EL PODER

Modelaje webcam, matices de un negocio que crece en la pandemia

Andrea Aldana junto a Ariel Ávila, conocieron la industria de las modelos webcam. Un mundo y un negocio, que hoy es garantía de opción laboral especialmente para los jóvenes. Segunda parte.

19 de agosto de 2020
| Foto: Rafe Swan/Cultura/Corbis

El trabajo webcam no es un trabajo fácil. Se corren riesgos porque, especialmente las mujeres, se ven expuestas en la red y por lo mismo son objeto de extorsiones y chantaje. Pero en ello, dicen algunas modelos, también tiene que ver el tabú que se ha manejado frente al tema. Por eso, hay mujeres en este oficio que han decidido hacerse públicas e intentan formalizar el gremio, como Ángela “Cianuro”, una modelo webcam que lleva varios años en este oficio.

Al contrario de la creencia popular, las modelos webcam no están “tapadas en dinero”, para ellas hay días malos y hay días buenos. Hay días en los que venden escenas de sexo explícitas. Pero, dice Ángela “Cianuro” , en este negocio, “lo que más se vende es el erotismo”. Además agrega, que “hay chicas que en un día pueden ganarse 6 mil pesos”, como también hay mujeres que pueden hacer una quincena de millón y medio. La cosa no es fácil, dice, “porque estamos en una competencia con modelos a nivel mundial”.

Hacer webcam suele ser motivo de crítica fuerte, pero luego de una inmersión en este campo para conocer sus matices, El Poder encontró que hay modelos, como Ángela “Cianuro” que luego de hacer webcam le encontraron un gusto. Según ella, algunas mujeres han descubierto qué les da placer en su sexualidad y hay quienes dicen subir su autoestima, por eso se hallan cómodas en pantalla. Pero advierten que esta comodidad se basa en la necesidad de poner límites al cliente. “Cuando tú estás iniciando, tú piensas que debes hacer todo lo que dice el usuario pero algo que yo le digo a todas las modelos es que nosotras tenemos que decir “No” cuando algo no nos gusta”, explica Cianuro.

No obstante, y aunque a algunas mujeres que hacen webcam parece irles muy bien, no todas las personas que han sido modelos en este negocio tienen una experiencia buena para contar, El Poder también encontró la otra cara de la moneda, mujeres que han visto su vida completamente arruinada luego de ejercer como modelos webcam.

"Están las presiones de los clientes, no sabes con qué persona te vas a encontrar. Me sentía asustada, personas que decían que eran mis papás, mis abuelos, mis hermanos. Personas muy mayores y otras que hacían cosas que yo quedaba como impresionada y al colgar la llamada me ponía a llamar”, cuenta Daniela, quien también es modelo webcam y debido a su mala experiencia entró en una depresión que la llevó a atentar contra su vida.

La presión de los clientes. Los clientes y sus exigencias. El modelaje webcam no es para todo el mundo, hay que tener cuero duro para esto, y para no correr cuando hay que ver clientes como el que le tocó a Daniela, un hombre que se lastimaba en vivo el cuerpo y se perforaba los genitales mientras ella observaba. “Todo este tipo de experiencias me dejaron como varias secuelas que he ido trabajando, pero hace poco recaí, tuve como un colapso y me llevaron a buscar la forma de atentar contra mi propia vida”, dice.

Las ganancias en el mundo del modelaje webcam entran a través de tokens y de créditos. Cada token vale cerca de un céntimo de dólar y cada crédito un promedio de 1,9 dólares. En las páginas de chat privado, el pago suele ser en crédito y las modelos se quedan más o menos con el 30% de lo que facturan. En las páginas donde el show es público, la moneda de pago es el token y las modelos se quedan con el 60 por ciento, pero tienen más exposición por lo público y por lo tanto tienen más riesgo en la red. Pero en ninguno de los casos se garantiza que quien ingrese como modelo, de inmediato entra a ganar bastante dinero. Por ello, aseguran, iniciando en el negocio es muy necesario comenzar en un “estudio”. Y ahí es donde entra en juego esa figura para muchos polémica: los estudios.

La falta de empleo y de oportunidad para los jóvenes que no tienen experiencia laboral es una de las causas que los empuja a buscar el modelaje webcam. Casi todos acuden inicialmente a un estudio pero como esta relación nadie la vigila, las ganancias se reparten según establezca el dueño del local.

El tema webcam es bastante polémico. Para algunas personas no es trabajo sino explotación sexual y los dueños de estudio posiblemente entrarían en el proxenetismo, pero lo cierto es que no hay ley que los señale como ilegales y las modelos en general, dicen que para hacer modelaje webcam es necesario iniciar en un estudio porque es allí donde aprenden del oficio. Estas misma modelos son las que llaman “trabajo” a lo que hacen e intentan hacer un gremio que esperan sea regulado.

Algunas modelos también explican que los estudios se quedan con un porcentaje del trabajo porque para hacer webcam se requiere internet de alta gama, equipos y computadores de última generación, locaciones impecables y bien iluminadas y todo aquello que, en lo técnico, busca que el espectador no se despegue de la pantalla. Y no todas las mujeres cuentan con esto dentro de sus casas.

El tema es largo y complejo. Y la única certeza es casi que la única industria que no perdió sino que creció de manera desaforada. Antes de la cuarentena por el virus, y según las mediciones de quienes están en la industria, en Colombia había 40.000 modelos haciendo webcam, pero desde hace cinco meses, y luego de que se ordenó la cuarentena, la cifra aumentó en más de un 35 por ciento. Irónicamente, la cifra aumentó casi a la par de lo que aumentó la cifra nacional de desempleo. Así mismo, hay hoteles, restaurantes, discotecas y otros negocios tradicionales que, ante la crisis, están buscando cómo hacer de sus negocios unos estudios para webcam

Hoy son más de 55.000 personas haciendo modelaje webcam. Y sea trabajo para unos y no lo sea para otros, lo cierto es que cada día se crean más estudios y cada vez hay más jóvenes, especialmente mujeres, ingresando a esta industria. Son miles de personas implicadas y, aunque el tema no sea cómodo, alguien tiene que legislar para protegerlas. El Poder, por su parte, hizo una inmersión en el terreno para conocer todas estas aristas, los matices de este negocio, esta es la segunda entrega del reportaje.