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¿Por qué el mismo pueblo que eligió a Gabriel Boric en Chile le rechazó cambiar la Constitución?
Julio Londoño Paredes, excanciller de Colombia, analizó en SEMANA la derrota de Gabriel Boric en Chile, a quien sus ciudadanos le rechazaron la Constitución.
Una contundente mayoría en Chile rechazó este domingo la propuesta de Constitución que buscaba cambiar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989) por otra con más derechos sociales, en un resultado que superó las expectativas más optimistas de la oposición conservadora. Más de 15 millones de electores estaban convocados a las urnas en una jornada con alta participación por voto obligatorio y en gran parte del país se impuso la opción en contra de la Constitución. El “Rechazo” se impuso frente al “Apruebo”, según informó el servicio electoral.
De acuerdo con Julio Londoño Paredes, exministro de Relaciones Exteriores de Colombia, el “talón de Aquiles” de la reforma a la Constitución, no aprobada, radicó en que la misma privilegiaba a unos pocos. “La nueva Constitución chilena era una colcha de retazos con un sentido absolutamente socialista y favoreciendo, yo creo que ese fue el talón de Aquiles, a un grupo minoritario en Chile de un 12 por ciento de origen indígena, se les estaba dando una serie de privilegios que no se había conocido en ninguna parte del mundo”, explicó.
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El proyecto consagraba una “plurinacionalidad” indígena y establecía un nuevo catálogo de derechos sociales en salud, aborto, educación y pensiones, con un marcado énfasis medioambiental y de protección de nuevos derechos, aunque mantienía la economía de mercado. El plebiscito de octubre de 2020 para decidir entrar a un proceso constitucional, tras la gran revuelta social de 2019 en reclamo de mayor justicia social, contó con el apoyo de casi 80% del electorado.
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El “Apruebo” venció casi únicamente entre una mayoría de los chilenos en el exterior, donde había unos 100.000 electores inscritos. El nuevo texto, de 388 artículos y elaborado durante un año por una Convención Constitucional, consagraba un “Estado social de derechos”, en respuesta a reclamos expresados en las masivas manifestaciones de octubre de 2019.
Los elementos que más divisiones provocaron del proyecto fue haber consagrado la plurinacionalidad indígena y haber incluido en su nuevo catálogo de derechos sociales el aborto, el derecho a la vivienda “digna” en un texto con un marcado énfasis medioambiental que sin embargo mantenía el modelo de economía de mercado. Todas las encuestas habían anticipado el triunfo del “Rechazo” pero ninguna con tanta holgura.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, había asegurado horas atrás que cualquiera fuese el resultado convocará a la “unidad nacional” en un ejercicio con “más democracia” para superar fracturas sociales, al votar entre aplausos en su ciudad natal de Punta Arenas. El rechazo de la nueva constitución en Chile es el golpe más duro que ha sufrido Gabriel Boric. El presidente de Chile se había empeñado a fondo en esa apuesta que cargaba mucho esfuerzo, polémica y simbolismo.
Lo primero que venía a la cabeza de quienes lo escuchaban era que la opción de derrota estaba en su mente. Lo segundo, que no se rendiría y se la jugaría por proponer de nuevo la reforma constitucional. El escenario de derrota era probable, todas las encuestas lo anunciaban. Y se confirmó este domingo tras los resultados. La llegada del mandatario Gabriel Borix giró a Chile a la izquierda de un solo timonazo. Perteneciente a los movimientos estudiantiles, Boric llegó como la gran ilusión de un sector de la población. Sin embargo, su gestión ha estado empañada de fracasos.
El proceso constituyente comprendía muchas aristas. La actual carta magna fue aprobada en 1980, cuando mandaba Augusto Pinochet. Desde entonces, el texto ha sido reformado más de 60 veces, y, actualmente, aparece firmada por el expresidente Ricardo Lagos Escobar. No obstante, tumbarla traía consigo un gran simbolismo y, por eso, se decía que la elección de este domingo era la más importante desde la dictadura.
La Constitución chilena es totalmente distinta a la conformada por Pinochet. Pero en 2019, cuando el estallido social se tomó las calles, la principal demanda de los manifestantes fue que la nación pudiera construir una nueva carta magna que no fuera heredada de sus tiempos más oscuros.
Todo parecía una luna de miel para la izquierda en el país austral. Se convocó un plebiscito en el que los chilenos decidieron que querían tener una nueva constitución. Luego se formó la Convención Constitucional, que en su mayoría quedó en control de movimientos alternativos, y, finalmente, se eligió a Gabriel Boric como presidente.
Pero en el camino algo se torció y terminó con una Convención Constitucional deslegitimada, con una nueva carta magna totalmente impopular y ahora rechazada, y un Gabriel Boric con una imagen que empeora día tras día. Hoy todas las miradas están puestas sobre el presidente de izquierda.