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La discapacidad y las muertes asociadas a la enfermedad de Parkinson están aumentando en el mundo más rápidamente que las de cualquier otro trastorno neurológico. | Foto: Getty Images

Salud

Parkinson: ciertos movimientos del cuerpo podrían ser síntomas precoces de la enfermedad. Esto explica la ciencia

Un estudio publicado en Nature Medicine sugiere que los datos de movimiento de una persona pueden ayudar a diagnosticar la enfermedad de manera precoz.

5 de julio de 2023

A nivel mundial, la discapacidad y las muertes asociadas a la enfermedad de Parkinson están aumentando más rápidamente que las de cualquier otro trastorno neurológico. Su prevalencia se ha duplicado en los últimos 25 años. Las estimaciones mundiales en 2019 mostraban una cifra superior a 8,5 millones de personas con esta enfermedad.

Las estimaciones actuales de la Organización Mundial de la Salud parecen indicar que, en 2019, la enfermedad de Parkinson provocó 5,8 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad, lo que representa un aumento del 81 por ciento desde el año 2000, y causó 329.000 fallecimientos, lo que equivale a un aumento de más del 100 por ciento desde el año 2000.

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El parkinson se suele diagnosticar cuando los síntomas son evidentes y el daño neuronal irreparable. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Ahora bien, el párkinson se suele diagnosticar cuando los síntomas son evidentes y el daño neuronal irreparable. Pero, hoy en día un estudio publicado en Nature Medicine sugiere que los datos de movimiento de una persona pueden ayudar a diagnosticar la enfermedad de manera precoz.

Antes de que se haga visible el mal de Parkinson, los que lo padecerán empiezan a escribir cada vez con letra más pequeña. Aun antes de que ellos mismos lo perciban, mantienen pulsadas las teclas del móvil más tiempo cuando envían un mensaje. Y varios años antes del diagnóstico, se producen los primeros trastornos en el movimiento. Para cuando el médico lo diagnostica, el 60 % o más de las neuronas que producen la dopamina han dejado de hacerlo, haciendo tremendamente evidente el temblor, la rigidez muscular, la depresión.

Aunque los propios investigadores advierten que son necesarios más estudios, el artículo detalla que registrar los datos de movimiento podría ser una alternativa económica y no invasiva para hacer análisis a gran escala de la población y determinar quienes tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad.

Es que la enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo sin tratamiento que causa la pérdida progresiva de neuronas relacionadas con la función motora.

El diagnóstico suele llegar cuando la neurodegeneración lleva varios años en curso y entre el 50 % y 70% de las neuronas de la función motora están afectadas.

Identificar individuos en riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson también ayudaría a diseñar terapias contra la enfermedad, según los autores.

Los alcances del estudio

Para hacer el estudio, Cynthia Sandor, de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), y su equipo utilizaron información sobre 103.000 personas del Biobanco del Reino Unido, una robusta base de datos de medio millón de personas de entre 40 y 69 años que está a disposición de la comunidad científica.

Entre los datos guardados en el Biobanco, había registros de los movimientos espontáneos de esos pacientes que, hace algunos años, se tomaron durante una semana con la ayuda de un acelerómetro de muñeca.

La epilepsia está relacionada con múltiples causas. Puede haber razones estructurales, es decir, lesiones en el cerebro que como manifestación producen una crisis epiléptica.
Para cuando el médico lo diagnostica, el 60 % o más de las neuronas que producen la dopamina han dejado de hacerlo, haciendo tremendamente evidente el temblor, la rigidez muscular, la depresión propios del parkinson. | Foto: 123rf / El País

El equipo quería averiguar si esos datos recogidos por los dispositivos de seguimiento del movimiento podrían ayudar a identificar casos de enfermedad de Parkinson antes del diagnóstico clínico.

Con modelos de aprendizaje automático entrenados con la información recogida por los dispositivos de movimiento, los autores descubrieron que esos datos permitían identificar la enfermedad de Parkinson mejor que los marcadores clínicos comúnmente utilizados, como los derivados del estilo de vida, la genética, la bioquímica sanguínea y los síntomas reportados por el paciente.

En concreto, observaron que los patrones relacionados con la velocidad del movimiento y la calidad del sueño se asociaban a un futuro inicio de la enfermedad.

Descubrieron que la ralentización de los movimientos de una persona se producía varios años antes del diagnóstico de enfermedad de Parkinson, y que los problemas de interrupción del sueño eran más frecuentes en las personas que terminaron siendo diagnosticadas de párkinson que en los que padecieron otros problemas neurodegenerativos y de movimiento.

Los autores sostienen que los datos de movimiento podrían ser una herramienta de estudio de bajo costo para identificar a las personas en riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson, aunque insisten en que sería necesario repetir la investigación con otras cohortes de personas para contrastar y confirmar sus resultados.