SALUD
¿Se debe regular a los vapeadores con la misma ley de tabaco?
El debate por la regulación de vapeadores genera polémica debido a que estudios afirman que estos no causan los mismos daños que el tabaco de un cigarrillo normal.
El uso de vapeadores o cigarrillos electrónicos es una práctica cada vez más común entre las personas. Vapear consiste en ingerir nicotina u otra sustancia líquida por medio de un dispositivo que la calienta y la convierte en vapor. Sin embargo, el uso de vapeadores ha generado bastante polémica ya que mientras algunos afirman que es el método más eficaz para que quienes fuman dejen de hacerlo progresivamente, hay quienes consideran esta práctica como algo nocivo para la salud.
Algunos estudios de ciencias de la salud afirman que el uso de vapeadores no representa ningún daño en la salud, sino que por el contrario, como afirma Public Health England “el cigarrillo electrónico es 95% más seguro que el cigarrillo común”. Mientras que hay quienes aún no están completamente seguros de sus beneficios y asocian algunos problemas de salud al uso de estos dispositivos. A este debate se le suma la falta de acuerdos sobre el tratamiento que debe aplicárseles a los productos de vapeo.
Teniendo esto en cuenta, luego de la aprobación del segundo debate del proyecto de Ley 174 de 2018 que busca modificar la Ley Antitabaco para equiparar los vaporizadores con el tabaco, la Asociación Colombiana de Vapeadores (Asovape) se pronunció rechazando la regulación y categorización bajo las condiciones de tabaco de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina.
Si bien rechazan la regulación de los vapeadores como las mismas condiciones que el tabaco, la asociación afirmó estar de acuerdo con toda iniciativa regulatoria encaminada a prohibir la venta de los vaporizadores a menores de edad. Sin embargo, aclaran que esta medida no puede significar afectar a la población que requieren de opciones para dejar el tabaquismo, como lo son los fumadores adultos.
Cabe tener en cuenta que según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco matan a más de 8 millones de personas al año. E igualmente esta organización destaca que la mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo y que el asesoramiento y los métodos alternativos pueden duplicar con creces la probabilidad de que lo consigan.
De igual forma, las enfermedades que han sido asociadas con el uso de vapeadores no han sido del todo demostrados por la comunidad científica que afirma que aún es pronto para culpar a los cigarrillos electrónicos de esta rara condición. En efecto, la tecnología tiene poco más de una década en el mercado y falta tiempo para cuantificar sus efectos a largo plazo.
Con el fin de analizar las posturas de las principales autoridades que en el mundo han hablado sobre el tema y así dar pautas para abordar la categoría con la información y el rigor necesarios Iladiba, un medio de difusión de información médica y científica con 30 años de experiencia, hizo dos publicaciones sobre los cigarrillos electrónicos.
De acuerdo con los estudios realizados los cigarrillos electrónicos logran proporcionar a los fumadores la nicotina de la que son dependientes, pero sin el humo del tabaco, responsable de casi todos los daños causados por fumar. Igualmente los resultados publicados por el Iladiba arrojaron niveles más bajos de carcinógenos en ex fumadores que usaron cigarrillos electrónicos frente a fumadores de cigarrillos convencionales.
El estudio también sugiere que la mayoría del daño producido por el tabaco no se debe a la nicotina sino a los otros componentes del humo provenientes de la combustión, haciendo improbable que su inhalación contribuya significativamente a la mortalidad o morbilidad asociada al hábito de fumar.
Finalmente, la publicación de Iladiba destacó que los cigarrillos electrónicos cumplen con varios de los criterios para ser un producto ideal para reducir el daño del tabaquismo debido a que no contienen tabaco, no producen humo sino vapor y la nicotina que entrega llega al tracto respiratorio sin un proceso de combustión y su función se enfoca en la reducción de la dependencia del tabaco.