PANORAMA
Construcciones sostenibles: un buen negocio para las empresas
La construcción tiene un rol protagónico en la agenda de bienestar global: aporta al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mejora la calidad de vida de las personas e incide en la lucha contra el cambio climático. También genera empleo y garantiza la rentabilidad empresarial.
Repensar las ciudades es una necesidad central: producen 70 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y son hogar de más de la mitad de la población mundial, según la Organización de las Naciones Unidas.
Por eso, crear un escenario en el que el desarrollo humano vaya de la mano con la protección medioambiental y con el bienestar social implica también analizar el sector de la construcción, parte de la esencia urbana, desde un desarrollo sostenible en todas sus etapas –planeación, diseño, construcción, operación e incluso demolición– y en toda su cadena de influencia.
Además de sus beneficios medioambientales y de su capacidad para impactar positivamente la vida cotidiana de las personas al crear espacios de bienestar, hacer de la sostenibilidad la piedra angular de la construcción es, de por sí, una estrategia empresarial exitosa. En consecuencia, un paso indispensable para que la sostenibilidad esté en el corazón de una empresa es perder el miedo, pensar fuera de los límites y deshacerse de paradigmas desacertados.
“La sostenibilidad invita a que las empresas se salgan del modelo de negocio tradicional y permite que tengan una visión a largo plazo. Por esta razón, uno de los obstáculos para que una constructora se inicie en este camino es el desconocimiento que hay alrededor de la sostenibilidad como tal. Se cree que es costoso, difícil técnicamente o que solo tiene que ver con el medioambiente”, dice Sergio Rengifo Caicedo, director ejecutivo del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes).
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Muy lejos de esas creencias está la realidad: las construcciones sostenibles disminuyen en 19 por ciento sus tarifas operativas y en 25 por ciento sus consumos energéticos, mientras que logran aumentar en 20 por ciento sus tasas de arrendamiento y podrían generar ahorros de entre 50 y 90 por ciento en el costo del manejo de desechos sólidos.
Por otro lado, la construcción sostenible también es un aliado de peso para las empresas del sector en la medida en que crea nuevos puestos de trabajo en las ciudades y representa una reducción de gastos: dos millones de vacantes laborales se abrirían en Europa para 2030, al aumentar en 27 por ciento su eficiencia energética continental y, por cada dólar invertido en sostenibilidad, se ahorran dos dólares en nuevos costos, de acuerdo con World Resources Institute.
“Con el compromiso de la alta dirección y claridad sobre el concepto de la sostenibilidad, el siguiente paso es comenzar a desarrollar estrategias con base técnica y aprendiendo de las experiencias de otros actores que vienen trabajando en el mismo camino”, agrega Rengifo.
Unificar los esfuerzos
“La Alianza Global para la Construcción y los Edificios también recomienda crear políticas y regulaciones que permitan avanzar rápidamente en los objetivos sostenibles. Por último, se deben crear alianzas que trabajen para cerrar las brechas de información y así tener sistemas y metodologías de recopilación de datos que proporcionen evidencia esencial”, añade el director de Cecodes.
En efecto, la unión, como en tantos otros escenarios, hace la fuerza: más que iniciativas aisladas, se necesita una red interconectada y un trabajo mancomunado para plantear cambios efectivos y lograr el objetivo compartido del cuidado del planeta.
“Es una tarea que no solo recae en las manos de las constructoras, sino que exige la articulación de muchos actores. Requiere de investigación, orientación, respaldo gubernamental, financiación y que todos estén coordinados y mirando hacia el mismo lugar. Si una constructora por sí sola no cuenta con todo ese esquema es muy difícil que pueda llegar a tener un impacto significativo”, asegura Rodrigo Sánchez-Ríos, presidente y cofundador de la proptech La Haus, una plataforma tecnológica que busca revolucionar el proceso de compra inmobiliaria.
La mitad de los edificios que estarán en pie en 2060 aún no han sido construidos, de acuerdo con The Global Alliance for Buildings and Construction.
Para los edificios y el mundo del mañana es necesario crear soluciones hoy mismo. La tecnología y el pensamiento disruptivo también tienen un papel crucial para alumbrar el sendero: la economía circular, la educación en sostenibilidad, los créditos verdes –financiación especial para proyectos sostenibles– y el liderazgo empático pueden ser parte de la respuesta.
“Los procesos de compra, por ejemplo, pueden ser más sostenibles gracias a la digitalización. En la medida en que las transacciones y el costumer journey sean más digitales, esto se traduce en la disminución del uso del papel y de los traslados del hogar del cliente a la sala de ventas, las notarías y los bancos, y, por lo tanto, significa un menor impacto ambiental”, comenta el fundador de La Haus.
Por ahora, la innovación, la sostenibilidad y la unión entre actores son la única vía para asegurar que las ciudades, hábitat de tantos, no queden reducidas en el futuro a ser el hogar de nadie. Una inquietud que toma más y más fuerza diariamente.
“Cada vez más hay una conciencia por parte de los distintos tipos de compradores porque sus proyectos de construcción sean sostenibles y amigables con el ambiente y con el entorno que tenemos. Nuestra misión compartida, la de todos los actores del sector, es movilizarnos para seguir buscando respuestas y soluciones constantes a esa necesidad”, concluye Rodríguez.
Estrategias
Existe una amplia gama de estrategias sostenibles en el sector, que pueden ajustarse y reformularse según las necesidades de cada proyecto. Algunas son:
Planear la construcción con enfoque integrado, en el que se vea el proyecto como un todo compuesto por sistemas que interactúan entre sí –electricidad, calefacción, iluminación, manejo de residuos, etcétera– y no como factores ajenos los unos a los otros.
• Incluir diseños bioclimáticos, aquellos que aprovechan las condiciones naturales del entorno a su favor para, por ejemplo, regular la temperatura y obtener iluminación y ventilación.
• Utilizar insumos de construcción que tengan larga durabilidad, que posean materiales reciclados y que no incluyan ningún tóxico.
• Trabajar con equipos ahorradores de energía tanto en la construcción como en la operación del edificio.
• Iluminar con fuentes de energía alternativa, como solar o eólica.
• Instalar una doble red sanitaria en el proyecto.
• Recolectar y tratar las aguas lluvias y las aguas grises.
• Replantear y transformar la relación que tienen los habitantes del edificio con el entorno.
• Emplear menos recursos sin ir en detrimento ni sacrificar la calidad de los servicios que presta el espacio.