La ganadería extensiva es uno de los principales motores de deforestación en Colombia y otras regiones del mundo. Foto: Universidad Nacional

SOSTENIBILIDAD

Ganadería: ¿qué riesgos afronta por la transición climática?

La alta intensidad de las emisiones de esta actividad económica, el uso ineficiente de la tierra y la asociación con la deforestación hacen que el sector ganadero esté expuesto a riesgos generados por el cambio climático.

8 de abril de 2021

En Colombia, la actividad ganadera juega un papel importante en términos económicos y culturales. Sin embargo, en la última década se ha identificado como generadora de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y por tanto, potenciadora del cambio climático.

Así lo indica el informe de análisis de riesgos de transición climática titulado “La carne bovina colombiana”, realizado por la iniciativa norteamericana Orbitas, en el cual se expresa que la industria de carne bovina en Colombia es la segunda más intensiva en emisiones del mundo.

Colombia tiene 34 millones de hectáreas de pastos, de los cuales 28 % está clasificado como pastos no sometidos a ordenación, donde están 28 millones de cabezas de ganado, en 655.661 pastizales, de acuerdo con datos de los censos pecuario y agropecuario realizados por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el Dane.

Esas estadísticas muestran que 15 millones de hectáreas de ese total de tierras se consideran aptas para la ganadería. La mayor parte de la producción se realiza en sistemas extensivos con bajas tasas de almacenamiento y poca productividad.

La industria ganadera es susceptible a las transiciones generadas por el cambio climático. | Foto: Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR)

Germán Serrano, secretario técnico general de la Mesa Nacional de Ganadería Sostenible, planteó en un conversatorio sobre este informe, que “hoy por hoy la ganadería que se hace en Colombia es insostenible y por eso se necesita una política pública que la reforme”.

Tierras extensivas

El análisis de Orbitas muestra que esta actividad se caracteriza por sistemas extensos en tierras no aptas, donde tan solo el 1 % de los productores operan a escala comercial con más de 500 animales. De esta forma, la alta intensidad de las emisiones de la industria junto con el uso ineficiente de la tierra y la asociación con la deforestación hacen que el sector ganadero esté expuesto a riesgos de transición climática.

Dentro de dichos peligros se encuentra la disminución del crecimiento mundial y regional de la demanda de carne bovina por parte de los consumidores; normativas, políticas y restricciones de deforestación y los costos de emisiones que entraña la conversión de bosques en pastos y la producción de ganado.

Al respecto, Diana Hernández, coordinadora de la Acción de Mitigación Nacionalmente Apropiada de Ganadería (NAMA de ganadería) expresó que el tema de valor y tenencia de las tierras sin duda es un reto para el sector ganadero.

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Trabajar en modelos de ganadería sostenible es la mejor forma de que esta industria enfrente los retos que impone las transiciones del cambio climático. | Foto: ©TNC/archivo

“Para enfrentarlo hay que aprovechar los colectivos que ya existen como son los gremios productivos, las cooperativas que están en la base y pueden ayudar a subsanar todo esto a nivel local y trabajar muy en conjunto”.

De esta forma, para evaluar el efecto de las futuras transiciones climáticas en la producción bovina colombiana, Orbitas establece tres escenarios: ambición histórica, modesta y enérgica. El primero supone una ambición climática limitada en la que las emisiones agrícolas no están reguladas ni gravadas.

La modesta, por su parte, considera impuestos bajos por la emisión de GEI e invierte en trayectorias de bioenergía y un mayor interés por parte de los consumidores por la carne bovina sostenible certificada, así como restricciones a la deforestación.

El escenario enérgico supone impuestos más altos por emisiones de GEI, una importante demanda local de carne bovina con certificado sostenible, así como descensos relevantes en el consumo mundial y regional. Estas últimas proyecciones son directamente proporcionales con alcanzar las metas climáticas mundiales de lograr que la temperatura no aumente más de 1.5° C, como se planteó en el marco del Acuerdo de París.

Época de cambios

“Las transiciones climáticas generarán riesgos reales al sector ganadero en Colombia. Sin embargo, esto no debe ser un motivo para resistirse a los cambios, al contrario debería ser un incentivo, pues las oportunidades son significativas si se tiene en cuenta que hacer una ganadería sostenible y proteger los bosques será más rentable que continuar con las formas de producción tradicionales”, afirmó Mark Kenber, director de proyectos de Orbitas.

De acuerdo con el estudio, en el marco del escenario enérgico, a partir de 2035, los precios de la carne bovina en Centroamérica y Suramérica aumentarán, mientras que la producción caerá más rápidamente en comparación con las tendencias mundiales. Para 2040, bajo los supuestos de este mismo escenario los precios regionales de la carne bovina serán 1,6 veces más altos y los precios mundiales 2,3 veces más altos que en el escenario histórico.

Fedegán expresa preocupaciones por TLC con Japón.
La ganadería es una de las actividades que más genera emisiones de gases de efecto invernadero. | Foto: Cortesía Fedegán.

Frente a estas proyecciones, el llamado es que el sector adopte desde ya técnicas sostenibles como los sistemas silvopastoriles intensivos en los suelos aptos para este uso, que los ayuden a protegerse contra futuros aumentos de costos y la volatilidad de los precios al reducir emisiones, aumentar la productividad, diversificar las fuentes de ingresos y ampliar el acceso a los mercados.

Clemente del Valle, director de Finanzas Sostenibles en el Centro de Finanzas Sostenibles de Uniandes, afirmó que “el sector ganadero está expuesto a unos riesgos si no se transforma no va a poder sobrevivir”.

La producción sostenible representa una oportunidad para que la industria de la carne bovina en Colombia aumente sus beneficios y, al mismo tiempo, mitigue su vulnerabilidad ante los riesgos de la transición climática. Pero la ampliación de estos enfoques requiere un capital inicial importante, junto con una asistencia técnica y una divulgación constantes.

El gobierno colombiano tiene la posibilidad de alinear los incentivos de la industria y los objetivos ambientales a través de mecanismos como la fijación de impuestos al carbono, las restricciones al uso de la tierra y otras regulaciones climáticas.