MEDIOAMBIENTE
Proteger el 30 % de los océanos, clave para mitigar el cambio climático y garantizar alimentos
Actualmente solo el 7 % de estos ecosistemas está protegido en el mundo. La pesca de arrastre es uno de los problemas a resolver si se quiere frenar el calentamiento global y garantizar suministro de alimentos.
Uno de los desafíos urgentes de la humanidad es hacerle frente a la crisis climática y los océanos juegan un papel determinante en este propósito. Así lo indica un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista científica Nature.
La investigación muestra cómo la protección estricta de los océanos puede contribuir a tener un suministro más abundante de mariscos, enfrentar el cambio climático y proteger las especies y hábitats en conflicto.
Un equipo de 26 investigadores, dentro de los que se encuentra el colombiano Juan Sebastián Mayorga, científico en datos marinos del Laboratorio de Soluciones de Mercado Ambiental en la Universidad de California, Santa Barbara y Pristine Seas en National Geographic Society, identificó áreas que si se protegen, podrían salvaguardar más del 80 % de los hábitats de especies marinas en peligro de extinción, al tiempo que aumentan las capturas de pesca en más de 8 millones de toneladas.
Uno de los grandes hallazgos de la investigación está relacionado con la cuantificación de la posible liberación de dióxido de carbono en el océano provocado por la pesca de arrastre.
Tendencias
Según los científicos, esta actividad genera cientos de millones de toneladas de dióxido de carbono al océano cada año, un volumen de emisiones similar al de la industria de la aviación.
“El fondo del océano es el depósito de carbono más grande del mundo. Si queremos tener éxito en detener el calentamiento global, debemos dejar intacto el lecho marino rico en carbono. Sin embargo, todos los días, estamos arrastrando el fondo marino, agotando su biodiversidad y movilizando carbono milenario y por lo tanto, exacerbando el cambio climático. Nuestros hallazgos sobre los impactos climáticos de la pesca de arrastre harán que las actividades en el lecho marino del océano sean difíciles de ignorar en los planes climáticos en el futuro”, dijo Trisha Atwood de la Universidad Estatal de Utah, coautora del artículo.
El estudio encuentra que los países con el mayor potencial para contribuir a la mitigación del cambio climático a través de la protección de las reservas de carbono son aquellos con grandes aguas nacionales y grandes pesquerías de arrastre industrial. A su vez, calcula que eliminar el 90 % del riesgo actual de alteración del carbono debido a la pesca de arrastre requeriría proteger sólo alrededor del 4 % del océano, principalmente dentro de las aguas nacionales.
Menos vida
Los impactos sobre los océanos son variados. “La vida en los océanos ha ido disminuyendo en todo el mundo debido a la sobrepesca, la destrucción del hábitat y el cambio climático. Aún así, solo el 7 % del océano está actualmente bajo algún tipo de protección “, dijo Enric Sala, explorador residente de la National Geographic Society y autor principal del estudio: “Protegiendo el océano global para la biodiversidad, los alimentos y el clima”.
“Este estudio propone una nueva forma de identificar cómo los lugares que están fuertemente protegidos pueden impulsar la producción de alimentos y salvaguardar la vida marina mientras reducen las emisiones de carbono”, dijo Sala.
Para el experto, está claro que la humanidad y la economía se beneficiarán de un océano más saludable. “Si los países trabajan juntos para proteger al menos el 30% de los océanos para 2030, podemos obtener beneficios rápidamente”.
Protección de áreas
Para identificar las áreas prioritarias, los autores, dentro de los que se encuentran biólogos marinos, expertos en clima y economistas, analizaron las aguas oceánicas desprotegidas del mundo en función del grado de amenaza a las que están expuestas a causa de las actividades humanas.
A partir de esta información, desarrollaron un algoritmo para identificar aquellas donde las protecciones podrían brindar los mayores beneficios en torno a protección de la biodiversidad, producción de mariscos y mitigación del clima. Los autores mapearon estos lugares para crear un plan que los gobiernos pueden utilizar para cumplir con sus compromisos de protección de la naturaleza.
El estudio no proporciona un mapa único para la conservación de los océanos, pero ofrece un marco para que los países decidan qué áreas proteger en función de sus prioridades nacionales. El análisis muestra que el 30 % del océano es la cantidad mínima a proteger para brindar múltiples beneficios a la humanidad.
“No existe una solución única que sea la mejor para salvar la vida marina y obtener estos otros beneficios. La solución depende de lo que le importe a la sociedad, o a un país determinado, y nuestro estudio proporciona una nueva forma de integrar estas preferencias y encontrar estrategias de conservación efectivas “, dijo Juan S. Mayorga.
Salvaguardando la biodiversidad
El informe, dado a conocer este miércoles, identifica áreas marinas muy diversas en las que las especies y los ecosistemas enfrentan las mayores amenazas ligadas a las actividades humanas.
A juicio de los expertos, el establecimiento de áreas marinas protegidas (AMP) con protección estricta podría salvaguardar más del 80 % de los rangos de especies en peligro de extinción, frente a una cobertura actual de menos del 2 %.
“Quizás el resultado más impresionante y alentador es la enorme ganancia que podemos obtener para la conservación de la biodiversidad, si elegimos cuidadosamente la ubicación de áreas marinas estrictamente protegidas”, dijo David Mouillot, coautor del informe y profesor de la Université de Montpellier en Francia.
El estudio encontró que las áreas marinas protegidas en las cuales la pesca está prohibida, impulsarían la producción pesquera, en un momento en que los suministros de pescado capturado en la naturaleza están disminuyendo y la demanda está aumentando. Al hacerlo, la investigación contradice la visión antigua respecto a que la protección de los océanos daña la pesca. Por el contrario, para los expertos, abre nuevas oportunidades para reactivar la industria justo cuando enfrenta una recesión debido a la sobrepesca y los impactos del calentamiento global.
“Es simple: cuando cesa la sobrepesca y otras actividades dañinas, la vida marina se recupera”, dijo Reniel Cabral, coautor del informe e investigador asistente de la Escuela Bren de Ciencias y Gestión Ambiental y el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California en Santa Bárbara.
“Después de que se implementan las protecciones, la diversidad y abundancia de vida marina aumenta con el tiempo, con una recuperación medible que ocurre en tan solo tres años. Las especies objetivo y los grandes depredadores regresan y los ecosistemas enteros se restauran dentro de las AMP. Con el tiempo, el océano puede curarse a sí mismo y volver a brindar servicios a la humanidad”, concluyó.