Entrevista
“Los hombres también deben participar en la erradicación del machismo”: Patricia Ariza
La directora del Teatro la Candelaria habló con Arcadia sobre la edición número 26 del ‘Festival de Mujeres en Escena por la Paz’, que este año será del 11 al 21 de agosto en Bogotá.
Hace 26 años la directora del Teatro la Candelaria, Patricia Ariza, creó el Festival de Mujeres en Escena por la Paz, que se celebra para visibilizar a las dramaturgas y directoras colombianas, y concientizar sobre la violencia de género. Este año, el festival será del 11 al 21 de agosto en distintos escenarios de Bogotá como Seki Sano, el Teatro la Candelaria, el Teatro Quimera y el Teatro Estudio Julio Mario Santo Domingo. Habrá más de 120 funciones de 84 grupos teatrales.
Arcadia habló con Patricia Ariza sobre esta nueva edición y los retos que existen al hacer un festival dedicado a la mujer.
¿Cuál es el objetivo del Festival de Mujeres en Escena por la Paz?
El festival busca visibilizar el teatro que hacen las mujeres y tiene tres pilares: mujeres, teatro y paz. Este año estamos celebrando los 26 años de su creación. Cuando empezamos participaban solo seis directoras, y este año se inscribieron 450 grupos. Por razones económicas no pudimos recibirlos a todos, pero tenemos 84 compañías, algunas internacionales, otras regionales y distritales. Por otro lado, en el festival no solo hay obras de teatro, hay talleres, seminarios y un encuentro polifónico centrado en la búsqueda de la paz de Colombia. Es decir, una presentación que no es solo gira en torno a un discurso político de la paz, sino que este va combinado con canciones, poemas y fragmentos de video. Este evento se hará el 15 de agosto en el Teatro la Candelaria.
¿Cómo nació este festival?
Se originó porque a mí me pidieron un listado de dramaturgos y directores de Colombia- Yo hice ese trabajo muy juiciosa, y cuando vi la lista quedé aterrada. Me dije: ¿Dónde están las mujeres directoras y dramaturgas en el país? Hace como 27 años el 95% eran hombres. Por esa razón, empecé a tratar de visibilizar el teatro que hacen las mujeres para equilibrar la movida socialmente.
En este año de posconflicto, ¿cuál es el papel de la paz en el festival?
La paz todavía no es completa. El gobierno está en conversaciones con el ELN, hay expresiones de violencia y muertes de líderes sociales en las regiones. Todavía falta erradicar muchas de las causas del conflicto. Falta que los acuerdos se cumplan y eso se va a demorar años. Pero lo importante es que ya estamos en el camino de la paz. Espero el año entrante llamar al festival "Mujeres en escena", solamente.
¿Qué directoras destacadas vienen al festival?
Estarán mujeres de una trayectoria muy importante como lo es Geddy Aniksdal de Noruega, país destacado por ser garante de paz; Roxana Pineda de Cuba, que es la directora de un festival de mujeres que se llama Magdalena sin fronteras; Luciana Martuchelli de Brasil; Eugenia Cano de México, cuya especialidad es el teatro kathakali, originario de la India, que se centra en contar historias sin medir palabras; y Ana Correa de Perú, con una obra que se llama Rosa Cuchillos.
¿Cuáles son las obras imperdibles de este encuentro?
Son obligatorias Guadalupe años 50, Flores arrancadas a la niebla y Para aquellas que no están más. Así mismo, tampoco se pueden perder los encuentros diarios de teatro, seminarios y performances. Por ejemplo, habrá un capítulo sobre las nuevas masculinidades, es decir, aquellos hombres que se necesitan en la época de la demolición del patriarcado. Por muchos años, se ha pensado de forma errónea que las mujeres podemos derribarlo sin ayuda, pero los hombres también deben participar en la erradicación del machismo, para que en el país nunca más haya feminicidios ni violencia contra la mujer.
¿Qué dificultades se han presentado a lo largo de estos 26 años para realizar el festival?
Los mayores retos son económicos: el Estado no le brinda el apoyo que sí le da a otros festivales. Este año, por ejemplo, en la alcaldía nos recortaron casi el 50% del presupuesto después de que ya teníamos todo armado. También la dificultad parte de la gente en el medio. Al principio se burlaban mucho, me insinuaban que en el arte no hay género. Hasta mis propios compañeros me decían que no debía llamarse "festival de teatro" sino de "teatra". Eran obstáculos de aquellos que tenemos siempre las mujeres cuando emprendemos un proyecto. Quienes organizamos este festival hemos recibido muchos vainazos. Hay gente que considera que esta celebración es discriminatoria porque no es mixta. Y eso es doloroso. Además nosotros hacemos otro festival que sí es mixto: el Festival Alternativo de Teatro, que se hace paralelo al Iberoamericano. Ahí no se tiene en cuenta el género. Pero en este sí, y la razón es social.
¿Cuál es su respuesta frente a esos comentarios?
El festival mismo es una respuesta. Que se logre año a año, sin importar el poco presupuesto y los comentarios hirientes, es la respuesta más ferviente y certera.
¿Qué implicaciones tuvo el recorte del presupuesto en esta edición?
Aunque lo vamos a hacer tal cual lo planeamos, hubo que acortar la estadía de los actores y directores invitados. Para nosotros, lo más importante es que sea un "festival-encuentro", no un "festival-vitrina". Si te dijéramos cuánto nos dan, te daría risa. Que el presupuesto se mantenga igual ya es en sí mismo un recorte, porque el dinero se devalúa constantemente. Todo sube, más con la reforma tributaria. Pero además, ni siquiera lo mantuvieron, lo recortaron. Tuvimos que acortar la estadía de la gente. Lo lógico es que si tú vas a un festival puedas estarte todos los días del evento, ver todas las obras y conocer la ciudad que te recibe. El festival es del 11 al 21, son once días, pero los actores en esta edición se tienen que estar solo tres o cuatro días. Eso no es nada. Un día lo usarán para viajar a Bogotá, otro para devolverse a Europa, y los dos que quedan son para ensayar y presentarse. No disfrutarán de la ciudad y eso no es justo, es más bien cruel. Yo lo digo porque también voy a festivales, y cuando soy invitada en otros países me quedo por lo menos una semana. Y eso, la estadía de los invitados, es lo mínimo que la Alcaldía debería darle a un evento que promueve la cultura y el empoderamiento de las mujeres.