Columna de opinión
Un nuevo futuro para las artes escénicas en Colombia
El ministro de Cultura, Felipe Buitrago, explica los nuevos cambios al Programa Nacional de Salas Concertadas.
El 7 de mayo de 1824 se estrenó en Viena, Austria, la Novena Sinfonía de Beethoven, y desde entonces ha sido replicada incontables veces por orquestas sinfónicas en el mundo entero, involucrando ensambles y duración similar a las de esa primera presentación. En los mismos 197 años, las personas y el tiempo requerido para producir casi cualquier cosa se han reducido de manera extraordinaria, incluso con innovaciones que han transformado sectores enteros, siendo la transición de la vela de cera a la bombilla eléctrica un ejemplo que ilumina.
Para explicar por qué la productividad no crece de manera uniforme en todos los sectores de la economía, especialmente en las artes escénicas por su alto componente de interacción humana especializada, en los años 60 los economistas William Baumol y William Bowen definieron el fenómeno de la ‘enfermedad de costos’.
Este efecto no obedece a una resistencia a la innovación por parte de los músicos, los actores, los directores o los bailarines, ni a fallas de visión estratégica de quienes lideran las artes escénicas. Todo lo contrario. Para entenderlo, es preciso saber que un ensamble sinfónico, una obra de teatro o un espectáculo circense no son actividades susceptibles de mecanización o estandarización.
De hecho, las tecnologías se han ido incorporando con fuerza al quehacer escénico, desde la electrificación de la iluminación de los teatros, la adopción en escena del Internet de las cosas y el teatro digital, ayudando a mejorar los procesos creativos y de producción artística. Sin embargo, la naturaleza y características de las artes escénicas tienen al artista y no a un proceso productivo como centro de gravedad. Por lo tanto, deben ser entendidas y orientadas desde políticas públicas que evalúen su contribución al bienestar social y al patrimonio cultural por encima de la productividad.
Hoy, a la ‘enfermedad de costos’ se suma la pandemia, constituyendo una amenaza compuesta para la sostenibilidad de los escenarios teatrales del país. Hace 27 años, bajo el liderazgo de Ramiro Osorio, desde el Plan Nacional de Cultura (1992-1994) se concibió el Programa Nacional de Salas Concertadas, que se puso en marcha cuatro años después con la creación del Ministerio de Cultura.
Este programa es reconocido como una de las iniciativas de mayor impacto en la historia del proceso teatral en Colombia y otorga anualmente una subvención condicionada a las salas de teatro con el fin de mantener activos estos espacios de memoria y reflexión, permitiendo el acceso y disfrute de la población a las artes y la cultura, y contribuyendo a la promoción del patrimonio cultural del país.
En 2020, se beneficiaron 116 salas concertadas de 15 departamentos del país, pero sabemos que no es suficiente, más aún teniendo en cuenta que las características actuales del programa no fueron concebidas para enfrentar los retos de la pandemia. Por este motivo, en el marco del plan de reactivación ‘Compromiso ReactivARTE’, y bajo los lineamientos de la política de Economía Naranja para el fortalecimiento del ecosistema cultural y creativo colombiano, optamos por reformar el programa e incluir, por primera vez, a las carpas de circo.
Este renovado Programa Nacional de Salas y Carpas de Circo Concertadas entregará recursos para apoyar la sostenibilidad de estos escenarios, de acuerdo con dos importantes innovaciones. Primero, serán de libre destinación. En segundo lugar, los beneficiarios podrán participar, sin ningún tipo de restricción, en otros programas de apoyo a la cultura por parte del Ministerio como son: Concertación, Estímulos y la convocatoria Comparte lo que Somos. Esto se suma a la posibilidad de acceder a los beneficios de CoCrea para atraer inversiones y donaciones a los proyectos culturales (Decreto 697 de 2020), establecidos como parte de la implementación del Plan Nacional de Desarrollo del presidente Duque, que para esta vigencia duplicó el cupo de beneficios fiscales para el sector cultural y creativo.
Entendiendo las necesidades que afronta actualmente el sector de las artes escénicas, en 2021 aumentamos en 80% la asignación presupuestal para esta iniciativa, con lo que buscamos beneficiar a más de 180 salas y carpas de circo en todos los rincones del país.
Esto es posible gracias a que el Ministerio contará para esta vigencia con el presupuesto más alto en su historia. Una promesa más que cumple nuestro Gobierno con el sector cultural, para que nuestras artes escénicas se recuperen de manera integral y volvamos a mirar hacia el futuro con el compás de esperanza al que nos invita la Oda a la Alegría.
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