FAUNA
Murciélagos: tres nuevas especies fueron registradas en Colombia
Se trata de la Vampyressa voragine, especie hallada en los Llanos Orientales, el murciélago orejón Histiotus cadenai de los Andes de Colombia y Ecuador y el Cynomops kuyzha proveniente de la región Pacífica también de estos dos países. En total el país cuenta con 219 especies de estos animales.
En una conferencia mundial sobre mamíferos que se realizó en 2018, Hugo Mantilla Meluk, director del Centro de Estudios de Alta Montaña de la Universidad del Quindío, aseguró que Colombia ocupaba el primer lugar en diversidad de especies de murciélagos en el mundo y que la región del Chocó era el lugar más diverso conocido en el planeta para estos animales. Los comentarios levantaron opiniones encontradas dentro y fuera del país, pero los datos publicados en los últimos diez años soportan esa hipótesis, dice este experto, pues en el territorio se registran 219 especies.
Precisamente sumando al patrimonio biodiverso del país en esta especie, este mes se anunciaron tres nuevas especies de murciélagos para la ciencia. Vampyressa voragine, consumidora de frutos del piedemonte de los Llanos Orientales, y dos nuevos murciélagos consumidores de insectos: el murciélago orejón Histiotus cadenai para los Andes de Colombia y Ecuador y el murciélago de bonete Cynomops kuyzha proveniente de la región Pacífica de Colombia y Ecuador.
Estos animales son importantes por sus servicios ecosistémicos. Por ejemplo, son dispersores de semillas que restituyen los bosques y son controladores efectivos de plagas que afectan cultivos y transmiten enfermedades.
El trabajo científico producto de años de documentación de la biodiversidad por equipos de la Universidad de Nacional de Colombia, la Universidad de Caldas y la Universidad del Valle y Texas Tech University, ha sido publicado en las revistas científicas: Journal of Mammalogy, Caldasia, y Mammalia.
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En lo que hace referencia a la especie Vampyressa voragine, hallada en Casanare, recibió este nombre inspirado en la reconocida novela La Vorágine, de José Eustasio Rivera.
El biólogo Miguel E. Rodríguez, de la Universidad Nacional y subdirector de investigaciones de la Fundación Reserva Natural La Palmita, cuenta que gracias a la terminación del conflicto armado se pudo explorar la región con las comunidades.
Colecta de especímenes
En desarrollo de un proyecto de caracterización de la biodiversidad de Casanare, adelantado por la Fundación La Palmita, los investigadores llegaron hasta Chámeza, donde colectaron los especímenes. Sin embargo, en un principio los expertos pensaron que correspondían a la especie más ampliamente distribuida y también amenazada: V. melissa.
Pero tras una colecta de estos últimos especímenes en Caquetá, observaron que los registrados en Chámeza eran muy diferentes, por lo que decidieron hacer un estudio más especializado, gracias a la colaboración del Instituto de Genética de la Nacional.
Allí se confirmó que los individuos recolectados eran una nueva especie de murciélago, muy restringida a los bosques altoandinos, que solo se conoce para esta localidad y otra en Norte de Santander.
En la caracterización biológica trabajaron alrededor de 16 biólogos, además de investigadores locales. En los sitios fueron utilizadas redes de niebla, trampas para ratones, cámaras trampas y los investigadores realizaron diversos recorridos por el bosque. Trabajaron ocho días en invierno y ocho días en verano.
Las especies de murciélagos en el país se reconocen porque algunas comen insectos, otras, néctar y polen, y solo tres especies se alimentan de sangre, pero la mayoría come frutos.
Estas últimas son muy importantes para la regeneración de los bosques, pues se mueven a lo largo de la cordillera, y son clave en estos sitios que han sido tan deforestados, para hacer una recuperación pasiva de los hábitats naturales. Es decir, para que la misma naturaleza vaya plantando sus propios bosques y pueda conservar sus recursos.
Para el biólogo Rodríguez, “de la diversidad de animales que se cree que son muy conocidos como los murciélagos u otros mamíferos, todavía hay mucho por descubrir y entender. Por eso se debe insistir en conseguir recursos y financiación, pues dichos estudios son costosos”.
En esta investigación participaron la Fundación Reserva Natural La Palmita, la Gobernación del Casanare, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), y los Institutos de Genética y de Ciencias Naturales (ICN) de la Nacional, en Bogotá.