Ciencia
Identifican más de 5.000 nuevos virus en el océano
Aunque algunas de las partículas encajan en especies ya encontradas, hay novedosos hallazgos que permitieron crear otras dentro del reino biológico.
Los virus del planeta son partículas que habitan el entorno y, por ende, permean en la salud de los seres humanos. De acuerdo con el Instituto Nacional del Genoma Humano en los Estados Unidos, “un virus es una partícula de código genético, ADN o ARN, encapsulada en una vesícula de proteínas. Los virus no se pueden replicar por sí solos. Necesitan infectar células y usar los componentes de la célula huésped para hacer copias de sí mismos”.
Uno de los ecosistemas naturales en los que se hallan los virus son en el océano, varios de estos son de ARN (ácido ribonucleico). En efecto, un estudio publicado por la revista Science da cuenta de cómo un equipo internacional de científicos se centró en investigar las partículas, y para ello tuvo como base la identificación de 5.500 nuevas especies de virus ARN del océano.
“Al conocer estos cinco nuevos filos y muchas nuevas clases, los investigadores podrán ‘ver’ mejor los virus ARN en conjuntos de datos de comunidades complejas. Además, los métodos que hemos desarrollado aquí ayudan a los investigadores a trabajar a escala y podrían potenciar los estudios de virus que todos estamos aprendiendo que son fundamentales para la detección de pandemias y epidemias. El trabajo también ayuda a establecer la capacidad de estudiar los virus ARN en su contexto natural”, dice Matthew Sullivan, uno de los coautores del estudio, al Servicio de Información y Noticias Científicas.
El hallazgo muestra una colección nueva e interesante, se trata de la más abundante que hace parte de un filo -categoría entre el reino y la clase de especie- el cual es catalogado en la publicación como Taraviricota, su denominación se da luego de analizar más de 30.000 muestra de agua con la ayuda del Consorcio Tara Oceans, estudio en el Velero Tara que busca investigar el impacto ambiental en ecosistemas como los mares y océanos.
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“No están en cultivo, por lo que solo conocemos las características del genoma y que están distribuidos globalmente y son abundantes”, añade Sullivan.
Al encontrarse en cada océano, da cabida para que el conglomerado de científicos consideren que las partículas son importantes y reveladoras. “Los virus de ARN son claramente importantes en nuestro mundo, pero normalmente solo estudiamos una pequeña parte de ellos: los pocos cientos que dañan a los humanos, las plantas y los animales. Queríamos estudiarlos sistemáticamente a gran escala y explorar un entorno que nadie había investigado en profundidad. Tuvimos suerte porque prácticamente todas las especies eran nuevas”, precisa el científico, profesor de microbiología de la Universidad Estatal de Ohio (EE. UU.).
Desde luego, se tiene la idea de que este tipo de virus tiene una forma propia de actuar y, por lo tanto, cumple con tres características: mata las células, cambia su forma de obtención de energía y transfiere genes de un huésped a otro.
De acuerdo con los datos compartidos en Science, los océanos absorben una gran fracción del CO2 antropogénico, que se introduce en la atmósfera y esto depende de cada organismo. De hecho, Matthew Sullivan cuestiona: “¿La bomba biológica de carbono reciclará y remitirá ese CO2 o lo fijará en biomasa y posiblemente se hundirá fuera del océano? En trabajos previos mostramos que los virus de ADN son los principales impulsores de lo que sucede”, explica.
Así las cosas, el grupo de científicos señala que es necesario conocer de mejor manera la biodiversidad del planeta y los abundantes virus que habitan en ella. Todo esto porque permite explicar qué papel cumplen como microbios marinos en la adaptación del océano en relación con el cambio climático.
Así mismo, el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV, por sus siglas en inglés) determinó que dentro del reino biológico Orthornavirae hay nuevos cinco virus propuestos: Taraviricota, Pomiviricota, Paraxenoviricota, Wamoviricota y Arctiviricota, a pesar de que se encontraron miles de partículas algunas encajan en virus ya existentes.
Respecto a Taraviricota, es un virus que ha sido encontrado principalmente en aguas del océano Ártico y, para completar el análisis, los científicos tuvieron acceso a partículas virales ya conocidas.
“Tuvimos que comparar lo conocido para estudiar lo desconocido”, enfatiza Sullivan. “Hemos creado una forma computacionalmente reproducible de alinear esas secuencias para que podamos estar más seguros de que estamos alineando posiciones que reflejan con precisión la evolución”, concluye Matthew Sullivan.