ENTREVISTA
Luigi Echeverri explota: se despacha sobre Ecopetrol, el dólar, el gobierno Petro, Francia Márquez y habla de traiciones a los expresidentes Uribe y Duque
El expresidente de la junta de Ecopetrol no se guardó nada en su entrevista con Vicky Dávila y Jairo Lozano.
Vicky Dávila (V. D.): desde que Gustavo Petro ganó las elecciones, Ecopetrol ha venido sufriendo unas situaciones complejas. Ha sido como una montaña rusa. Los anuncios del presidente sobre hidrocarburos y gas han hecho que muchos vean un acta de defunción para la industria. El último cambio es el de la junta directiva de una empresa supremamente próspera. ¿Cuál es el panorama de la empresa?
Luis Echeverri (L. E.): Ecopetrol es una compañía que tiene un tesoro muy grande en el patrimonio humano. Tiene talento y es una compañía muy bien presidida, con un equipo ejecutivo completamente venido de la industria petrolera. Tuvimos la suerte de decir que el gobierno Duque lo que hizo fue darnos carta libre para estructurar una junta directiva que fuera ―digamos― como una Selección Colombia, por decirlo de alguna manera, y que fuera a lograr que la empresa se transformara realmente, pero con miras a la transición energética. Eso no es un tema nuevo. La compañía le entregó al Estado 65 billones de dólares en los últimos años, pero la empresa les entrega a las regiones mucho más.
V. D.: ¿usted ha dicho que la empresa ha tenido una pérdida de valor desde la llegada de Gustavo Petro?
L. E.: claro, obviamente hubo una pérdida muy grande si se mira por el valor de la acción. Desde la campaña comenzó a perder, cuando él dijo que iba a cancelar la exploración de hidrocarburos. Lo mismo ha dicho con respecto al gas. Cuando Colombia descubre que puede triplicar sus reservas, él dice que va a traer de Venezuela, que no se puede hoy.
Tendencias
V. D.: ¿el gobierno Petro quiere acabar Ecopetrol?
L. E.: yo no sé si quiere acabar con Ecopetrol, pero uno necesita plata y con esas declaraciones eso se convierte en un espantapájaros.
V. D.: ¿qué pasó con la Asamblea de Accionistas?
L. E.: a mí me nominó un gobierno, pero el que nos nombró fue una Asamblea de Accionistas. La verdad, la que debe revocar es la asamblea. Y sin ningún problema, uno es reemplazable. Lo que se necesita es un gobierno que quiera esa iguana, que la respalde, que defienda a Ecopetrol.
V. D.: ¿qué piensa de la ministra de Minas?
L. E.: eso es como si a mí me ponen a volar un helicóptero. Nos morimos todos.
V. D.: ¿es decir que no sabe nada?
L. E.: pues no sabe las cifras. Ella está hablando de otras cosas, está hablando de crecimiento económico, entonces. los mensajes de ella y de Petro han sido iguales.
Jairo Lozano (J. L.): ¿Colombia va bien o va mal?, porque vemos un dólar que está rozando los 5.000 pesos.
L. E.: vamos mal. Cada que hay una devaluación y cada que hay declaraciones irresponsables con respecto a la ortodoxia que demanda el manejo macroeconómico, cada colombiano queda debiendo más plata hacia el futuro, Y devolver eso frente a una recesión que se está viendo muy fuerte en Europa y Estados Unidos, es muy complicado. El país estaba preparado para aguantar, pero tenía que mostrarle al mundo que era un pueblo de atracción de inversión. Pero cuando llega la irresponsabilidad en este sentido, pues la gente no quiere invertir aquí y la gente está sacando la plata. Sí, vamos mal porque las cosas están valiendo menos. Mucha gente se quiere ir porque el factor de división de la tasa de cambio es muy grande.
V. D.: ¿dice usted que la gente se quiere ir?
L. E.: pues yo vi esto pasar en el 2000. Mucha gente se quiere ir, mucha gente quiere salir del país. Lo que pasa es que no es tan fácil. Hace unos años usted tenía diez millones, había que dividir por la tasa de cambio de 2.000, hoy toca por 5.000.
V. D.: ¿usted ha pensado en irse o se piensa quedar en su casa?
L. E.: yo no me puedo ir. Yo ya me fui una vez 26 años. La mafia me quemó mi casa, logré hacer empresa y logré trabajar también por el país desde allá. ¿Pero para dónde voy a cargar a los animales que tengo? Aquí estoy y aquí me quedo. Esto es lo mío.
V. D.: ¿cuál es la definición que usted tiene del gobierno Petro?
L. E.: es un populismo y están llevando al país a una situación extrema; se van a llevar una sorpresa muy grande con la gente. Yo tengo mucho miedo de que aquí pueda pasar lo que ha pasado en otros países de Latinoamérica. La destrucción de Venezuela fue tremenda. Si no se pone cuidado, nos acaban hundiendo. A nadie le conviene, las anarquías, ni tampoco un régimen totalitario.
J. L.: ¿usted cree que el gobierno de Petro es el cambio?
L. E.: no hay una sola campaña política en el mundo que no prometa cambiar. Eso es como cuando usted va a conseguir novia: usted lleva flores y hasta le da la manito, pero vamos a ver. Siempre hay amor, desamor, y lo que queda..., veremos qué es lo que queda, por ahora el amor está cuestionado. Porque yo lo que veo es que la que más va a sufrir es la gente que menos tiene, ¿por qué? Porque les van a quitar la pensión a la mamá, eso va a quedar mal administrado; porque el sistema de salud que es muy bueno le acaba de mostrar una prueba de esfuerzo muy grande; porque el tema de trabajo se lo entregaron a unas ideas socialistas y comunistas que no han funcionado jamás. Una cosa es la libertad y otra el libertinaje, y esos conceptos aquí como que están completamente confundidos. Aquí hablamos ya solo de derechos, ¿pero y quién cumple las obligaciones?
V. D.: usted no está de acuerdo con la paz total de Petro.
L. E.: la paz es un ideal, pero tampoco estuve de acuerdo con la de Santos, eso no es el eslogan de los sesenta de Peace and Love.
J. L.: ¿qué piensa usted cuando ve a delincuentes quererse montar al bus de la paz total?
L. E.: la paz aquí se convirtió en una bandera política, como se convirtió el ambientalismo, cuando la paz es de todos.
V. D.: ¿usted no le cree cuando dice que se va a quedar solo cuatro años?
L. E.: yo me guío por lo que dicen, que un cambio necesita 20 años.
J. L.: ¿cómo le parece el papel de Francia Márquez?
L. E.: pues yo no sé si esa señora está calificada para ser vicepresidente. Yo sé que era una activista, pero es que eso es lo que nos tiene mal en esta democracia, que no hay un filtro para escoger a la gente. Le oí lo de vivir sabroso… ahora la gente quiere trabajar menos horas y vivir más bacano, pero así no se construye sociedad.
V. D.: ¿qué piensa del papel de Roy Barreras?
L. E.: yo no lo conozco, pero cuando Uribe era presidente, entonces le pedía que le cargara a la hija. Luego ya estuvo con Santos. Un día defienden una cosa y al otro, otra. Vuelvo y le digo: yo creo que el país tiene que escoger a los mejores hombres. Pero el mensaje es muy fácil para el resto de los colombianos: vuélvase delincuente y haga bastantes cosas mal hechas y de verdad que lo premian, pero si no cumples lo que van a clavar en más impuestos y todos los días más normas y más dificultades, entonces...
V. D.: usted ha hablado de Venezuela, Iván Márquez va a tener otra oportunidad. ¿Qué piensa?
L. E.: el mensaje es haga las cosas mal hechas y verá que lo perdonamos, pero si cumple, le vamos a clavar más impuestos. De verdad que no se entiende. El mensaje que estamos mandando a la juventud es este.
J. L.: ¿cómo ve el tratamiento a la primera línea?, hasta se habló de un indulto presidencial.
L. E.: yo lo veo como la mamá que llevó a un muchacho de la primera línea y lo entregó a las autoridades, les pidió disculpas a los policías. Los que están hoy en día gobernando son los que se inventaron la primera línea para tumbar el gobierno anterior.
V. D.: ¿sí querían tumbar a Duque?
L. E.: pues yo sí creo, u obligarlo a renunciar. Yo creo que Iván Duque tuvo el temple para no cederle al terrorismo. A mí me pareció que tanto los gremios como los líderes políticos lo dejaron solo.
V. D. ¿Gustavo Petro, hoy presidente de Colombia, qué tiene que ver con la primera línea?
L. E.: ustedes, los periodistas, tienen el recuento de las cosas. Acuérdense que decían que Duque era un dictador y que había que terminar con la dictadura. Lo que pasa es que todos lo hacen de una forma velada. Porque lo que pasa es que con el terrorismo nunca hay negocio, porque las leyes y las normas de ellos son completamente distintas a las de los seres humanos que viven en la sociedad.
V. D.: ¿cuando usted habla de expresidente, a quiénes se refiere?
L. E.: casi todos, expresidentes y líderes políticos, piden puestos casi todos. Muy poca gente se anima a pasar un proyecto, una idea.
V. D.: el Partido Conservador está ahí con Petro…
L. E.: puestos y contratos.
V. D.: ¿y el Partido Liberal?
L. E.: vengo de familia liberal, pero el partido perdió mucha gente honorable cuando comenzaron a negociar con los delincuentes.
V. D.: ¿y el Centro Democrático?
L. E.: yo no soy de ningún partido. Yo creo mucho y he respetado mucho el patriotismo del doctor Uribe, pero también he visto ahí problemas.
J. L.: ¿cómo ve a Álvaro Uribe, enfrentando su proceso judicial?
L. E.: el caso de Álvaro Uribe es como si yo me voy a su casa, le robo las joyas a su mujer y después me acusa usted de ladrón. Pero eso se volvió una bandera política hemisférica: acabar con el demócrata que demostró que Colombia podía superar los problemas democráticos que tenía. Lo convirtieron en el diablo para poder pecar, como pasó con la Iglesia.
V. D.: déjeme le cambio el tema, ¿extraña mucho a su papá? Yo lo veo a usted y veo un pedacito de su papá.
L. E.: muchísimo. Mi papá era una persona con mucho carácter. Me enseñó a ser independiente, pero me enseñó a verles lo bueno a las personas. Era bravo, no tenía miedo en darle a alguien una trompada, pero si se equivocaba pedía perdón. He empezado a hacer un intento de biografía de él.
V. D.: ¿qué diría su papá hoy? ¿Estaría emberracado?
L. E.: sí, claro. Estaría diciendo que tenemos que defender a Colombia.