RÍO BOGOTÁ
¿Está todo listo para la entrega de la PTAR Salitre?
El megaproyecto de ampliación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales El Salitre está casi listo para entregarse a la CAR y al Acueducto de Bogotá en menos de dos meses. ¿Qué tan coordinado está el proceso y qué viene ahora?
El río Bogotá está en cuidados intensivos. El 97% de sus aguas padecen los embates de la contaminación. Bogotá y Soacha, ubicados en la cuenca media de este afluente, son los principales responsables de su estado, pues los habitantes de la capital y este municipio aportan el 90% de la contaminación del río.
Este cuerpo de agua es el segundo más importante de Colombia, su cuenca hidrográfica concentra el 32 % del PIB y el 26 % de la producción agropecuaria del país. Además, alberga más de 600 especies de flora y fauna, 158.000 hectáreas de áreas protegidas y alrededor de 90 cuerpos hídricos entre embalses, lagunas y humedales.
Recuperar este afluente y proteger los ecosistemas presentes en su cuenca es fundamental para que el río Bogotá pueda brindar los servicios ecosistémicos, económicos, sociales y culturales a los habitantes asentados en este territorio.
Con miras a lograr el renacer de este cuerpo de agua y, entre otras cosas, cumplir con la sentencia del río Bogotá que ordena su descontaminación a todos los actores presentes en su cuenca, se llevan a cabo diferentes proyectos a lo largo del territorio.
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Uno de ellos es la ampliación y optimización de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) El Salitre. Este megaproyecto, ubicado en el noroccidente de la ciudad, entre las localidades de Suba y Engativá, desinfectará el 30 % de las aguas residuales que llegan al río Bogotá en su cuenca media.
La PTAR Salitre original empezó a operar desde el año 2000, conocida como fase uno. Sin embargo, esta solo trata 4 metros cúbicos por segundo, no desinfecta las aguas residuales y se limita a separar la basura, sólidos y un porcentaje de carga orgánica que llega por el alcantarillado.
La ampliación de la planta (fase dos) será clave para darle un respiro al río Bogotá, pues tendrá una mayor capacidad de tratamiento y desinfectará las aguas residuales entre un 95 y 98 %. Además, tratará 7.000 litros de agua por segundo, que equivalen a 605 millones de litros diarios, y evitará que alrededor de 450 toneladas de basuras lleguen a este afluente cada mes.
La megaobra está en la fase de puesta en marcha, puesta en servicio y cumplimiento de las garantías de funcionamiento. Desde julio de 2020 se inició la puesta en marcha, una etapa en la que hacen pruebas con el agua a través de las líneas de pretratamiento, tratamiento primario, secundario, biológicos y digestores. Y, en marzo de 2021, arrancaron las pruebas de garantía de funcionamiento que es cuando se logra estabilizar el proceso de tratamiento.
Desde entonces, está procesando 3 metros cúbicos por segundo de las aguas residuales provenientes de unos 3,5 millones de habitantes de la capital, lo que equivale al 70 % del caudal. Esta medida incluso la corroboró el Comité de Verificación de la Sentencia del Río Bogotá en una visita a la planta el 12 de julio de 2021, día en el que, según anotaron, habían cerrado las dos compuertas que permiten el paso de las aguas residuales hacia la PTAR Salitre uno.
“Producto de este cierre de compuertas, ese día la PTAR Salitre dos estaba tratando un total de 2,90 metros cúbicos por segundo, tal como lo demuestran las lecturas de los caudalímetros de las dos bombas que en ese momento estaban succionando las aguas residuales del canal de entrada y elevándolas 10 metros, para iniciar todo el proceso de tratamiento, según nos explicaron los funcionarios del consorcio constructor”, escribieron los miembros del Comité en el informe presentado a la magistrada Nelly Yolanda Villamizar.
Lo que queda es captar el 30 % restante del agua que actualmente llega a la fase uno de la planta, con el fin de integrar ambas etapas y que la fase dos quede tratando la totalidad del caudal que llega a la PTAR. Sin embargo, ya son evidentes las mejoras en la calidad del agua frente a las de la fase uno de la planta.
“Se puede confirmar que ha mejorado la condición del vertido que hacía el Salitre al río Bogotá cumpliendo, no solo los requisitos del contrato, sino los requisitos de la PTAR. Ya estamos con los parámetros de sólidos en suspensión, Demanda Biológica de Oxígeno (DBO), lodos y sequedad. Ese es el reto de una Planta de Tratamiento, calibrar los equipos de una forma tal que den los parámetros necesarios”, explicó Gloria Giraldo, representante legal del Consorcio PTAR Salitre.
El proyecto se acerca a la entrega de aceptación operativa, es decir, que la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), autoridad que lidera el proyecto, le entrega la operación a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) la cual, a su vez, opera la etapa uno.
Lo ideal es que antes de esta entrega se cumpla la fase de entrenamiento y capacitación. El primero, para enseñar el marco teórico a los nuevos operarios y el objetivo de la capacitación, por su parte, es enseñarle al personal directamente en campo y por puesto de trabajo cómo operar de manera eficiente y adecuada los equipos para no dañarlos.
Sin embargo, según comentó Giraldo, están a menos de dos meses de entregar y no ha sido posible capacitar y entrenar al personal técnico y operativo por cuenta de la poca coordinación institucional, algo que encendió las alarmas del Comité de Verificación de la Sentencia el día de la visita a la planta el 12 de julio.
“Ni la EAAB ni la CAR han llevado a la PTAR Salitre dos este tipo de personal para su urgente entrenamiento, estando tan sólo a dos meses de la entrega de la PTAR por parte del constructor, con lo que se pone en riesgo una inversión de $1,5 billones [de pesos] porque no se conoce, hoy en día, personal colombiano capaz de manejar semejante monstruo tecnológico que es esta PTAR, que no tiene parangón alguno actualmente en nuestro país”, comentaron los miembros del Comité.
La entrega debe hacerse en el último trimestre del año y hasta hace solo un mes empezaron a tener algunas reuniones con la CAR y el Acueducto. Esto, luego del llamado de atención que hizo el Comité en el informe de su visita, el cual llevó al Tribunal Administrativo de Cundinamarca a tomar cartas en el asunto y acelerar el proceso. Desde entonces, las partes se han sentado en varias oportunidades con el fin de organizar un plan de acción más específico para arrancar con la entrega y recibo.
Este megaproyecto cuenta con 7.000 planos, 30 hectáreas y 5.590 equipos entre eléctricos, mecánicos y de control, por lo cual es imposible entregarlo de un día para otro. Este proceso requiere precisión y organización pues, a diferencia de una obra civil que entra en funcionamiento tan pronto se entrega, esta requiere transferencia de conocimiento, de operación, capacitaciones, entrega de garantías de los equipos y evaluación, tanto de los modelos jurídicos, como de los de transferencia de la propiedad. Además, es fundamental estar coordinados para tener claridad en los roles que cada frente debe asumir en el proceso.
“Tenemos 120 personas actualmente como operadores que deben entrar a capacitar a los nuevos. Más todos los técnicos de todas las disciplinas como mecánicos, civiles, electrónicos, de control, de proceso, químicos. Es una planta. Esto es una entrega a nivel de detalle de unos activos que valen 1,5 billones de pesos”, dijo Giraldo.
Si el Consorcio PTAR el Salitre, que cumple el papel de contratista, no entrega la parte operativa de la fase dos al Acueducto en el último trimestre de 2021, deberá asumir una multa de 90.000 dólares diarios. Estos corresponden a indemnizaciones por daños y perjuicios, pues el objetivo del contrato es sanear el río Bogotá y mejorar las condiciones del vertimiento, compromisos que no se cumplirían si la fase dos no entra en operación.
Esta megaobra tiene, entonces, el gran reto de lograr de manera eficiente la coordinación e interacción entre las instituciones que están involucradas con el fin de evitar diferencias, pérdida de tiempo y errores en la ejecución.
El Parque Metropolitano, un área de compensación para la comunidad ubicada en las inmediaciones de la PTAR, también requiere de una fina organización. Este tiene dos áreas, una de recreación pasiva bajo la jurisdicción de la CAR, y otra de recreación activa, en cabeza del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). Aunque los diseños completos de este espacio los hizo el Consorcio, las obras son inherentes a cada zona y entidad encargada, por lo que es clave establecer cómo serán las entregas y cuándo podrán usar este parque las personas.
El Consorcio tiene contrato vigente por un año más, tiempo que incluye la integración de ambas plantas y la asistencia operativa de la planta integrada. Esta última es una colaboración con los operarios del Acueducto para que aprendan cómo calibrar los equipos dependiendo de las diferentes variables de caudal y concentración, con el fin de conservar la calidad del agua en el vertimiento. Sin embargo, es clave que el recibo de la planta se haga en los tiempos establecidos y de manera adecuada para evitar retrocesos o errores que pongan en riesgo su operación.
El tiempo corre y, aunque las entidades ya empezaron a reunirse, aún falta concretar el plan de acción para evitar que la entrega y recibo de esta megaobra sea de un día para otro, poniendo en riesgo una inversión de 1,5 billones de pesos. SEMANA intentó acceder a un vocero, tanto de la CAR como del Acueducto para conocer cómo va el proceso desde cada frente, pero no obtuvo respuesta de ninguna de las dos entidades.