NACIÓN
La tauromaquia: ¿en peligro de extinción en Colombia?
Los ganaderos son otros afectados por la pandemia, pues además de que muchos animalistas piden el fin de las corridas de toros, el coronavirus cerró las plazas en todo el país.
La existencia del toro de lidia tiene mucho que ver con las corridas de toros, pues su crianza ha sido focalizada a los espectáculos taurinos de toda índole. Y es que su fuerte temperamento y su bravura son las principales cualidades que lo caracterizan. Sus enormes cuernos o pitones, acompañados de su imponente cuerpo, inspiran respeto y, en algunos casos, miedo.
La crianza de un toro es de aproximadamente cuatro años y medio para ir a una plaza, teniendo en cuenta que esta crianza es mucho más sofisticada que la de cualquier animal en Colombia, pues cada toro de lidia tiene un lugar de honor en la fiesta brava.
El ganadero Juan Caicedo aseguró que todos los toros de su finca, de unas 280 hectáreas, tienen un pedigrí y una genealogía que viene desde 1940 o 1950 de España y que “es el único animal bovino que puede ganarse la vida en el ruedo”, ya que generalmente todos los bovinos son sacrificados.
Según Caicedo, el toro bravo después de estar en las plazas puede vivir otros 10 años en las fincas donde se crió. “Los toros se separan por sus edades y así su preparación es conjunta”.
“El toro nunca ha sido entrenado porque si se llegue a entrenar embiste al cuerpo, aprende. Es un animal supremamente inteligente. El entorno del toro de libia es un factor genético: comida, drogas y pasto”, aseguró Caicedo.
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Juan Bernardo Caicedo Guillén asegura que “los toros empiezan a correr en su último año de formación e incluso en los últimos seis meses nosotros los empezamos a correr para que empiecen a respirar y a manejar su peso” y puedan llegar a las plazas.
Dijo que los toros “son animales con un poder interno impresionante; yo he visto toros hacer cosas inverosímiles. Uno los ve tranquilos comiendo, pero luego tienen una fuerza y un poder impresionante y por eso hay que tratarlos con respeto; es un animal especial”.
Sobre cómo se maneja la fiesta brava ahora el ganadero Juan Caicedo dijo que “se torea con inspiración (...) se desmayan toreando y ponen sus dos pies completamente pegados al piso y para eso necesitas un toro que tenga la flexibilidad y la humillación para poderse torear artísticamente”.
En la plaza de tientas se torean las hembras con la finalidad de seleccionarlas según su comportamiento en la plaza, buscando las mismas calidades que necesita un toro para una corrida. Así se aprueba para ser una futura madre en la ganadería.
Al no haber corridas por el coronavirus, la comida disminuyó a un kilo por día para cada animal. Según el ayudante Édgar Velázquez, alguna vez mientras estaban alimentándolos fue atacado por un toro: “Entramos el toro de corral a corral y cuando entro al último me cogió por los pies y de ahí para allá no me acuerdo de nada más; después desperté en el hospital”.
El mayorista o pastor de los toros Adelmo Velázquez aseguró que “hay uno que otro a los que se le coge cariño porque son muy nobles (...) Es como cuando uno tiene una mascota, uno se encariña con el toro y cuando ya toca embarcarlo, pues ahí toca resignarse porque tocó mandarlo a la plaza”.
Caicedo dijo que “ese toro se debe trabajar para dentro de cinco o siete años para que sean los que van a torear las figuras del toreo y que van agradar al público (...) Hay toros que permiten la plasticidad y el arte, hay otros que permiten el toreo defensivo; entonces, son diferentes conceptos de bravura que permiten el toreo artístico, el desmayado, el toreo rítmico o al toreo defensivo... en esos gustos yo no entro”.
Finalmente, aseguró que en Colombia se pueden sacrificar 10.000 cabezas de ganado y “no mueren con la misma dignidad, ni con la misma gloria de un toro bravo“. Y añadió: “Yo produzco el toro que trato que le guste a las figuras del toreo y que lo demanden las grandes ferias”.