MEDIOAMBIENTE

Así trabajan los pueblos indígenas por la protección de los bosques en Colombia

El Gobierno avanza en la suscripción de convenios directos con organizaciones indígenas por un valor de $11.653 millones, para la protección de bosques en diferentes regiones del país.

11 de agosto de 2021
Indígenas en Latinoamérica
Los indígenas son clave en la protección de los bosques y la reducción de la deforestación. Foto: FAOAméricas | Foto: FAOAméricas

Los pueblos indígenas han sido y seguirán siendo importantes baluartes en la protección de los bosques, no solo en Colombia sino en el mundo.

Según un informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Ideam, el 53,4 % de los bosques naturales de Colombia, están en territorios étnicos. De esta cifra, el 46 % se encuentra en resguardos indígenas y el 7,3 % en territorios colectivos de comunidades afrocolombianas.

Dada su importancia, en 2020 esta cartera suscribió tres convenios directos con organizaciones indígenas por un valor de $5.031 millones, con los Consejos Regionales Indígenas de Cauca, Caldas y Huila, con el fin de consolidar acciones de conservación, restauración, identificación y caracterización de sitios de importancia ambiental para estas comunidades.

Por su parte, este año avanza en la suscripción de convenios directos con organizaciones de esos mismos departamentos y con la Organización de Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (Opiac), por un monto de $11.653 millones, recurso con el que se fortalecerán las capacidades de 296 comunidades beneficiadas en procesos de diálogo para la prevención de la deforestación, acciones de restauración, educación ambiental y adaptación al cambio climático.

Este trabajo hace parte de las estrategias y planes desarrollados en los últimos años por el Gobierno con el fin de trabajar de la mano con comunidades indígenas distribuidas en diferentes regiones del país, concertando con ellas los procedimientos y respetando su cultura y territorio, en beneficio no solo de ellas mismas sino de los recursos naturales.

Específicamente en la Amazonia, el programa Visión Amazonia cuenta con el Pilar Indígena, que es una hoja de ruta que promueve la gobernanza ambiental indígena con respeto a prácticas tradicionales, garantizando la diversidad cultural y el cuidado de los bosques.

A partir de los conocimientos ancestrales los indígenas contribuyen a la preservación de la naturaleza. Foto: Esteban Vega / Semana. | Foto: Esteban Vega

Otra de las estrategias son los negocios verdes, una iniciativa que apoya emprendimientos sostenibles. de acuerdo con información del MinAmbiente, un total de 2.581 negocios verificados por esta entidad reportan 30.661 empleos, de los cuales 1.839 son de poblaciones indígenas.

Logro de metas

“Es claro que los pueblos étnicos en general dan testimonio de la adaptación al cambio. Sus tradiciones, su cosmovisión y conocimientos son el resultado de prácticas productivas, sociales y culturales relacionadas con el territorio colectivo y la biodiversidad en la que viven. Los diferentes planes que estamos ejecutando en la Amazonía y en tantas otras regiones del país junto a las comunidades indígenas contribuyen a las metas que el país quiere cumplir y que forman parte del Acuerdo de París, entre estas la reducción en un 51 % de los Gases de Efecto Invernadero al año 2030”, dijo el ministro Correa.

Es así como la Dirección de Cambio Climático y Gestión del Riesgo del Minambiente acompaña el desarrollo de cinco proyectos de cooperación internacional y tres convenios dirigidos a la gestión integral del cambio climático, en los que las comunidades indígenas son actores principales.

Así mismo, el pasado 5 junio, Día Mundial del Medio Ambiente, el Ministerio firmó un convenio con Conservación Internacional y Allcot (desarrollador de proyectos contra el cambio climático) para restaurar áreas degradadas en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Allí se avanza en la restauración de 1.000 hectáreas y en la plantación de 700.000 árboles de especies nativas de ecosistemas tropicales y andinos, lo que aportará a la meta de sembrar 180 millones de árboles al 2022. Hasta el momento se han sembrado 66.577.285.

Formas de producción indígena
Los pueblos indígenas tienen formas de producción sostenibles. | Foto: Fundación Gaia

“Lo he dicho ya en diferentes escenarios locales, nacionales e internacionales, y hoy quiero repetirlo: para el Ministerio y el Gobierno es una prioridad preservar y restaurar nuestros recursos naturales, el país y el mundo lo necesitan. Hemos recibido el apoyo de muchos sectores, pero vamos a seguir necesitando mucho más el de las comunidades. Nuestro mayor legado es cuidar y conservar nuestro planeta”, finalizó Correa.

En la región

En la región la protección de la naturaleza por parte de los indígenas también es clave. Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), indica que las tasas de deforestación en América Latina y el Caribe son significativamente más bajas en los territorios indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos a la tierra.

estas comunidades manejan entre 330 y 380 millones de hectáreas de bosques, un área más de tres veces el tamaño de Colombia, indica el informe.

Para estas organizaciones, mejorar la seguridad de la tenencia de estos territorios es una forma eficiente y rentable de reducir las emisiones de carbono, una de las principales causas del aumento de la temperatura mundial.

El informe titulado “Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques” y basado en una revisión de más de 300 estudios publicados en las últimas dos décadas, revela hasta qué punto la ciencia ha demostrado que los pueblos indígenas y tribales en general han sido mejores guardianes de sus bosques que otros responsables de estos mismos ecosistemas en la región.

La investigación también sugiere que su función protectora está cada vez más en riesgo, en un momento en que la Amazonia se acerca a un punto de inflexión, que podría tener impactos preocupantes en las precipitaciones y en la temperatura y, eventualmente, en la producción de alimentos y el clima global.