GRUPO RÍO BOGOTÁ
Siembran 600 árboles nativos para reforestar el páramo Grande, en Guasca
La Fundación Help convocó a un grupo de 42 voluntarios para sembrar 16 especies nativas en cuatro zonas degradadas de este ecosistema, que hace parte de Chingaza.
Pese a los embates de la contaminación y la falta de sentido de pertenencia de sus habitantes, la cuenca del río Bogotá alberga una inmensa biodiversidad. Esta se evidencia en las 542 especies de animales registradas y 169 de plantas que mantienen con vida a este territorio.
Además, tiene 46 áreas protegidas de orden nacional y regional, como los páramos de Chingaza y Sumapaz, lugares geográficamente definidos por su importancia ecológica, que reciben una protección especial para garantizar el correcto funcionamiento de los ecosistemas y conservar las especies que allí habitan.
Sin embargo, muchos de estos territorios recibieron un duro golpe en el siglo XX por cuenta del crecimiento poblacional y la expansión de tierras para actividades como la agricultura y ganadería. Entre otras cosas, esto provocó la degradación de sus suelos, la pérdida de biodiversidad y, por supuesto, una alteración en la regulación hídrica.
Un ejemplo es el páramo Grande, perteneciente al complejo de páramos de Chingaza, que hace décadas perdió parte de su vegetación en algunas zonas por un incendio. Además de aumentar los potreros para actividades agropecuarias, una de las consecuencias de esta conflagración fue la siembra de pinos y eucaliptos, dos especies que, al no ser nativas, causan un desequilibrio ecosistémico en el lugar.
Con el fin de recuperar estas zonas, diferentes organizaciones impulsan varias iniciativas ambientales como la reforestación. Es el caso de la Fundación Help, que con su iniciativa Tres x 33, busca mejorar las condiciones de vida de comunidades vulnerables y el medio ambiente en el país.
En el marco de este programa, la organización ha sembrado alrededor de 1.500 árboles nativos con el fin de reducir la huella hídrica. Estos ejemplares los han plantado en Guajinasié, que significa “agua de la montaña”, y es una de las cuatro reservas que tiene una familia en zonas paramunas de Guasca para proteger y conservar el recurso hídrico.
“Este tipo de actividades son claves porque le apuntan, tanto a la protección del medio ambiente, como al comunitarismo, pues conectamos a varios voluntarios, unidos por un mismo deseo, pasar un día agradable cargado de intención. Como Fundación Help, queremos sembrar conciencia para cosechar cambio”, afirmó Camila González, directora de Comunicaciones de la organización.
La Fundación hacía estas actividades cada seis meses. Sin embargo, la pandemia paralizó las siembras y fue hasta el pasado 26 de junio que las reactivaron, con todos los protocolos de bioseguridad y aforo permitido.
En esta jornada participaron 42 voluntarios, el equipo de la reserva y Agua Siembra, sus principales aliados. Un convenio que explica el nombre de su modelo Tres x 33, en el que tres actores financian la actividad, ya sea social o ambiental. Esta en particular, también tuvo el apoyo de las empresas Superfüds y Sánduches Condesa, para la alimentación de los participantes.
“No nos vamos solo nosotros como organización, sino que nos unimos tres actores —la comunidad, una empresa privada y Help— y cada uno aporta el 33 %. Ese es el mensaje de Tres x 33. Si queremos que esta sociedad cambie, todos tenemos que ayudar y hacer algo para que sea efectivo”, comentó Diego Escallón, director de la Fundación Help.
Para financiar parte de estas siembras, la organización suele hacer una “Ropatón” semanas antes y para esta jornada no fue la excepción. Con esta actividad recolectaron alrededor de 450 prendas de vestir donadas en perfecto estado para vender a máximo 1.000 pesos cada una, en una comunidad vulnerable de Bogotá. Con esto, además de apoyar la siembra, promueven la economía circular, uno de los pilares de Tres x 33.
La jornada arrancó a las 8 de la mañana, cuando todos los voluntarios se encontraron en Guasca y salieron en grupo hacia la Reserva Guajinasié, ubicada a 18 kilómetros de Guasca, uno de los 47 municipios de Cundinamarca que hacen parte de la cuenca del río Bogotá.
Allí, dividieron el grupo de voluntarios en dos por temas de bioseguridad y, a través de una charla pedagógica, les explicaron qué es la reforestación y por qué es importante conservar estos ecosistemas. Después, fueron directamente a las cuatro zonas dispuestas para sembrar, donde el equipo de la reserva había eliminado previamente los pinos, especies que dejaron el suelo muy seco.
“Sembramos 600 árboles en total, provenientes de un vivero de Agua Siembra en Guasca, de 16 especies nativas distintas: raque, chilco, chicala, arboloco, tibar, holly liso, ciro, cajeto, cucharo, mangle, abutilon, hayuelos, corono, cedro nogal, laurel y cardón”, contó Escallón.
Luego, hicieron una caminata de unos 40 minutos alrededor del páramo, donde tuvieron la fortuna de ver los frailejones en pleno florecer. El equipo de la Reserva Guajinasié se encargará de monitorear los ejemplares sembrados para garantizar su crecimiento y mitigar el impacto de la temporada invernal que está próxima a comenzar en esa zona.
“Se estima que entre el 2 y 3 % de los 600 árboles van a morir. Sin embargo, la idea es que, además del seguimiento normal que le hagan en la reserva, nosotros podamos acompañar este monitoreo en las próximas jornadas de siembra”, dijo el director de la Fundación.
Más de seis años trabajando por Colombia
Help nació alrededor de seis años y medio atrás, con el fin de trabajar por una Colombia educada y equitativa. En ese entonces, su principal propósito era romper la brecha de desigualdad en el país y trabajar, sobre todo, para mitigar la deserción en la educación superior.
“En Colombia, uno de cada dos estudiantes en promedio abandonan sus estudios de educación superior. Es por eso que durante cinco años nos concentramos principalmente en combatir e incidir en ese tema para combatir la problemática, además de llamar la atención del Gobierno y las personas”, explicó Escallón.
Luego, en 2019, decidieron darle un giro a la Fundación y, además de trabajar por la educación en el país, también quisieron apostarle a temas de concientización social. Para hacerlo, crearon el programa Tres x 33, basado en la economía circular.
De acuerdo con el director de la Fundación, el objetivo es lograr financiar todas sus intervenciones sociales a través de este modelo económico. “No lo hemos logrado en un 100 %, pero estamos trabajando en eso y ya hemos hecho diferentes jornadas para conseguirlo”, agrega Escallón.
Una de ellas fue para pintar un colegio en Ciudad Bolívar, con la ayuda de más de 40 voluntarios y el apoyo de una empresa de pintura. Luego, empezaron con las siembras para reducir, tanto la huella de carbono como la hídrica. Para la primera jornada, recolectaron tapas plásticas con ayuda de la comunidad del Gimnasio Moderno con la cual hicieron un ejercicio de concientización sobre la economía circular.
“Durante 15 días recolectamos en total 800 kilos de tapas, las vendimos a una red de recicladores y con eso cofinanciamos parte de la siembra, en donde estuvimos los mismos tres actores: Agua Siembra, Guajinasié y nosotros”. Para financiar las siguientes siembras han hecho la Ropatón, jornadas que han tenido muy buena acogida y resultados.
La fundación, sin embargo, está en una constante campaña de recolección de fondos para todos sus proyectos. Si quiere apoyarlos puede entrar al siguiente enlace: https://www.donaeducacion.com/product/help-somos-todos/