Salud
Niño con tumor cerebral se cura y sorprende a la ciencia; el caso es único en el mundo
Un pequeño diagnosticado desde los 6 años con un glioma en el tronco cerebral, uno de los tipos de cáncer de cerebro pediátrico más mortales, da esperanzas a los científicos después de haberse curado.
El pediatra Jacques Grill todavía recuerda conmovido el momento en el que les anunció hace siete años a los padres de Lucas que su hijo iba a morir.
La familia había viajado desde Bélgica a Francia para tratarlo, y el niño fue uno de los primeros pacientes en formar parte de un ensayo clínico para probar una nueva medicina, una terapia dirigida con la que se buscaba tratar el tumor cerebral que lo aquejaba.
Pero Lucas, que tiene actualmente 13 años, rompió todos estos pronósticos: tras diagnosticársele a los 6 años esta enfermedad, prácticamente incurable, hoy se considera curado y su cerebro no presenta ningún signo del tumor. ¿Cómo fue posible?
Se trata de una curación, única en el mundo, de un niño diagnosticado con un glioma en el tronco cerebral, uno de los tipos de cáncer de cerebro pediátrico más mortales. Un hecho que da esperanzas a los científicos franceses y de todo el mundo.
Es que, pese a los avances en los tratamientos de los cánceres infantiles, este tumor, que afecta a entre 50 y 100 niños y adolescentes cada año en Francia, es un auténtico reto para los médicos.
Aunque la tasa de supervivencia a cinco años de un cáncer infantil se acerca al 85 por ciento, algunos de ellos, como el glioma de tronco encefálico, tienen muy mal pronóstico.
Un cáncer mortal
Este tipo de cáncer, inoperable en realidad, se trata normalmente con radioterapia, lo que permite a veces frenar el avance de la enfermedad. Sin embargo su efecto solo es temporal. Lo más preocupante es que todavía no existe ningún medicamento que sea totalmente eficaz para contrarrestar esta fuerte y progresiva enfermedad.
La evolución además suele ser muy rápida y muchas veces el desenlace fatal llega entre 9 y 12 meses después de la detección del tumor. De ahí la preocupación de los científicos por encontrar un tratamiento más efectivo.
“Lucas hizo pedazos todos los medidores de vida”, explica encantado su médico, Jacques Grill, piloto del programa sobre tumores cerebrales del departamento de oncología pediátrica del centro Gustave-Roussy, en el sur de París.
Lucas respondió muy bien al tratamiento. “A lo largo de las IRM, vi el tumor desaparecer completamente”, explica el doctor Grill, que no se atrevió, pese a estos excepcionales resultados, a dejar el tratamiento. Hasta que vio, hace un año y medio, que el propio niño había dejado de tomarlo.
“No conozco en el mundo ningún caso como el suyo”, asegura el médico, cuyo equipo comenzó a investigar sobre este cáncer hace unos 15 años.
Queda ahora comprender por qué Lucas se curó y cómo su caso podría aportar esperanza a cientos de jóvenes enfermos.
Una decena de otros niños del ensayo clínico vieron cómo su esperanza de vida superaba las estadísticas y siguen con vida varios años después del diagnóstico. Pero su cáncer no ha desaparecido totalmente.
La mayor esperanza de vida se debe, sin duda, a las “particularidades biológicas de su tumor”, afirma el doctor Grill, para explicar su mejor respuesta al tratamiento.
* Con información de AFP