Abusar de los audífonos daña sus oídos

Hoy casi todos usan auriculares para hablar o escuchar música. Según el otrorrinolaringólogo Alejandro Buendía Restrepo, usarlos no causa ningún problema de salud siempre y cuando sea con el volumen indicado, que debe ser menor a 80 decibeles. En Europa la legislación dice que todos los reproductores personales de música que se vendan en esa región, incluidos los teléfonos móviles que reproducen música, deben tener un límite estándar de salida de sonido de 85 dB (decibelios) automático con el encendido. Todo eso para evitar problemas auditivos.

Para calcular cuanto son 80 decibeles hay que decir que un avión despegando produce 140 dB o que un martillo neumático genera 130 dB. El volumen recomendado es equivalente al del ruido que hace el tráfico automotor en una ciudad, un timbre o una lavadora de platos mientras está encendida. Una conversación normal genera entre 50 y 60 decibelios. Lo ideal, según los expertos, es que el volumen al que se usen estos aparatos no elimine el ruido exterior, y que la persona sea capaz de estar pendiente de lo que pasa a su alrededor.

Según un estudio de 2012 llevado a cabo en la Universidad de Leicester, Inglaterra, incrementar el volumen de los auriculares o escuchar ruidos altos daña la capa que recubre las células nerviosas que se encargan de transmitir las señales de sonido al cerebro. Este daño puede conducir a la sordera temporal, pero la exposición repetida a sonidos altos puede causar sordera permanente. El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), observó por primera vez el daño a nivel celular que causa el volumen alto.

No se sabe cuantas personas están en riesgo pero sí que muchos jóvenes hoy, algunos sin darse cuenta, ponen sus auriculares a volúmenes muy alto para oír música, programas radiales o podcast. Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello (SEORL-CCC), la mitad de los jóvenes en España de entre 12 y 35 años se expone de manera continua a niveles de ruido excesivos y dañinos. Y la cifra podría ser aún mayor si se considera que muchos niños empiezan a utilizar los auriculares antes y que gran parte de los adultos mayores también los suelen usar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), padecen más de 465 millones de personas en el mundo y unas 560.000, solo en Colombia.

Además del volumen también influye cómo son estos dispositivos. Por eso recomiendan el uso de los audífonos de casco o externos, sobre todo si se van a usar durante varias horas al día. Y los de tipo casco son más recomendables. Con los auriculares que se insertan, el sonido llega más directo e intenso. Por esto los expertos dicen que pueden ser más dañinos. mientras que los de cascos podrían proteger más la audición que los que auriculares de inserción. La razón es que la intensidad del sonido con el insertor no se dispersa (como sí sucede con los de cascos), se concentra en el canal auditivo externo y además está más próximo al oído interno, la cóclea”.

Asi mismo, en este problema influye cuánto tiempo pasa la gente utilizando estos aparatos. A partir de un nivel de 80 dB, por cada 3 dB que aumente el sonido hay que reducir el tiempo de exposición a la mitad. Esto quiere decir que no es conveniente ir con los audifonos puestos a todas partes ni usarlo todo el tiempo mientras trabaja. Los expertos señalan que si va a escuchar a 80 dB, lo máximo que debe escuchar son 8 horas al día (o contando 5 días, 40 horas a la semana). A medida que aumenta el volumen debe disminuir el numero de horas al día. Por ejemplo, a 83 dB, serían solo 4 horas al día y a 89 dB, no más de 1 hora al día.

Otra manera es aplicar la regla de 60-60 que consiste en no utilizar estos aparatos más de 60 minutos al día y no superar el 60 por ciento del volumen que permiten.

Es importante cuidar los oídos. El mal uso de los auriculares puede provocar que no oiga pero también otras problemas como zumbidos o tinnitus, es decir pitidos molestos que no tienen origen aparente ni una fuente externa que los provoque. También, Hiperacusia o algiacusia, es decir, mayor sensibilidad a los sonidos ambientales que pueden llegar a ser dolorosos, molestos o insoportables. Además, Fatiga auditiva o disminución temporal de la audición y Cefaleas, vértigos, insomnio: irritabilidad y disminución de la atención o la memoria.