AGRICULTURA SOSTENIBLE
Lograr una agricultura sostenible en Latinoamérica sí es posible, según la FAO
La Agencia de la ONU, en un nuevo informe destaca siete proyectos en zonas rurales de América Latina y el Caribe, que conjugaron una producción agrícola eficiente con conciencia ambiental. Dos de estas iniciativas se desarrollan en Colombia.
Lo que sucede con el planeta y la necesidad de encontrar fórmulas que ayuden a mitigar los impactos del hombre en la naturaleza, obliga a replantear la forma en que se produce y cómo se desarrollan los procesos productivos en el campo.
Es por esta razón que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), seleccionó siete proyectos en zonas rurales de América Latina que conjugaron una producción agrícola eficiente con conciencia ambiental. Estas iniciativas, según esta organización multilateral son ejemplo de emprendimientos medioambientales que pueden ayudar a la reactivación económica de la región en el proceso de pospandemia.
Según la FAO, una agricultura próspera, inclusiva, sostenible, baja en emisiones y resiliente al cambio climático si es posible en América Latina y el Caribe, y lograrla es imperativo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y dar cumplimiento al Acuerdo de París.
Tendencias
Los análisis apuntan a que para avanzar en estos propósitos, una opción es priorizar políticas “ganar-ganar”, que permitan avanzar simultáneamente en las agendas socioeconómica, ambiental y climática. Se necesitarán propuestas de inversión que tengan un fuerte efecto de reconstrucción en el corto plazo, a la vez que sean eficaces en la consecución de los objetivos climáticos y ambientales.
Dentro de las iniciativas destacadas por la FAO, en la publicación “Hacia una agricultura sostenible y resiliente en América Latina y el Caribe” se encuentran dos colombianas.
Una de ellas es un proyecto de Forestería Comunitaria, que busca aportar a la implementación de las acciones de la estrategia integral de control a la deforestación, bajo la ejecución de un modelo innovador con enfoque diferencial y equidad de género en ocho zonas del país: Antioquia, Bolívar, Cauca, Chocó, Huila, Putumayo, Tolima y Valle del Cauca. Esta iniciativa también se desarrolla en Guatemala.
A mediano plazo, esta estrategia pretende lograr organizaciones de productores fortalecidas con planes de manejo forestal formulados, planes de negocio en los núcleos forestales, empresas forestales reconocidas a nivel nacional en legalidad y consolidar un Sistema Nacional Ambiental en las jurisdicciones de las varias autoridades ambientales, según explica Alan Bojanic, representante de la FAO en Colombia.
Este proyecto, que es desarrollado por la FAO en alianza con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y financiado por la Unión Europea; cuenta con el apoyo local de las Corporaciones Autónomas Regionales departamentales.
A la fecha se desarrollan en 10 departamentos del país y han contribuido en la reducción de pérdidas por efectos climáticos, al aplicar las recomendaciones de los boletines en las fincas de los productores agropecuarios.
Iniciativas regionales
En otros países como Ecuador, Uruguay, Chile y Brasil también destacan iniciativas en este sentido. En Ecuador, por ejemplo, se resalta un proyecto de ganadería climáticamente inteligente desarrollado en 800 fincas, el cual permitió que 1.056 pequeños agricultores incrementaran su producción de leche, sus ingresos en 40 %, mejorarán la calidad de los suelos en 40.000 hectáreas, y disminuyeran en 20 % sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), evitando más de 24.000 toneladas de GEI.
Por su parte, en México, la iniciativa seleccionada tiene que ver con un proyecto de fomento de tecnologías eficientes y bajas en emisiones en la agricultura y la agroindustria que permitió que 1.842 agronegocios redujeran sus emisiones netas de GEI en 6 millones de toneladas de CO2, además de producir energía a partir de biomasa.
En Uruguay, la iniciativa es de buenas prácticas y alternativas al uso de plaguicidas que trabajó con más de 2.000 técnicos y productores, lo que permitió demostrar que es posible reducir hasta en un 70 % el uso de herbicidas en un ciclo de producción de soja, sin afectar el rendimiento y sin aumento de costos. Esta técnica supuso un ahorro en promedio de 40 dólares por hectárea.
En Chile, los Acuerdos de Producción Limpia permitieron a 340 miembros de la agricultura familiar de la región de El Maule aumentar en 15 % sus ingresos, reduciendo el de energía, sus emisiones de GEI, los residuos y el uso de plaguicidas, además de mejorar la utilización del agua y el suelo.
Otra iniciativa destacada se desarrolla en Brasil, Surinam y Trinidad y Tobago. Se trata de un proyecto de gestión sostenible de las pesquerías de arrastre, principalmente de camarón, el permitió reducir en hasta 36 % la pesca no intencionada de especies gracias a nuevas redes y tecnología, disminuyendo el impacto ambiental.
De igual forma indica, que casi la mitad de las soluciones viables para que los países alcancen los objetivos climáticos internacionalmente acordados, se relacionan con el sector agrícola.
Sus datos indican que recuperar las tierras degradadas de América Latina y el Caribe produciría 23.000 millones de dólares en beneficios netos en 50 años.