Grupo Río Bogotá
“Vale la pena luchar por la recuperación del río Bogotá y protegerlo”: Aeropuerto El Dorado
Mostrar diferentes iniciativas que contribuyan al renacer de este afluente, es fundamental para que más actores se sumen a esta labor. Un ejemplo de ello es El Dorado, que reafirma su compromiso con este cuerpo de agua a través de su estrategia de gestión del recurso hídrico.
Hace más de diez años, exactamente en mayo de 2010, un colectivo de ciudadanos luchadores por el río Bogotá quisieron rendirle un homenaje a este cuerpo de agua a través de la movilización llamada “Marchemos por mi río Bogotá”. Este grupo civil convocó a todos los habitantes de las tres cuencas, desde Villapinzón hasta Girardot, para salir a las calles y transmitir un mensaje claro: el afluente está vivo y tiene quien lo quiera.
“Unas 25.000 personas caminaron ese día, hicieron una declaración pública por amor al río Bogotá y ese 12 de mayo de 2010 empezó a quedar en la mente como el gran Día del Río Bogotá”, cuenta Martha Lúquez, facilitadora de la estrategia del río Bogotá y otras cuencas del país de la Contraloría General de la República.
Este movimiento ciudadano logró que en 2013 se declarara el Día del río Bogotá en todo Cundinamarca y en 2017 el Concejo de Bogotá hizo lo mismo en el Distrito Capital a través del acuerdo 667.
Desde entonces, cada 12 de mayo, el río más importante del centro del país se convierte en protagonista y les recuerda a todos los habitantes de su cuenca que vale la pena luchar por su recuperación y proteger la inmensa biodiversidad que alberga.
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En el marco de esta fecha, varios sectores reafirman su compromiso con el renacer de este cuerpo de agua y demuestran con acciones contundentes que sí es posible aportar desde diferentes frentes a su descontaminación.
Un ejemplo de ello es el aeropuerto El Dorado, que al ser vecino del río Bogotá, contribuye a su saneamiento previniendo y compensando los impactos generados en su operación a través de varias iniciativas.
“Contamos con un sistema de alcantarillado independiente de la ciudad y somos responsables por nuestros vertimientos. Tenemos dos sistemas de captación, tratamiento y aprovechamiento del agua lluvia que cae en los techos de la terminal 1 de pasajeros, que se usa para descarga en los baños. A su vez, tenemos sistemas ahorradores de agua en toda la terminal”, explica Andrés Ortega, gerente general de Opain, consorcio del aeropuerto.
Con este tipo de iniciativas, además de aportar al renacer del río Bogotá, buscan “promover la gestión eficiente del agua, tanto al interior del aeropuerto como en nuestros vecinos”, agregó Ortega.
Al ser el primer gran vertimiento después de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) El Salitre, para El Dorado es fundamental hacer una correcta disposición de sus vertimientos al río. Para ello, la terminal aérea tiene su propia PTAR, la cual trata 57,1 litros por segundo, lo que equivale a llenar una piscina olímpica en 12 horas. Con esto evitan que casi dos toneladas de materia orgánica y 345,34 kilogramos residuos sólidos lleguen diariamente al río Bogotá.
En 2020, por ejemplo, lograron procesar todas las aguas residuales generadas en el aeropuerto en ese año, unos 536.544 metros cúbicos, equivalentes a 211 piscinas olímpicas.
Esta planta permite procesar el agua proveniente de baños, cocinas, e incluso aeronaves, haciendo un tratamiento primario en el cual se remueven significativamente los residuos sólidos flotantes para luego hacer un tratamiento biológico y desinfección del agua.
Tener una PTAR propia es quizá una de las responsabilidades más importantes del sector productivo en la cuenca del río Bogotá, pues refleja el cumplimiento de las normas ambientales y, sobre todo, garantiza que el afluente reciba el agua en mejores condiciones.
A su vez, afirma que el sector privado, así como todos los actores que tienen influencia en el territorio, es fundamental para incidir en la gobernanza de una cuenca hidrográfica como la del río Bogotá.
“Si hoy hay una gran apuesta por la recuperación del río Bogotá es porque también los actores privados están llamados a contribuir desde sus actividades industriales o comerciales a no contaminar, o a reducir la contaminación, y a ser parte de la ordenación ambiental del territorio”, explica.
Ahorro del agua
Otro factor fundamental para contribuir al saneamiento del río Bogotá es el ahorro del agua. En ese sentido, El Dorado cuenta con un sistema de conservación de agua para griferías, sanitarios y orinales que, con ayuda de sensores de movimiento, fluxómetros y controles de descarga, logra hacer un uso eficiente de este recurso. En 2020, por ejemplo, de los 638.142 metros cúbicos de agua consumidos, 5.633 provenían del agua lluvia recolectada en la cubierta del aeropuerto gracias a este sistema.
Para lograrlo, ha sido clave la puesta en marcha de la Planta de Tratamiento de Aguas Lluvias (PTALL) que tiene como principal objetivo reutilizar y tratar el 100 por ciento de agua lluvia que cae en la cubierta de la terminal 1 del aeropuerto, logrando procesar 3,7 litros por segundo. El proceso consta de varios pasos:
- Recolección y bombeo del agua lluvia.
- Ajuste químico del PH del agua.
- Eliminación de partículas sólidas presentes en el agua a través de filtros de arena y carbón
- Desinfección del agua con hipoclorito de sodio.
Así mismo, se instalaron 140 griferías que complementan el sistema de conservación de agua y cambiaron los bebederos de agua por llenadores automáticos de botellas, con el fin de fomentar el uso de termos o recipientes reutilizables.
Bogotá anfibia
El recurso hídrico se ha convertido en un eje central para el desarrollo de las ciudades y municipios. De hecho, el Plan de Manejo y Ordenamiento de una Cuenca (POMCA) del río Bogotá, se convierte en la columna vertebral de cualquier plan de ordenamiento territorial, con el fin de garantizar la protección del agua sin dejar de lado el desarrollo.
En ese sentido, el Concejo de Bogotá aprobó en febrero de este año el proyecto “Bacatá Hidrópolis”, impulsado por la concejal Ati Quigua, que tiene como objetivo hacer un pacto por el agua de Bogotá.
“Bacatá Hidrópolis habla de volver a empezar a pensar el territorio desde los micro territorios. De hacer intervenciones puntuales con la comunidad para devolverles el control sobre sus recursos hídricos y la capacidad de planear en los microterritorios a futuro. Esto nos va a permitir trabajar mucho mejor con las comunidades y defensores del agua, lo cual tendrá que ser visibilizado en todas los programas y proyectos del distrito”, explica al respecto Carolina Urrutia, secretaria distrital de Ambiente.
Para la Alcaldía de Bogotá, la protección de los recursos naturales se ha convertido en una prioridad a la hora de formular el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la capital, el cual tendrá una vigencia de 12 años. De hecho, el pasado lunes, 3 de mayo, la administración actual presentó su propuesta del nuevo plan, el cual está en proceso de revisión por parte de la Secretaría de Ambiente para evaluar los puntos referentes al medioambiente. Este, en concordancia con el Pomca, tendrá en cuenta la protección del río Bogotá y sus ecosistemas.
“Hemos tomado las determinantes ambientales de superior jerarquía que nos indica el Pomca. Pero, por supuesto, hemos ido más allá. Por ejemplo, en el POT, nuestros humedales han pasado de ser parques ecológicos a reservas distritales, que es un componente clave para que no tengamos discusiones sobre el tipo de recreación que se puede hacer allí”, explica la secretaria de Ambiente.
En ese sentido, y con el fin de aportar a un desarrollo territorial que contemple la protección de los recursos naturales, el aeropuerto El Dorado se ha propuesto ser el Aero Hidrópolis de esa Bogotá anfibia, al tener buenas prácticas y relación con su vecino, el río Bogotá.
“En la capital se está trabajando para que la ciudadanía en general se reconcilie con el agua, reconozca su ciclo natural y lo vean como un bien preciado en toda la región. En este sentido, el río Bogotá cobra una gran importancia y se convierte en el eje central de gestión. Por esta razón, consideramos que el aeropuerto es un punto de referencia, una Aero-Hidrópolis, en donde el cuidado del agua es uno de los principales enfoques y al ser vecinos del río promovemos su cuidado”, comenta el gerente general de Opain.
La recuperación del río Bogotá sí es posible. Sin embargo, es fundamental que todos los actores de su cuenca hagan una correcta gestión de residuos y sean responsables de sus vertimientos, con el fin de proteger la vida que alberga este afluente. Impulsar iniciativas en torno al aprovechamiento de residuos sólidos, además de hacer una correcta gestión del recurso hídrico con plantas de tratamiento, debería estar en la agenda de todos los sectores productivos que desarrollan sus actividades a lo largo de la cuenca hidrográfica del Bogotá.