NACIÓN
Covid-19, sobre ruedas y sin frenos
Se dice que para evitar la congestión en las unidades de cuidados intensivos por contagios de covid-19 es necesario controlar el uso de transporte masivo, pero no en todas las ciudades se cumple la regla. Bogotá, por ejemplo, está a punto de parar el servicio.
Ir en un bus, en calidad de pasajero, extender los brazos y poder girar como cuando un helicóptero va a despegar para evitar que alguien se haga al lado suyo, parecía un sueño difícil de cumplir, pero la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, invitó a que eso se hiciera en la ciudad mientras se supera la covid–19.
Expectativa:
Realidad:
Quizás en los primeros días de la cuarentena obligatoria funcionó, pero a medida que los ciudadanos necesitaban salir a buscar cómo sobrevivir, el panorama cambió, y se acerca más a la realidad que se vive en una ciudad históricamente congestionada y poco tolerante. “Puede ser que la alcaldesa quiera tener unas medidas, pero la alacena de ella está llena y la de nosotros no, y hay niños, por lo que las mamás o los papas tiene que salir a trabajar”, dijo Angie a Semana Noticias, mientras se movilizaba del sur al centro de Bogotá, en un bus en el que escasamente se lograba respirar.
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La alcaldesa advirtió el pasado 20 de mayo que si se superaba el 35% de los buses zonales era necesario cerrar todo el sistema de transporte público masivo en Bogotá. Para esa fechase estaba ocupado el 34% solo a un punto de diferencia para apagar todos los buses.
“Que sea lo que Dios quiera”, responde uno de los conductores que deja llenar su bus. Según él, si se limita a ese cupo no alcanza a reunir lo del combustible, la cuota que tiene que pagar por el carro, la lavada y mucho menos para llevar alimentos para su hogar.
El sistema de transporte masivo afronta una de las crisis económicas más grandes de la historia. Hay dos puntos que chocan entre ellos: garantizar las medidas de bioseguridad, evitando tener una ocupación de más del 35%, y a la vez garantizar la movilidad de los ciudadanos que tienen excepciones para salir a la calle.
En otras ciudades como Barranquilla, los operadores del servicio han estado a punto de cerrar todo el sistema por falta de recursos. En el Metro de Medellín hay control, pero en las zonas periféricas los buses pasan igual de llenos a los de Bogotá.