el genoma de más de un centenar de ellas hasta ahora, y fue quien propuso los trasplantes de microbiota como un tratamiento innovador.
Candidatos al Nobel
Bonnie Bassler y Everett Peter Greenberg, que fueron candidatos al Nobel de Química el pasado año, son pioneros en el estudio de la comunicación entre bacterias mediante la emisión de ciertas sustancias, y de cómo la formación de grandes grupos genera un comportamiento diferente al que tienen cuando están aisladas, lo que ahora se conoce como quorum sensing, un término acuñado por Greenberg en 1994.
Según comprobaron con sus investigaciones por separado, cada especie bacteriana tiene una molécula propia, a modo de idioma, que secretan y que reconocen solo las de su especie, de manera que saben cuándo hay otras alrededor y tienden a formar una comunidad (el quorum) que regula la expresión de algunos genes.
Sus trabajos permitieron constatar que la comunicación bacteriana es importante como parte de la microbiota del organismo humano y por su papel en las infecciones, en las que hay una etapa de baja actividad hasta que se forma un grupo numeroso que acaba realizando un ataque masivo al organismo.
A partir de ese fenómeno, se están desarrollando moléculas antagonistas de esas sustancias para interferir en la comunicación como una posible vía antimicrobiana para bacterias resistentes a los antibióticos, cuya eficacia en ratones ya fue demostrada en laboratorio.
El de Investigación Científica y Técnica fue el séptimo en fallarse de los ocho galardones que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias, después de que la semana pasada se concediese el de Cooperación Internacional a la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas, organización que desarrolla nuevos tratamientos para pacientes de comunidades pobres y vulnerables.
En las semanas anteriores se concedieron el de las Artes a la actriz estadounidense Meryl Streep; el de Comunicación y Humanidades al filósofo italiano Nuccio Ordine; el de Ciencias Sociales a la historiadora francesa Hélène Carrère d´Encausse; el de Deportes al atleta keniano Eliud Kipchoge, y el de las Letras al escritor japonés Haruki Murakami, mientras que el de la Concordia se fallará el 14 de junio