CONSERVACIÓN
Curtidores y CAR se unieron para restaurar zonas degradadas cercanas al nacimiento del río Bogotá
El objetivo es sembrar 150 especies nativas para recuperar ecosistemas afectados por las actividades industriales del territorio.
Solo 11, de los 380 kilómetros de longitud que tiene el río Bogotá, están en buenas condiciones. En su nacimiento en el páramo de Guacheneque, a más de 3.400 metros de altura, este afluente es cristalino, completamente limpio y libre de contaminación. Sin embargo, al llegar a los municipios de Villapinzón y Chocontá, ubicados en la cuenca alta, sus aguas reciben el primer golpe por cuenta de las curtiembres.
El barrio San Benito, en Bogotá, es la zona del país con mayor producción curtidora, pues alberga unos 300 establecimientos en donde se realiza esta actividad que consiste en convertir las pieles de los animales en cuero. En Villapinzón y Chocontá, por su lado, existen aproximadamente 120 curtiembres, lo que la convierte en la segunda zona más productora de cuero en Colombia.
Muchos de estos establecimientos no cumplen con la normativa ambiental, ni tienen su propia planta de tratamiento de aguas residuales para procesar los vertimientos. En consecuencia, el suelo, aire y agua se han visto afectados en gran medida por las curtiembres ilegales, lo que ha llevado a que la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) les ponga la lupa a estos negocios.
Con el fin de crear conciencia y ayudar a restaurar los ecosistemas degradados por cuenta de esta actividad hecha por fuera de la legalidad, la autoridad ambiental impulsa diferentes actividades. Una de ellas fue la jornada de siembra y recolección de residuos en Villapinzón, cuna del río Bogotá y uno de los municipios que han basado su economía en este negocio.
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En estas actividades participaron las curtiembres legalizadas, pues el objetivo de la CAR es proteger y recuperar la zona de reserva donde nace el río Bogotá, además de hacer pedagogía con ese sector.
“Se estará llevando a cabo una actividad de siembra de aproximadamente 150 árboles de las especies arrayán negro, mano de oso, mortiño, hayuelo, cucharo; estas se van a sembrar en la parte alta de la cuenca del nacimiento de la quebrada La Quincha, uno de los principales afluentes del río Bogotá”, explicó Hernán Garzón, director de la Regional Almeidas y Guatavita de la CAR.
En días pasados, curtidores ilegales arrojaron residuos provenientes de la industria del cuero en este territorio, lo que impulsó a los representantes de otras curtiembres que sí trabajan en el marco de la ley a llevar a cabo esta plantación. La idea es seguir con este tipo de actividades pedagógicas y organizar nuevas jornadas de reforestación en los próximos meses.
“Se van a sembrar especies nativas, pero lo que estábamos buscando con esto, además, es que los curtidores de Villapinzón se unan en torno a las autoridades para combatir la ilegalidad”, añadió el funcionario.
El objetivo es proteger las zonas rurales de los municipios de Villapinzón y Chocontá que han sido afectadas por residuos producto de la actividad industrial, prácticas que han disminuido gracias a la articulación de las autoridades locales, las empresas y la Corporación, como autoridad ambiental en el territorio.
Además de la siembra de árboles, la CAR insiste en el llamado a los curtidores que realizan sus actividades dentro de la legalidad, para que denuncien ante los entes de control y la Policía Nacional, a aquellas empresas que incumplen con la normativa ambiental y ponen en riesgo los ecosistemas de la región.