MEDIOAMBIENTE
Se requieren acciones urgentes para frenar la contaminación por plásticos, advierte la ONU
En el mundo 300 millones de toneladas de desechos plásticos llegan al año a asfixiar las vías fluviales y los mares. En Colombia cada persona consume al año 24 kilos de productos de este material.
En 2018, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) unió fuerzas con la Fundación Ellen MacArthur para abordar lo que los expertos en medio ambiente llaman una de las adicciones más peligrosas del mundo: los plásticos desechables o de un solo uso.
Ahora, a medio camino del cronograma de siete años establecido en el Compromiso Global por la Nueva Economía del Plástico, el Pnuma y sus socios observan que, si bien ha habido avances, el mundo necesita intensificar las acciones para frenar la contaminación con estos materiales que inundan los océanos.
La humanidad vierte cada año en los ecosistemas el equivalente de su propio peso en plásticos. De acuerdo con los datos que manejan estas organizaciones, son 300 millones de toneladas anuales las que asfixian las vías fluviales y los mares, obstruyen las calles, dañan la vida silvestre y, en última instancia, causan graves daños a la salud pública.
La apuesta es a que tanto el sector público como el privado se comprometan a trabajar en una economía circular en torno a los plásticos, de modo que estos se fabriquen para durar y para reutilizarse, y no simplemente para ser desechados. Esto implicaría nuevos productos y modelos comerciales, así como sistemas mejorados de reciclaje y compostaje.
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Si bien se han registrado algunos avances, estos no son tan significativos. “Cada año, el rastro tóxico de la contaminación y los desechos provoca la muerte prematura de millones de personas y causa un daño incalculable al planeta. El mundo ha avanzado en los últimos años en la batalla contra la contaminación por plásticos, pero queda mucho trabajo por hacer “, dice Elisa Tonda, jefa de la Unidad de Consumo y Producción del Pnuma.
En los últimos 50 años, la producción de plástico se ha multiplicado más de 22 veces y se han invertido alrededor de US$180.000 millones en instalaciones de producción tan solo en la última década, según el organismo multilateral.
Además, la pandemia provocó un aumento en la demanda de tapabocas guantes y gafas protectoras de plástico, y muchas de las políticas destinadas a limitar los productos plásticos desechables se han revertido.
Si bien la mayor parte de los signatarios del Compromiso Global pertenecen al sector privado, los expertos dicen que una de sus contribuciones más valiosas es proporcionar a los gobiernos un marco para desarrollar estándares para una economía circular del plástico.
El informe sobre el progreso deja claro que aún queda un largo camino por recorrer, pues tras su análisis encuentra que la covid-19 ha expuesto aún más los inconvenientes de la economía lineal, a lo que se sumó la creciente demanda de envases de comida para llevar y plástico de burbujas para empacar, así como la reversión de las políticas que limitan los productos de plástico de un solo uso.
El mundo no va por buen camino para cumplir los objetivos del Compromiso Global para 2025. El progreso en la capacidad para reciclar los envases de plástico y poner fin a la necesidad de productos de plástico desechable avanza de forma lenta.
Panorama en Colombia
En Colombia cada persona consume 24 kilos de plástico al año y solo se recicla el 20 % del más de 1,4 millones de toneladas desechos que de este material se consumen. Esto ubica al país como la nación que más contribuye a la contaminación del mar Caribe con plásticos, por encima de México y Estados Unidos.
Del total de material que se consume, unas 770.000 toneladas corresponden a un uso corto, como empaques y envases. Y de esa cantidad, por lo menos 38.500 toneladas tienen que ver con elementos de un solo uso, como bolsas, platos, vasos y cubiertos desechables, además de pitillos.
Según el Dane, en Colombia se usan aún, en promedio, 1.885 bolsas plásticas por minuto, situación que da cuenta del enorme problema que existe respecto no solo al uso excesivo de este material, sino además frente a la adecuada disposición final, ya que los plásticos, en su mayoría, no se biodegradan sino que se fragmentan en microplásticos.
Silvia Gómez, directora de Greenpeace dice que esos plásticos pueden durar hasta 400 años para descomponerse, con las consecuencias que esto trae para los diferentes ecosistemas. Así las cosas, en 75 años de vida una persona bien puede generar 1,8 toneladas de residuos plásticos, que van en contra del medioambiente y del planeta.