Salud
“Quiero tener una maleta ligera de equipaje, despojarme de egos”: Felipe Arias sobre su vida, luego del ataque cardíaco
Recordó los momentos angustiantes, hizo un llamado a la ciudadanía y aseguró que cada día quiere ser mejor persona.
“No se quede callado, denuncie”, es una de las frases más icónicas de la televisión colombiana. Estas palabras van acompañadas de un movimiento de la mano, que se convirtió en el sello de periodista y presentador, Felipe Arias Londoño. Con 51 años y por su carisma y esfuerzo, el manizaleño se ha convertido en uno de los más queridos de la pantalla.
Por esas cosas de la vida, que a veces parecen paradójicas, un día dejó de ser quien daba la noticia, a convertirse en la noticia. La razón: un ataque cardíaco para marzo del 2021. El hecho tuvo pendiente a una parte del país que lo aprecia y que se alivió cuando estuvo bien, aunque con cambios para el resto de la vida, como estar medicado para siempre. “Pero gracias a Dios, con muchas ganas de seguir viviendo, avanzando y mejorando en todo en todos los aspectos de la vida”, afirma en un tono más claro que sus ojos.
“Ya son dos años de ese evento coronario agudo. Fue un infarto al miocardio agudo. Me hicieron dos intervenciones vía cateterismo. Tengo tres stents. Fueron intervenidas tres arterias coronarias de cuatro que tenían obstruidas. Todavía queda una leve obstrucción en una de ellas, pero decidieron no intervenirla para evitar riesgos”, cuenta en la más reciente entrevista sobre su historia.
El ataque transformó varios aspectos de sus días
Asegura que, desde el 2021, ha vivido un proceso de aprendizaje total y absoluto. Que ha tenido que transformar sus hábitos alimenticios y que ahora es más juicioso con el ejercicio.
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“Estoy cogiéndola suave, como dicen los costeños, como dice mi esposa costeña, cero estrés. Y aprendiendo a vivir siendo un poco más espiritual y gozando cada segundo y cada día de vida. Antes de este episodio yo creía que era juicioso con los controles médicos, con el estilo de vida y el autocuidado. Pero no lo era”, agrega en la conversación con Afidro.
Contó que se dio cuenta de que a pesar de esa creencia había ciertos hábitos que no contribuían y ello, sumado a la época de pandemia que vivía el mundo para el 2021, también hacía que por temor no estuviera al día en los chequeos médicos.
“Llevábamos un tiempo prolongado de meses con los las clínicas y los hospitales atiborrados y colapsados. Entonces yo decía, yo no me voy a ir a meter a un laboratorio donde me peguen el Covid. Ya le tenía temor también a hacerme exámenes médicos. Uno dice no, yo que me voy a hacer un examen de próstata, yo no estoy para eso. Hay que hacerlo por más molesto que sea un examen. Uno tiene que ser responsable primero con su salud y con su vida”, reflexiona.
Sobre otros cambios en su cuerpo contó que llegó a bajar alrededor de 16 kilos. “Ahora creo que me he podido mantener y subir tal vez un poquito. También 16 kilos eran demasiado. Ya no me veo demacrado como me llegue a ver en algún comienzo, cuando dejé absolutamente los alimentos que venía consumiendo y empecé a tomar los medicamentos y a hacer mucho ejercicio”, señala.
Además, dice que elementos como el manejo del estrés, el equilibrio entre las actividades laborales y recreativas son importantes para una mejora calidad de vida.
“Yo empiezo a tomar la vida de una mejor manera. A controlar muchas situaciones que antes se me salían de control, a ser más espiritual, a valorar más cada segundo, a valorar la familia, a valorar cosas sencillas como el canto de un pájaro, el viento, la lluvia”, sostiene sobre otra de sus transformaciones.
A línea seguida plantea la forma en la que en actividades cotidianas ha logrado controlar muchas situaciones. “Cuando nosotros estamos en una ciudad agitada como Bogotá decimos, qué pereza, no ha hecho, sino llover, otra vez, el tráfico. Yo ya me subo en un carro y si me tocó tráfico, pues me lo disfruto, hago el rosario, escucho pódcast con reflexiones y ya”.
Ahora agradece más a la ciencia y la medicina
Asevera que su relación con estos campos de estudio ha mejorado.
“Le tengo un respeto absoluto ahora a la ciencia, a la medicina, a los profesionales de la salud. Empecé a coger un cariño enorme a las enfermeras, a los médicos. Dios pone a los médicos, pone a los laboratorios, pone a la medicina, para que la usemos”, explica.
En ese sentido, insiste en que se debe tener una responsabilidad con el estado y funcionamiento del cuerpo. “Hagamos los controles, hagámonos chequeos, consumamos buenos alimentos, ingiramos bebidas como agua y que nos limpien y seamos mejores personas. Uno tiene que ser mejor ser humano y cogerla suave, bajarle al estrés y revisar muy bien, qué está pasando en su familia”, dice en tono de responsabilidad.
Específicamente, cuando se refiere a la familia, lo que quiere decir es que hay afectaciones a la salud de carácter genético y al ser consiente de esas predisposiciones se pueden retardar o evitar desenlaces fatales.
“La medicina preventiva es la mejor medicina. Empezar a prevenir. Cuando empezamos a leer lo que sucede con nuestros primos, con nuestros tíos… preguntemos de qué se murió el abuelo, la abuela. Qué hay en la familia y que entre todos nos hagamos chequeos y empecemos a hacer lectura de cómo somos, de cómo está nuestro organismo, ahí empezamos a hacer responsables y empezamos a evitar males mayores”, añade.
Quiere más espiritualidad para su vida
Explica que está enfocado en ser una mejor persona cada día.
“Despojarme de tantas cosas que no lo llevan a uno por un buen camino. Tener una maleta ligera de equipaje, despojarme de egos, que no es fácil y menos cuando uno está en una profesión visible como es el periodismo y la presentación de noticias. Pero ir ligero equipaje es poder salir a la calle, irse en taxi, en bus, hablar con la persona que está vendiendo tintos en la esquina y ya no andar con tanto afán, ni con tanto ego y vanidad”, sostiene con certeza.
“Queremos ser importantes y todos queremos que nos rindan pleitesía, pero empezar a tocar tierra, es más importante, ser mejor ser humano. Cada vez me falta muchísimo, pero estoy en ese camino donde quiero ser ante todo una buena persona, ayudar, servir, ir muy ligero de equipaje y en adelante disfrutar mucho la familia, disfrutar cada segundo de la vida, valorar”, dice con insistencia y sentimiento.
Finalmente, coincide con varias corrientes y recomendaciones de terapeutas sobre la gratitud.
“Agradecer porque no agradecemos. Agradecer la lluvia, agradecer el tráfico. Si usted está en un tráfico grande es porque tiene la posibilidad de desplazarse hasta otro lado y menos mal me llevan y no estoy yo en una silla de ruedas empujándola. Hay siempre peores problemas”, afirma.