Grupo Río Bogotá
El icónico pez capitán reaparece en Tena
Esta insignia del río Bogotá ha tenido una ardua lucha entre la contaminación y la supervivencia.
Fue hace 8 años, a finales de 2013, cuando William Fernando García, guardabosques de la Alcaldía de Tena, Cundinamarca, vio por última vez al pez capitán cerca de su municipio. Sin embargo, hoy en día la historia es diferente, ya que este distintivo único del río Bogotá poco a poco ha vuelto a reaparecer en las quebradas de las reservas de Tena y en la cuenca baja del afluente.
El avistamiento se dio a mediados de noviembre. La sorpresa de este administrador de empresas agropecuarias nace al saber que, debido a la enorme contaminación y al daño ambiental de su hábitat, este pez se encontraba generalmente en la Laguna de Pedro Palo; cuerpo de agua considerado en antaño místico y donde también se encuentra especies como la carpa de negra.
“Hace muchos años no lo observaba. Recuerdo cuando era pequeño e iba las quebradas a jugar, se podía encontrar sin problema. Pero desde hace muchos años, solo recientemente, se encontró nuevamente en algunas reservas del municipio”, comentó William.
El pez capitán es un pequeño bagre bigotón, piel gruesa, sin escamas, con la cabeza aplanada y cinco aletas distribuidas en un lánguido cuerpo de escasos 23 centímetros. Su color es verde oscuro y negro, con algunas pintas amarillas y blancas.
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Hace cinco años la Alcaldía de Tena le ofreció a William García un puesto como técnico ambiental. Desde que entró al cargo, ha realizado una serie de campañas de concientización en la recuperación del río Bogotá, reforestación y rescate de fauna y flora. Para este guardabosques, el regreso del pez capitán es el fruto de un arduo trabajo en la recuperación de las reservas que rodean el municipio.
Si bien esto es una victoria y que los ecosistemas del pez capitán mejoran poco a poco en la cuenca baja del río Bogotá, García sabe que aún falta mucho para recuperar completamente sus espacios naturales. “La clave es respetar las zonas de las quebradas, junto con jornadas de limpieza de fuentes hídricas. Por ejemplo, en Tena se limpian, pero si en otros municipios no se hace este proceso, puede llegar mucha basura”, manifestó.
El pez capitán fue clasificado por primera vez por el científico alemán Alexander von Humboldt en 1805, durante sus visitas en los páramos de aguas frías de la cuenca alta del río Bogotá, antiguamente conocido por los muiscas como Funza. 216 años después, el avance humano y la contaminación han llevado a estos pequeños vertebrados al borde de la extinción. Según la Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), el 73 % del río Bogotá en la cuenca baja presenta una calidad hídrica catalogada como mala, gran parte de esta se recibe en los 90 km de la cuenca media de este afluente.
¿Qué hacer para proteger el pez capitán?
Para William García, la clave para continuar con la recuperación de este pez nace de un trabajo colaborativo de todos los actores alrededor del río Bogotá. Desde las autoridades locales, hasta la educación ambiental de cada ciudadano que viva en algún punto de los 380 km de extensión que tiene el afluente. Certificado por la CAR, ve clave la capacitación en escuelas y colegios como forma de enseñar a nuevas generaciones el cuidado de los ecosistemas.
“Si van a visitar Tena y sus cascadas, es importante visitar y respetar, sin dejar basura. Puede que el pez no se encuentre ahí, pero más abajo puede que este y eso le puede llegar a afectar su ecosistema. La educación ambiental es importante”, explicó el técnico ambiental.
Otro proceso fundamental es la reforestación, la cual ayuda a que, con más vegetación, haya un mayor equilibrio natural, ya que “al haber árboles, hay más semillas y más plantas, eso hace que lleguen otras especies. Empieza la recuperación del ecosistema”. La protección de fuentes hídricas es una manera de asegurar la permanencia del pez capitán, desde acciones cotidianas como lo son separación de residuos, no tirar aceite al desagüe, no botar al río objetos sólidos, entre otros cambios de hábitos que pueden marcan la diferencia.
Por dar un ejemplo, en Bogotá y Soacha, parte de la cuenca media del río, cerca de 690 toneladas diarias de carga contaminante, una combinación que nace entre aguas residuales, basuras y desperdicios industriales llegan a este importante afluente, muchas de estas terminando en la cuenca baja de este importante afluente. Motivo por el cual, el trabajo de todos y megaproyectos como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre y Canoas serán fundamentales para la recuperación ambiental y la limpieza de las aguas que alguna vez fueron el hogar del pez capitán.