CULTURA
Lecciones de 'motocross' de la mano de Tatán Mejía
Cuando se mudó a Bogotá, descubrió que las pistas de la región tenían saltos muy pequeños. Se necesitaban pistas más arriesgadas para que los pilotos realmente pudieran progresar. Por eso construyó una de las mejores pistas del país para practicar este deporte.
Antes de comenzar a subirse en motos, Tatán Mejía se dedicaba al bicicross en Manizales. Era todavía un niño y su generación crecía en una ciudad llena de talento e interés por los deportes extremos. Todos sus amigos tenían motos, bicicletas, tablas de skate o patines y la geografía montañosa de los alrededores, con abundantes pantanos y trochas, favorecía la práctica del ciclomontañismo y el downhill. Tatán llegó a ganar torneos de bicicross, pero en algún momento la bicicleta dejó de ser suficiente y sintió que estaba listo para pasar al siguiente nivel. Entonces comenzó a montar moto y se dio cuenta de que era bueno. Pronto dejó de ser un hobby y se convirtió en su profesión, lo que lo llevó a mudarse a Bogotá para seguir creciendo.
Siempre ha sabido que el motocross es un deporte riesgoso en el que los pilotos se juegan el pellejo desde que se suben hasta que se bajan de la moto. Él mismo ya se ha ganado 12 fracturas en el cuerpo, dos contusiones cerebrales y una perforación en el intestino, pero todas las veces, en cuanto se recupera, ha vuelto a sentir que las satisfacciones que obtiene son más significativas que las lesiones. La adrenalina que produce volar a 30 o 40 metros sobre el suelo, la velocidad, la libertad de meterse por donde quiere a través de una montaña o un desierto y la sensación de controlar una máquina y manejarla a su antojo, torcerla, subirla, hacer trucos en el aire, sincronizarla con su cuerpo, casi como si fuera una extensión del mismo, causan muchísima adicción.
Su trayectoria como deportista ha sido larga: lleva 19 años compitiendo. Ya fue campeón nacional en tres oportunidades y quedó segundo en el Latinoamericano de Freestyle realizado en Viña del Mar. Estos títulos, sumados a un especial que le hizo Pirry en 2007 y su participación en un reality, hicieron que su nombre se convirtiera en uno de los mayores referentes del motocross en Colombia.
Actualmente tiene un canal de Youtube en el que comparte algunas de sus experiencias. Sus miles de suscriptores han acompañado el recorrido que hizo para atravesar el Himalaya en moto y su paso por lugares increíbles como las dunas de Paracas (Perú). Este canal también le permite compartir el cambio que ha tenido su relación –y la de muchos– con el deporte: ya no se trata solo de competir y competir para ganar, sino que más personas lo asumen como un estilo de vida, la posibilidad de agarrar una moto e irse a montar libremente por una montaña.
El club Todoterreno Track
Cuando Tatán se mudó a Bogotá, descubrió que las pistas de la región tenían saltos muy pequeños. Se necesitaban pistas más arriesgadas para que los pilotos realmente pudieran progresar. Por esa época conoció a Andrés Mejía, otro campeón nacional de motocross, quien había fundado una pista en las afueras de Tocancipá en 2007. Y ese encuentro coincidió con que cerraron la pista en la que solía practicar freestyle en Zipaquirá. Entonces decidieron unirse para armar una mucho más completa en la sabana de Bogotá. El resultado de ese trabajo conjunto es la ‘Pista Todoterreno Track’, situada a pocos minutos de Tocancipá.
Aquí se puede practicar freestyle, enduro, motocross y supercross, hay una pared para wall ride y la única piscina de espuma que existe en Colombia. Es de acceso libre, funciona de lunes a domingo, y siempre hay un profesor disponible para dar clases personalizadas de motociclismo y motocross. Tienen cuatrimotos y motos para motocross y enduro disponibles para alquiler, así como uniformes, cascos y demás artículos necesarios.
El Todoterreno Track fue formado como club con el objetivo de incentivar el deporte, convertir la pista en un centro de instrucción de motos y formar a las nuevas generaciones de pilotos. Es una iniciativa privada que funciona sin ánimo de lucro. Todas las ganancias se reinvierten en el mantenimiento de la pista. Quieren que el deporte sea accesible para más personas, que el dinero no sea un impedimento para experimentar una moto. De hecho, las alquilan a partir de 15 minutos en adelante. También procuran involucrarse con la comunidad y ya hay algunos niños de la vereda La Esmeralda que están practicando este deporte.