ANÁLISIS
"Las redes se mueven como el mundo, llenas de odio"
El tema del día en El Debate fue el ahora eterno umbral entre la libertad de expresión y la agresión en Twitter. "La fotografía del momento es odiados los unos a los otros", señaló el exalcalde de Bogotá Luis Eduardo Garzón.
En medio de la pandemia, la vida se convirtió aún más en estar tiempo detrás de una pantalla. El trabajo, los amigos, los encuentros sociales pasaron a tener como epicentro de encuentro los celulares de cada una de las personas. Pero la vida en ese mundo virtual dista de ser un oasis de calma. Las redes sociales concentran al día un número ilimitado de insultos, agravios y calumnias. ¿Por qué tanto odio? esa fue la pregunta del día en El Debate, la nueva franja de opinión de Semana TV.
¿Por qué tanto odio en redes sociales?
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"Twitter no es el universo ni el pais", aseguró Juan Carlos Pinzón, exministro de Defensa. “Los derechos de los ciudadanos no pueden ser virtuales. ¿Quién está manejando la agenda? Twitter. ¿Por qué la agenda se concentra en Twitter y el odio, sobre todo alrededor de la política?”, agregó Fico Gútierrez. Para el exalcalde de Medellín, “el odio en redes sociales es violencia, que no siempre es real porque también hay cuentas falsas y manipulación”.
A las 8 en #ElDebate:
Abordaremos el tema de las redes sociales como mecanismo de odio y desprestigio, un fenómeno que ha crecido en los últimos años, especialmente en Twitter.
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¿Los ataques en redes hacen daño?
— Revista Semana (@RevistaSemana) July 30, 2020
El exalcalde Luis Eduardo Garzón aseguró que no es de extrañar que las redes se muevan como el mundo, llenas de odio. "La fotografía del momento es odiados los unos a los otros, ya no amaos los unos a los otros". María Andrea Nieto cree, por su parte, que “el odio en las redes sociales es una estrategia para inocular miedo y pánico, para sembrar mucha incertidumbre y manipular a la gente”. Matador, en cambio, asegura que Twitter es el simple reflejo de lo que es Colombia. “Es la red social que más representa al país (…) la gente se ‘desfoga’ en Twitter (…) ¿Cómo es posible que un muchacho como La Liendra sea el influenciador más grande del país?”.
Redes sociales, el mundo en jaque
¿Las redes sociales amenazan la democracia? La revista británica The Economist se hizo esa pregunta en una portada. Relató cómo en las elecciones de Estados Unidos cerca de 146 millones de personas leyeron las noticias falsas creadas por los rusos y difundidas en Facebook, en 1.108 videos en YouTube y en 36.746 cuentas falsas de Twitter. En ese país, se calcula que dos tercios de los adultos solo se informan por redes sociales. “Lejos de traer luz, las redes sociales han propagado veneno”, concluyó el semanario británico.
El papel de las redes en la campaña que ganó Donald Trump hizo que el Senado norteamericano citara a declarar el año pasado a esos gigantes de la red. El tema se había convertido en un escándalo mundial cuando se descubrió que una consultora, Cambridge Analytica, había tenido acceso a los datos de 87 millones de cuentas. Esa información había sido usada no solo en la campaña de Estados Unidos, sino también en la del brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, testificó visiblemente compungido durante más de cinco horas. “No hicimos suficiente… Fue mi error y lo siento”, concluyó.
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La tristeza de la estrella de Silicon Valley tumbaba la aureola de las redes, otrora responsables del mayor sacudón de la política norteamericana con el triunfo de Barack Obama y de revoluciones sociales como la Primavera Árabe. Obama había demostrado la posibilidad de ganar las elecciones en el celular de los ciudadanos. El entonces candidato empleó en su momento a más de 100 personas para manejar las cuentas de la campaña y luego en la Casa Blanca se convirtió en uno de los principales influenciadores digitales del mundo.
Pero los tiempos han cambiado y en el poder hay quienes han llevado la influencia de Twitter al extremo. Por ejemplo, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha despedido ministros, denunciado megaescándalos de corrupción y controvertido con sus ciudadanos solo por medio de trinos.
Ese mundo de 140 caracteres, videos de un minuto, hilos y hashtags ha transformado a la sociedad mundial. Por un lado, ha creado nuevos protagonistas de la opinión y permite que cada vez más personas participen de las discusiones públicas. Por otro lado, degradó el debate político y se ha convertido en una amenaza por la andanada imparable de ofensas, la difusión de calumnias y la imparable creación de falsedades.
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Políticos de todas las tendencias, como Álvaro Uribe y Gustavo Petro,han convertido las redes en el escenario de sus polémicas, a veces como autores y a veces como víctimas.
Las redes sociales no han causado la enorme división que separa hoy a los colombianos. Pero sí han servido de megáfono para difundir las controversias, al permitir lanzar juicios implacables que pocos se atreverían a decirle en la cara a otra persona.
La campaña por el plebiscito dio el primer campanazo de alerta. Las noticias falsas se masificaron en las redes, y una vez se volvieron virales nadie pudo detenerlas. En internet inventaron la ley Roy Barreras, que le quitaba una parte de la pensión a los colombianos para dársela a las Farc. Allí decían que los guerrilleros tendrían un salario de 1,8 millones de pesos e incluso que cada familia tenía que adoptar un guerrillero. No es justo decir que el No ganó exclusivamente por las noticias falsas, pues buen número de colombianos no creía en la salida negociada con las Farc. Pero el daño que las redes le hicieron a ese debate resulta incalculable.
El problema consiste en que las mentiras y los extremos dan muchos réditos en las redes sociales y en la política. Generan miles de likes y de RT, y todos en ese juego lo saben. “Los populistas utilizan permanentemente la mentira como una herramienta para generar odios, resentimientos. Es la política del todo vale, en la que se puede decir todo sin ningún tipo de responsabilidad. Y esa polarización en Colombia rápidamente hace tránsito hacia una violencia más real”, asegura Sergio Fajardo.
A ese problema se suma otro ingrediente: el ego. “La deshumanización se ha instalado en las redes sociales. Se atenta contra los derechos fundamentales de las personas, se menosprecian los valores sociales, se pisotea la intimidad… Esto mezclado con una clamorosa ignorancia y un ilimitado afán de notoriedad es un coctel explosivo que lleva a alimentar a las redes con productos tóxicos para ganar adeptos a toda costa”, señaló la periodista española Rosario Gómez en una reciente reflexión en el diario El País, de Madrid.
Está tan probada la obsesión que generan los me gusta que este año todas estas plataformas han planteado quitarlos por el riesgo que representan para la salud mental, en especial de los niños y adolescentes. Instagram ya lo hizo en casi una decena de países, y Facebook puede tomar ese camino pronto. La decisión podría sacudir la forma como operan esas redes y el creciente poder de los influenciadores allí.
Vea a Juan Carlos Pinzón hablando del odio en las redes sociales
¿Qué hacer ante difamación en redes sociales?
Twitter y Facebook saben que su mal uso genera enormes problemas. Tanto es así que ambos gigantes tienen entre sus prioridades “proteger la salud de la conversación”, especialmente en procesos electorales como el de Colombia. En junio de 2019, el director de Política Pública de Twitter, Hugo Rodríguez, visitó el país y firmó un memorando de entendimiento con la Misión de Observación Electoral (MOE) para las elecciones de octubre. Rodríguez contó cómo la plataforma cambió sus reglas y que hoy le apuesta más a proteger la seguridad de los usuarios, su información privada y la autenticidad de estos en esa red.
Los colombianos están en el grupo de ciudadanos del mundo que más consultan Facebook: 24 millones acceden todos los días.
El alto directivo explica que hoy eliminan un 200 por ciento más cuentas que hace un año, como una estrategia para frenar las “bodegas” que generan conversaciones tendenciosas o falsas basadas en el trabajo de robots y no de usuarios de carne y hueso. “Twitter detecta a la semana más de 9 millones de cuentas a nivel mundial que pueden estar cayendo en estos supuestos de automatizar”, cuenta. Rodríguez pide abrir “una reflexión seria” sobre el uso de los HT en la política. “Respetuosamente se lo decimos a todos los participantes en procesos electorales: obsesionarse con ser tendencia no puede ser un objetivo de comunicación”.
Lo mismo ha hecho Facebook. La plataforma redujo el alcance de las páginas y dominios que compartan repetidamente noticias falsas en Colombia. Según le explicaron a SEMANA, con este mecanismo han aminorado hasta un 80 por ciento la distribución de contenido de baja calidad en Estados Unidos, donde la herramienta existe hace un tiempo. “Las noticias falsas sirven para impulsar clics y obtener ingresos, y la manera en que fueron empleadas recientemente en elecciones y conflictos étnicos alrededor del mundo es reprobable… Son malas para el público y malas para Facebook”, dijo recientemente Tessa Lyons, gerente de producto de esa plataforma.
En el país, las plataformas también financian mecanismos de verificación de datos con medios locales. Los colombianos están en el grupo de los ciudadanos del mundo que más consultan esa red social: 34 millones acceden todos los meses, y 24 millones, todos los días.
*Este recuento fue publicado en el informe especial de Semana, Redes Sociales: la nueva inquisición