ABEJAS
Prohibir los insumos agrícolas no es sinónimo de protección para las abejas, dicen expertos
Según la FAO, el 75 % de los cultivos para consumo humano dependen de estos polinizadores.
Aumenta la preocupación por la pérdida de insectos en el mundo. Según el informe Atlas de insectos, elaborado por la oenegé Amigos de la Tierra y la Fundación Heinrich Böll, de Alemania, el 41 % de las especies de esa clase de invertebrados está en peligro de extinción.
La investigación señala que por lo menos el 9,2 % de las 2.000 especies de abejas que existen y el 7 % de las 482 clases de mariposas, específicamente en Europa, están amenazadas, una situación que se hace extensiva a otras partes del planeta.
Una de las principales conclusiones de este estudio apunta a que los pesticidas serían los principales causantes de esta realidad, que no solo pone en riesgo la vida de estos animales, sino la seguridad alimentaria debido al papel fundamental que cumplen en los procesos de polinización.
Sin embargo, expertos en Colombia señalan que el país vive una situación completamente diferente y que no necesariamente con prohibir los plaguicidas se protege a las abejas. En el territorio nacional se ha evidenciado un crecimiento constante en la población de abejas y, por lo tanto, se deben tomar decisiones sobre la regulación del uso de agroquímico de manera responsable y soportada en estudios, cuidando de no desincentivar esta actividad agrícola ni estigmatizar la relación que se ha venido construyendo entre los agricultores y apicultores.
Tendencias
En Colombia, las cifras oficiales muestran un constante crecimiento en la población de abejas. Según datos del Ministerio de Agricultura, entre 2012 y 2019 el número de colmenas en el territorio nacional pasó de 88.111 a 135.117, lo que representa un crecimiento cercano al 53 % o de 6.000 colmenas anuales en promedio.
Según Fabio Diazgranados, presidente de la Federación Colombiana de Apicultores y Criadores de Abejas (Fedeabejas), una sola colmena aloja alrededor de 80.000 abejas. “Así que estamos hablando de más de 480 millones de abejas nuevas cada año, que están ayudando al medioambiente, pero también están fortaleciendo la productividad en los cultivos que pueden ser polinizados”.
Recientemente se han dado a conocer noticias sobre pérdidas de colmenas. La más reciente informaba de la pérdida de 80 millones de abejas en el Quindío, solo en el último año. Ante las mismas, la Organización Abejas en Agricultura, de la cual forman parte diversas instituciones, académicos, Fedeabejas y Procultivos de la ANDI, entre otros, hizo algunas aclaraciones con el fin de que no se desincentive el desarrollo de esta actividad en el territorio nacional.
Según la Organización, para concluir que esta cifra es cierta sería necesario suponer que, solo en el último año, 1.000 de las 1.500 colmenas de ese departamento se habrían perdido. Es decir, que el 66 % del total de colmenas del Quindío “se perdieron” y la producción tendría que verse afectada con una caída histórica en la producción de miel.
Sin embargo, dicen que la producción de 40 toneladas anuales de miel en el Quindío se ha mantenido, lo que se relaciona, según diferentes estudios sobre apicultura, con un sostenimiento o incremento en la población de abejas.
Augusto Ramírez, profesor y agrónomo de la Universidad Nacional sede Bogotá, indica que “lo que está pasando en Colombia es la repetición de una estrategia que vimos en 2013 en la Unión Europea y que llevó al continente a una fuerte restricción en los insecticidas con un resultado devastador para la agricultura. En Colombia tenemos la obligación de hacer las cosas de una mejor manera, la cual es fomentando la coexistencia y el uso responsable como la mejor medida de responsabilidad con las abejas y con la agricultura”.
Argumenta que en Europa la medida no fue suficientemente estudiada y obligó a que, cuatro años después de su implementación, se generaran excepciones para evitar la quiebra de sectores tan afectados como el de la remolacha azucarera.
De hecho, dicen desde Abejas en Agricultura, que entre 2018 y lo corrido de 2021, 17 países de la Unión Europea han aprobado 114 autorizaciones de emergencia para que los agricultores puedan usar insecticidas eficientes para la protección de sus cultivos. Francia fue el más reciente en unirse a este grupo de naciones que toman decisiones de emergencia para detener las pérdidas en cultivos de remolacha azucarera.
Así, para evitar este tipo de situaciones, y entendiendo que insistir en la coexistencia es la mejor fórmula para cuidar de las abejas, la Cámara Procultivos de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI) viene realizando una serie de talleres denominados CuidAgro, en los diferentes departamentos del país.
El objetivo es acercar a agricultores y apicultores para que, además de conocerse y saber si son vecinos, entiendan los beneficios mutuos que les puede traer la relación apicultura-agricultura al establecer protocolos que aseguren buenas prácticas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 75 % de los cultivos de los cuales se genera alimentación para el consumo humano dependen de las abejas, por lo que asegurar esa buena relación entre las partes será clave para garantizar la seguridad alimentaria.