Especial Sostenibilidad
El sector porcícola está implementando modelos de economía circular para impulsar la sostenibilidad. ¿En qué consiste la estrategia?
La industria busca garantizar que la producción de carne de cerdo esté acompañada de prácticas adecuadas que protejan los ecosistemas e impulsen el desarrollo económico del campo colombiano.
La producción porcina en Colombia tiene gran importancia a nivel económico y su demanda viene aumentando año tras año. En 2021 el incremento en producción alcanzó 13 por ciento respecto a 2020 y el consumo per cápita en ese año llegó a 12,2 kilogramos, mientras que en 2020 fue de 10,8 kilogramos. Estos resultados se han logrado gracias a los esfuerzos de los porcicultores para garantizar que la producción de carne de cerdo sea segura para el consumo mediante prácticas adecuadas que emulan los ecosistemas naturales, donde los recursos se usan y se reciclan de manera eficiente.
El sector, entonces, busca mitigar la pérdida de recursos por medio de una red de interconexiones en la que otras organizaciones o unidades de negocio consuman los residuos del proceso productivo, tal y como sucede en la cadena alimenticia y en la naturaleza.
Bajo estos principios se ha logrado cambiar la tendencia de una economía lineal hacia una circular. El intercambio de subproductos genera simbiosis y cooperación entre las redes industriales, lo que permite a los productores reducir los impactos ambientales y los costos de producción.
Un claro ejemplo es cómo la industria porcícola genera porcinaza, una biomasa residual que puede ser aprovechada y utilizada para producir energía y fertilizantes ricos en macro y micronutrientes. Con la implementación de tecnologías como los biodigestores, se logra el tratamiento de este subproducto y se garantiza la disminución de agentes patógenos y el rompimiento de estructuras proteicas, de lípidos e hidratos de carbono, lo que permite obtener elementos simples asimilables para las plantas, así como un biogás rico en metano, un hidrocarburo básico (CH4) que tiene un poder calorífico utilizable para energizar o calentar por medio de la combustión.
Este factor toma aún más relevancia en el contexto actual con el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, conflicto que ha ocasionado el incremento de las enmiendas agrícolas ricas en nitrógeno, fósforo y potasio, ya que estos países son actores claves en este negocio. Esta situación ha elevado los costos de producción de alimentos a nivel nacional, poniendo presión a los presupuestos familiares, particularmente a los hogares de menos ingresos.
Con la optimización de los flujos de materiales y el uso efectivo de la porcinaza, es posible reducir el riesgo del incremento y la volatilidad de los precios de la fertilización o de las fuentes energéticas. Al mismo tiempo se mejora la eficiencia de la producción porcícola y la reducción de los impactos ambientales. Es imperante que las empresas y las autoridades, especialmente las CAR, implementen estrategias de negocio que incluyan la porcinaza en la economía circular, con el objetivo de reducir el uso de materias primas, reutilizar materiales o remanufacturar productos para minimizar el desperdicio o su uso en el sistema de producción y posconsumo.
*Subdirector de Sostenibilidad Ambiental y RSE Porkcolombia - FNP