Sanciones

Bajo sospecha

SNC Lavalin, una de las firmas de asesorías más grandes del planeta, fue vetada por el Banco Mundial por presuntas malas conductas. ¿Cuál es el impacto?

20 de septiembre de 2013, 8:00 a. m.
Robert Card, CEO de SNC Lavalin. Según SNC Lavalin, los ingresos generados a partir de proyectos afectados que son financiados por el Banco Mundial representan aproximadamente 1% de los ingresos anuales. | Foto: AFP

El pasado 17 de abril, el Banco Mundial informó a través de un comunicado que inhabilitó por diez años a la consultora SNC Lavalin para participar en proyectos en los que esté presente esta entidad.

La decisión se conoció tras una investigación del Banco por acusaciones de soborno en el desarrollo del proyecto del puente multipropósito Padma, en Bangladesh, y al enterarse de malas conductas en un proyecto de electrificación rural y de transmisión de energía en Camboya.

Esto significa que en proyectos donde los recursos del Banco Mundial o el IFC estén presentes no podrá participar SNC Lavalin.

Se trata de una de las firmas más importantes del mundo en materia de asesoramiento en energía, petróleo y gas, así como construcción, transporte público y minería. Su facturación en 2012 ascendió a US$8.000 millones y opera en más de 100 países.

Su presencia en Colombia ha tenido varias etapas y hoy es una de las firmas de asesoría más relevantes. Llegó al país en 1994 y funcionó hasta el año 2000 cuando se retiró. En 2007 reabrió sus oficinas en Bogotá y comenzó la búsqueda de una compañía colombiana que le permitiera avanzar en su expansión. En 2010 adquirió a Itansuca, una firma con más de dos décadas de historia en el mercado de hidrocarburos y con conocimiento de la infraestructura de producción, almacenamiento, transporte y distribución de petróleo, sus derivados y gas natural.

Para el año pasado, según las cifras de las 5.000 Empresas de Dinero, SNC Lavalin fue la compañía de asesorías técnicas más grande del país, con ingresos que superaron los $230.000 millones, un crecimiento de 66% frente a 2011. Entre sus clientes se cuenta al mismo gobierno nacional, Ecopetrol y la Transportadora de Gas Internacional (TGI).

De hecho, apenas un mes después de su inhabilitación por parte del Banco Mundial, TGI firmó un contrato con Lavalin para el desarrollo de un proyecto de compresión de gas en Chía, al norte de Bogotá. El proyecto tiene tres fases y SNC Lavalin participa en una de ellas con una propuesta cuyo valor asciende a $35.000 millones. La adjudicación de este proyecto a SNC Lavalin despertó al interior de TGI una gran preocupación por los alcances que pudiera tener la determinación de esta entidad multilateral.

“TGI, apenas conoció la información, procedió a solicitar el análisis riguroso de la firma interna de auditoría para evaluar si se cumplieron los procesos dentro de lo establecido en el estatuto de contratación y de los reglamentos ante las instancias pertinentes. Efectivamente, la auditoría confirma que todo se dio bajo el rigor de las normas, de los reglamentos establecidos por la compañía en este tipo de procesos. Además, con la adjudicación a esta compañía estamos obteniendo ahorros cercanos a los US$4 millones en la inversión del proyecto”, asegura Ricardo Roa, presidente de TGI.

De acuerdo con un comunicado de SNC Lavalin, tras conocerse la determinación, “los ingresos generados a partir de proyectos en las filiales afectadas que son financiados por el Banco Mundial (y otros bancos multilaterales de desarrollo que son signatarios del acuerdo de inhabilitación conjunta, del 9 de abril de 2010) representan aproximadamente 1% de los ingresos anuales de la sociedad”. La compañía no espera que su posición estratégica en Colombia se vea afectada por esta decisión. “Nuestros esfuerzos están focalizados en otro tipo de proyectos que se salen del área de interés del Banco Mundial”, le dijo a Dinero un vocero de la firma en Bogotá.

En Colombia se ha enfocado en explicar al mercado y a sus clientes la decisión. “Hemos puesto en marcha unas medidas de cumplimiento de clase mundial que han sido muy bien recibidas por el mercado, nuestros clientes y aliados –agrega el vocero–. Esto nos ha servido para asegurar alianzas estratégicas y obtener proyectos con clientes líderes a nivel local e internacional”.

Sin embargo, varias empresas encendieron las alarmas. Dinero conoció que Ecopetrol, por ejemplo, a través de la Unidad de Ética y Cumplimiento tuvo acercamientos con los representantes de SNC Lavalin en Colombia para informarse y determinar los elementos del programa de cumplimiento de esa compañía. Además, ha habido reuniones con los administradores de los contratos al interior de Ecopetrol para determinar los riesgos que se pudieran presentar. Desde el pasado mes de mayo, esta unidad de Ecopetrol emitió un memorando en el que se solicitó al área encargada de la contratación de la empresa extremar los controles a quienes tienen a su cargo la administración de los contratos para identificar si situaciones como esta podrían presentarse en los contratos vigentes con Ecopetrol.

No obstante estas acciones, voceros de la petrolera precisaron que el listado de sanciones por parte del Banco Mundial no es vinculante para Ecopetrol como por ejemplo sí lo es la Lista Clinton. “Así las cosas, no puede considerarse como una lista restrictiva que impida tener relaciones comerciales con SNC Lavalin o Itansuca”, agrega la fuente.

Otras firmas, cuyos voceros prefirieron mantenerse en el anonimato, afirman que están a la espera de decisiones futuras sobre contratos con SNC Lavalin. “Posiblemente, las relaciones hacia el futuro serán más complejas con estos proveedores por nuestras políticas de gobierno corporativo y por las relaciones con el Banco Mundial y la IFC u otras entidades multilaterales”, dijo uno de ellos.

Muy posiblemente los intereses de SNC Lavalin y el Banco Mundial van a cruzarse, pues se viene el desarrollo de los proyectos de infraestructura por más de $45 billones y de otros emblemáticos –como el Metro de Bogotá– donde ambos, han anunciado su interés en participar. Un momento de decisiones que está por concretarse.