Salud
“Matándonos suavemente”: el estudio que asegura que la necesidad de estar siempre conectado al trabajo, afecta la salud mental
Afirman que aunque no sea de forma explícita, esto genera un agobio específico, llamado e-ansiedad.
Muchas personas se podrán sentir identificadas con la siguiente situación.
“Si el trabajo es lo último en lo que alguien piensa antes de dormir, probablemente algo no va bien”, dijo para El País el profesor William Becker. Él es coautor del estudio “Killing Me Softly: correo electrónico organizacional, monitoreo de las expectativas y el impacto en el empleado del correo corporativo y otro significativo del bienestar”.
Allí encuestaron a 400 personas que trabajan en distintos sectores de la sociedad y también a la gente más cercana a ellos. Logrando así asegurar que la supervisión excesiva del correo electrónico, en horario no laboral, es perjudicial para el bienestar y las relaciones.
“Revisar obsesivamente la bandeja de entrada es una señal de alerta, pero tan solo pensar en ello también es nocivo. El motivo es la expectativa de respuesta, que nace a partir de las vivencias de cada uno en su ambiente laboral”, señala el diario español.
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Además, explica el profesor de la Universidad Virginia Tech, el porqué de esta sensación.
“Ver a tu jefe siempre pendiente del correo electrónico, saber que los envía durante el fin de semana o las noches, genera una expectativa, de modo que no importa cuál sea la política de la empresa o la ley. Si sientes esa presión de tu supervisor, eso va a prevalecer sobre todas las demás cosas”.
Ahora, el asunto puede ser más normal de lo que parece. Por ejemplo, hay familiaridad con situaciones como estar compartiendo con los amigos, pero pendiente del trabajo. O fuera del horario laboral, pero pensando en los problemas del trabajo.
Es que, como también aseguró la coordinadora regional de prevención de Fremap, Olga Merino Suárez, para el medio europeo “el teletrabajo improvisado, que empezó con la pandemia, intensificó los niveles de ansiedad y estrés, y añade que al perder las conexiones físicas, las personas intentan mantener los vínculos estando siempre disponibles, sea por correo electrónico o en los canales de mensajería instantánea”.
Sumado a ello está el aumento en la utilización de las redes sociales, y la sensación de tener que contestar lo más rápido posible.
En ese sentido, el investigador Becker sostiene que “la mensajería instantánea puede ser aún más perjudicial que el correo electrónico porque exige atención con mayor rapidez”.
¿Qué plantean como solución?
La psicóloga de Fremap sostiene que, en primer lugar, hay una responsabilidad por parte del trabajador para desconectarse. Porque, así como se traspasan los límites en el ambiente laboral, es muy posible que en el ambiente personal se dé un uso excesivo de redes sociales.
“La base funcional que sustenta la ansiedad o efectos negativos es similar en ambos casos”, aseveró Merino.
También coinciden los estudiosos, en que si bien se vive en cultura de la inmediatez, “la percepción de urgencia no es necesariamente real y se puede regular”.
Para ello señalan como eficaz, diferenciar entre lo importante y lo urgente.
Sumado a otros aspectos que conforman lo que sería el bienestar integral del trabajador, señalaron el burnout o síndrome del trabajador quemado o del desgaste profesional.
Conozca cómo el ‘síndrome del quemado’ está afectando a los trabajadores colombianos
Esta condición es descrita como una enfermedad laboral, debido a los efectos adversos que ocasiona a la salud del empleado y en su rendimiento en el trabajo.
El síndrome del quemado o síndrome de Burnout hace referencia a un estado de agotamiento físico, mental y/o emocional que experimenta un trabajador, derivado de sus obligaciones laborales, que si no es atendido a tiempo puede derivar en afectaciones, no solo para la salud del empleado, sino también para el funcionamiento de las empresas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce esta condición como enfermedad laboral, que puede conducir al estrés crónico o insatisfacción laboral, donde las primeras señales de alerta se manifiestan con el cansancio progresivo o sentimientos de falta de energía, sensación de ineficacia, dificultad para concentrarse, ansiedad, aumento en los errores e, inclusive, menor compromiso con las actividades propias del trabajo y de su entorno laboral.