PERSONAJE
Santiago Giraldo, el antropólogo colombiano que descubrió un nuevo tesoro de los tayronas
Durante 20 años el antropólogo colombiano ha investigado y protegido los sitios arqueológicos que rodean la Sierra Nevada de Santa Marta. Ahora, junto a un equipo de la National Geographic, descubrió un nuevo lugar. Este artículo hace parte de la revista Jet-Set.
A Santiago Giraldo Pelaez se le adelantó la Navidad. Hace poco llegó a su apartamento en Bogotá un paquete proveniente de las oficinas de la National Geographic en Londres. Como un niño, el antropólogo de la Universidad de los Andes, y doctorado de la Universidad de Chicago, rompió la envoltura y encontró los dos discos duros que contenían el resultado del trabajo más importante que ha hecho en sus veinte años de carrera.
Sentado frente a su computador logró constatar lo que imaginó: su colaboración en un documental sobre la Sierra Nevada de Santa Marta le traería los recursos que necesita para continuar sus investigaciones los próximos diez años.
?“Me llamaron en noviembre del año pasado para hacerme una oferta difícil de rechazar”. La voz al otro lado del teléfono era de Albert Lin, director del programa Lost cities (Ciudades perdidas), que se especializa en documentales sobre exploraciones científicas, históricas y culturales. Le proponía que los acompañara a buscar los restos arqueológicos de la tribu tairona en Colombia.
Albert Lin, explorador de NatGeo, perdió una de sus piernas en un accidente de moto hace algunos años. A pesar de su prótesis, fue el más determinado en llevar a cabo la investigación.?
No pudieron elegir a alguien mejor. Giraldo es el director para América Latina de The Global Heritage Fund, ONG con sede en San Francisco, que se dedica a la protección del patrimonio arqueológico en el mundo. También está a cargo de la fundación Pro Sierra Nevada de Santa ?Marta, que vela por la protección de su legado cultural y natural.
Lógicamente aceptó, pero lo hizo seducido más por la tecnología que usarían Lin y su equipo, que por el documental en sí. Los exploradores de NatGeo usarían sistemas lidar (light detection and ranging) que les permitirían escanear el suelo y llegar a zonas donde el bosque tupido cubre la huella de los taironas. “Es tal la intensidad del láser, que penetra las hojas, toca el piso y rebota. Luego, el sensor recoge esa información y al procesarla se puede ver lo que hay debajo”.
Si bien esa herramienta ya existe en Colombia, no se usa con fines antropológicos, por eso el entusiasmo de Giraldo. “Le abrimos las puertas junto al Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), pero con la condición de que nos suministraran los datos crudos de esa investigación, para nuestro trabajo”.
?El documental se rodó en dos etapas. La primera, en febrero, contó con el sistema lidar y no decepcionó. “Vimos varias estructuras en el norte de Ciudad Perdida, entre ellas algunas que, creemos, datan del siglo XVI”. Con esa valiosísima información y sus correspondientes coordenadas, organizaron en marzo la segunda expedición, para llegar caminando hasta las zonas indicadas.
“Ellos nunca pensaron que las condiciones iban a ser tan duras. Era un terreno muy empinado y plagado de serpientes”. El temor de los exploradores no era infundado: uno de sus técnicos de sonido, un irlandés, resbaló el primer día de grabación y se rompió una costilla; entonces, el equipo de National Geographic contempló cancelar la filmación. “Ya entraba la tarde y estábamos en una de las cocinas de Ciudad Perdida”.
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El documental salió al aire primero en el canal de NatGeo en Colombia y Reino Unido, a finales de octubre.
Optaron por someter a votación el futuro de la expedición y le hacían preguntas a Santiago, todas muy difíciles de contestar. “La naturaleza del descubrimiento y la investigación es justamente que uno no sabe con lo que se va a encontrar. Me pedían garantías de seguridad que yo no les podía dar”. Los votos fueron secretos y la mayoría decidió seguir adelante, dejando atrás al herido.?
Valió la pena el esfuerzo. El resultado: Lost cities: El Dorado city of gold, un documental de 45 minutos divididos en tres episodios, que está al aire en el mundo desde el 28 de octubre. Su hallazgo más significativo fueron unas terrazas y piedras pulidas usadas por los indígenas para construir sus viviendas.
Santiago quedó satisfecho. Pero su interés no era el programa de televisión, sino las dos memorias que llegaron a su apartamento y que estudia desde entonces. “La gente cree que ya no queda nada por descubrir. El material que tenemos da fe de lo contrario. Aún hay mucho por aprender de este territorio maravilloso que se llama Colombia”.
* Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set. Puede leer otros aquí.