INDUSTRIA NATURAL
Plantas, conocimientos ancestrales y productos cosméticos: una idea de negocio en Medellín
Con cacay, mirití y propóleo, materia prima procesada por comunidades indígenas, mujeres cabeza de hogar y excombatientes de zonas rurales en Antioquia, Meta y Putumayo, investigadores desarrollaron un bloqueador solar, un serum capilar y un gel facial de control de imperfecciones.
Sin recurrir al testeo con animales como conejos, perros o gatos, en Medellín se crearon tres productos cosméticos a partir del uso de raíces ancestrales, semillas y especies de regiones como la Amazonia o la Andina, producidas por comunidades indígenas, mujeres cabeza de hogar y hasta excombatientes de grupos ilegales.
Los productos fueron elaborados en el laboratorio de prototipado de la Unidad de Toxicidad in vitro (UTi), de la Universidad CES de Medellín, en donde le han comenzado a decir adiós a los experimentos con animales.
Se trata de un serum capilar, un gel facial para el control de imperfecciones y un protector solar, elaborados a base de productos de la biodiversidad colombiana como el aceite de mirití, extracto de propóleo y aceite de cacay, respectivamente.
El primer producto es el serum capilar, una mezcla de oleos a base de aceite de mirití, un fruto amazónico procesado por las comunidades indígenas de Villagarzón, en el departamento de Putumayo. Pensado y elaborado para la protección y cuidado del del cabello, este producto se aplica de medios a punta y ayuda a evitar la horquilla y los daños por el uso de sustancias químicas.
“El aceite de mirití tiene un alto contenido de antioxidantes, entre ellos, provitamina A. Esta vitamina es muy nutritiva para el cabello y junto con otros aceites vegetales que incluimos en este prototipo ayuda a suavizar y brindar brillo a la fibra capilar”, explicó Alejandra Monroy Espejo, analista del Laboratorio de prototipado de la UTi de la Universidad CES.
Extracto de propóleo
Por su parte, del extracto de propóleos producido por cuatro asociaciones de apicultores de los municipios de San Rafael, Salgar, Turbo y El Bagre (Asopisa, Campo Dulce, Dappce y Miel del Bosque) nace el segundo producto: un gel facial para el control de imperfecciones como el acné.
“Al aplicar este producto se genera una sensación refrescante. Adicionalmente, ayuda a mantener esa piel agredida por el acné en un estado de suavidad”, añadió Monroy Espejo.
Finalmente, el laboratorio de prototipado de la UTi realizó un protector solar a base de aceite de cacay, una especie amazónica proveniente de Villavicencio, en el Meta. Este producto fue elaborado con filtros solares de origen mineral, los cuales evitan daños en los ecosistemas marinos. De esta forma, el producto no solo protege la piel de las personas, sino que además es amigable con el ambiente.
“El aceite de cacay tiene un alto contenido de antioxidantes, principalmente Retinol y Vitamina E. Es uno de los aceites que está surgiendo en este momento del mercado de la cosmética y sus propiedades fisicoquímicas son incluso superiores a la del aceite de Argán”, apuntó la analista de la Universidad CES.
Componente social
Para Andrés Pareja López, director científico de la Unidad de Toxicidad in vitro (UTi), con la producción de los tres primeros prototipos se logra un hito para la articulación entre los productores de las materias primas y los empresarios del sector cosmético nacional.
También se incorporan componentes de ciencia, tecnología e innovación al sector cosmético nacional con productos de proyección internacional y se benefician comunidades vulnerables consideradas parte del primer eslabón de la cadena productiva.
“La composición social de todas estas comunidades es muy interesante porque son comunidades indígenas, son madres cabeza de familia, excombatientes, excocaleros que han visto en la producción de ingredientes naturales una alternativa económica para su vida que ahora, con esta articulación entre ese sector primario y el sector transformador de productos naturales, esperamos que se dé una reactivación económica y que finalmente todas estas comunidades se beneficien de la comercialización de estos productos”, expresó Pareja López.
Las empresas Kahai S.A.S, Amazonia Welness y las asociaciones de apicultores serán las encargadas de comercializar los productos elaborados en Medellín, los cuales ya cuentan con las respectivas pruebas de seguridad, eficacia y estabilidad.
A finales del año pasado, la Universidad informó que este laboratorio de la UTi permitirá la evaluación de la seguridad de productos cosméticos, aditivos alimentarios, biomateriales, contaminantes ambientales y agroquímicos (como pesticidas). Todo ello con pruebas de citotoxicidad, genotoxicidad, irritación dérmica y ocular, factor de protección solar in vitro, sensibilización dérmica, y mediante métodos alternativos a la experimentación animal.
Por su parte, el de Prototipado de cosméticos busca acompañar a las empresas del sector cosmético de ingredientes naturales en el diseño, formulación y desarrollo de productos cosméticos naturales.
“Sin duda con estos espacios estamos a la vanguardia de los nuevos desafíos en la industria cosmética, aportando a la investigación e innovación desde la Facultad de Ciencias y Biotecnología con profesionales de alta calidad y proyectos innovadores sin dejar de lado el bienestar y la protección animal”, expresó Jorge Julián Osorio Gómez, rector de la Universidad CES.