Salud
Medio millón de niños en Colombia tiene hambre: informe muestra preocupantes índices de desnutrición infantil en el país
Los departamentos que aportan el 60 por ciento de los casos son Bogotá, Antioquia, Bolívar, La Guajira, Valle del Cauca, Cundinamarca, Cauca, Santander y Atlántico.
Una encuesta del alcance nacional, liderada por la Fundación Santa Fe de Bogotá, revela un panorama preocupante sobre la desnutrición infantil en el país: uno de cada diez niños colombianos padece desnutrición crónica y alrededor de dos de cada cien tienen desnutrición aguda, lo que representa aproximadamente medio millón de menores de edad.
Las cifras recogidas por la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN) deja en evidencia que los departamentos de Colombia con mayor prevalencia de desnutrición aguda infantil, en su orden son La Guajira, Arauca, Vichada, Bolívar, Sucre, Caquetá, Cauca, Guaviare y Bogotá. Mientras que en materia del número de niños los departamentos que aportan el 60 por ciento de los casos son Bogotá, Antioquia, Bolívar, La Guajira, Valle del Cauca, Cundinamarca, Cauca, Santander y Atlántico.
De acuerdo con el Doctor Darío Londoño, médico especialista en medicina interna, epidemiología, neumología y economía de la Salud, “la desnutrición en Colombia tiene unos costos indirectos de al menos un 65 por ciento que asumen las poblaciones más pobres. La desnutrición cada vez más ha aumentado en la mayoría de los territorios nacionales convirtiéndose en un alto costo social”.
Este estudio, avalado por la Fundación Santa Fe, fue dirigido por el doctor Darío Londoño Trujillo, director del área de Salud Poblacional, quien asegura que se puede lograr un futuro nutricional más próspero en Colombia, mediante la promoción de la seguridad alimentaria a través de la agricultura sostenible, el apoyo a las familias rurales y la educación sobre nutrición.
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“Además, es esencial fortalecer las redes de seguridad social para proteger a las poblaciones vulnerables, especialmente a los niños y las2 niñas, en tiempos de crisis económica o ambiental”, señala.
¿Qué le pasa a un niño desnutrido?
Para la nutricionista Paula Taborda, coordinadora de nutrición de la Fundación Santa Fe, un menor de edad desnutrido puede experimentar retrasos en el crecimiento, así como debilidad del sistema inmunológico, problemas cognitivos y un mayor riesgo de enfermedades infecciosas.
La desnutrición aguda puede llevar a condiciones más graves como el marasmo (desfallecimiento) y el kwashiorkor (una forma grave de desnutrición proteico-calórica). Ambas condiciones requieren intervención médica urgente y pueden llevar a la muerte prematura por desnutrición, agrega la experta.
Explica que, para prevenir la desnutrición, un niño debe consumir una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en nutrientes como frutas, verduras, proteínas magras (carne, pescado), legumbres y granos integrales. Es fundamental, igualmente, garantizar la ingesta adecuada y diaria de micronutrientes esenciales como el hierro, el zinc y las vitaminas A y D.
El informe sobre la Situación Nutricional en Colombia subraya también que los costos económicos de la desnutrición infantil, directos e indirectos, representan una carga significativa para el sistema de salud y las familias colombianas. En ese sentido, se estima que el 65 por ciento de estos costos corren a cargo de las familias, afectando la estabilidad financiera. De hecho, los gastos de bolsillo por desnutrición infantil pueden alcanzar el 123,4 por ciento del ingreso de una persona por encima del umbral de pobreza extrema.
Por ello, para los expertos es importante que Colombia implemente políticas y programas efectivos que aborden la desnutrición de manera preventiva y multisectorial, para asegurar un futuro saludable para los niños y niñas del país.
Para prevenir la desnutrición, se requiere implementar políticas que aseguren el acceso a alimentos nutritivos, agua potable y servicios de salud. Esto incluye el fortalecimiento de programas de alimentación escolar, la mejora de la infraestructura de agua y saneamiento y el aumento de la transparencia en la gestión de recursos para evitar la corrupción. También es importante involucrar a las comunidades locales en la ejecución de estos programas para garantizar que sean culturalmente adecuados.