El fenómeno de los ‘tiktokers’ inmigrantes: nuevas formas de influencia

Las voces de los migrantes han sido tradicionalmente excluidas de las historias sobre inmigración. Lejos de ser tratados como protagonistas, sus experiencias se instrumentalizan y se narran desde perspectivas dominantes, desde la mirada de los medios de comunicación masiva, los partidos políticos, las agencias internacionales, entre otros.

Estas representaciones mediáticas de la inmigración tienden a presentar una imagen homogénea de los migrantes, encuadrada dentro de etiquetas relacionadas con la etnia y con la procedencia, con encuadres que benefician y apoyan ciertas ideologías y que niegan la gran diversidad que caracteriza a los grupos humanos.

En las últimas décadas, los entornos digitales han generado nuevas formas de influencia, personificadas en los conocidos influencers o microcelebridades. Estudios previos sobre la fama en internet han acotado el enfoque excesivamente centrado en el norte global y en una visión occidental de los influencers. Esta visión perpetúa el dominio de ciertas zonas del mundo y ciertos grupos humanos frente a otros, incluso en el estudio de fenómenos emergentes.

Por eso es importante explorar estas formas de influencia que emergen desde los márgenes. En un estudio publicado recientemente, tomamos en cuenta el ejemplo de inmigrantes latinoamericanos –radicados en España y Estados Unidos– que han generado visibilidad dentro de una de las redes sociales más relevantes en la actualidad: TikTok.

¿Quiénes son estos nuevos ‘influencers’?

En este espacio surgen cuatro perfiles diferenciados que muestran distintas caras de la inmigración latinoamericana y diversas motivaciones para crear contenidos y conectar con la comunidad inmigrante. Las identidades y personajes que presentan estos ‘influencers’ se alinean con la autenticidad necesaria para atraer y mantener a los seguidores. Ellos presentan un perfil específico y contenidos que apelan a diversas experiencias migratorias y necesidades informativas del colectivo migrante.

Logran afinidad desde la experiencia colectiva de emigrar. Sin embargo, la individualidad de cada uno de estos creadores de contenido refleja también la gran diversidad que existe en los intereses, ideologías políticas, necesidades y experiencias migratorias de los públicos a los que se dirigen.

Activismo político y derechos humanos

La voz activista de ICEhunter (seudónimo) se levanta fuerte e innegable para visibilizar los derechos humanos de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos. Su estilo es crudo, ya que evidencia el abuso de los agentes migratorios y reivindica los derechos constitucionales de las personas sin importar su estatus migratorio.

Su historia como inmigrante indocumentado durante 24 años le motiva e incita a continuar este trabajo. El miedo no existe en el discurso de este creador. ICEhunter cuenta su historia personal y la lleva como bandera y símbolo de las experiencias que viven tantos inmigrantes que cruzan esa frontera que desde hace más de 200 años fluyen de sur a norte en el continente americano.

Empoderamiento de la mujer migrante

En España, JanSuarez (seudónimo) crea contenidos alineados con los lenguajes y gramáticas que caracterizan a TikTok. Esta creadora hondureña adapta los elementos multimodales que ofrece la plataforma –como los emoticonos, los hashtags y géneros musicales hondureños como la punta– para visibilizar su identidad catracha y su experiencia migratoria.

Esta tiktoker fomenta el apoyo a las mujeres inmigrantes, con un enfoque en la experiencia de las mujeres que trabajan como internas en hogares de España y las dificultades que afrontan cada día. JanSuarez refleja sus conocimientos sobre la visibilidad algorítmica de TikTok y la importancia del sonido en esta red social mediante la creación de audios motivadores para ser reusados en nuevos videos dentro de la plataforma.

Condicionantes para una correcta inmigración

EmyBlondie (seudónimo) es una influencer inmigrante mexicana en los Estados Unidos. Esta creadora refleja la diversidad política de la comunidad latinoamericana. Su perfil está dedicado a fomentar ideologías y políticas conservadoras como opciones viables para los inmigrantes. La identidad que construye dentro de su perfil incluye símbolos patrióticos de los Estados Unidos como banderas, emoticonos y música.

Esta creadora ofrece opiniones políticas y establece una serie de condiciones necesarias para la integración y la pertenencia de los inmigrantes latinoamericanos dentro de la sociedad estadounidense. EmyBlondie aprovecha los formatos de pantalla verde y stitch para expresar su desacuerdo con otros influencers inmigrantes y participa en debates políticos y verdaderas guerras ideológicas dentro de la plataforma.

Orgullo cultural y nacional transfronterizo

PeteHonduran (seudónimo) es un comunicador y presentador de radio hondureño radicado en Barcelona. Este creador utiliza TikTok para fomentar su visibilidad más allá del alcance de la radio y ofrece una marca personal con elementos visuales, sonoros y textuales. Su cultura hondureña está presente en todo su contenido –en su vestimenta, logo, música y baile–. Este tiktoker utiliza una firma sonora dentro de todos sus víideos para asegurarse de que los audios no sean apropiados por otros creadores.

Estos cuatro ejemplos demuestran la diversidad y riqueza cultural, ideológica y activista del colectivo inmigrante en dos países. Estos creadores tienen además una gran familiaridad con los lenguajes y gramáticas de TikTok y los utilizan para visibilizar sus contenidos. Los ‘tiktokers’ inmigrantes ofrecen una visión alternativa de la realidad migratoria y también una mirada única dentro de la variedad de identidades que existen dentro de esta comunidad, con resultados inesperados. Estudios como este inciden en la importancia de romper con esquemas occidentalizados y eurocéntricos en la investigación sobre influencers en internet.

Por:

Daniela Jaramillo-Dent

Investigadora Predoctoral en el Departamento de Medios y Comunicación, Erasmus University Rotterdam

Paloma Contreras Pulido

Profesora Titular de la Facultad de Educación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Artículo publicado originalmente en The Conversation