Ciencia
Escalofriante descubrimiento: científicos identificaron primer gusano parásito en el cerebro de una mujer
La mujer acudió al médico tras experimentar síntomas inusuales. La causa los sorprendió a todos.
Acudir al médico siempre será la mejor opción para tratar cualquier quebranto de salud. Y es que la intervención profesional resulta necesaria, incluso en los escenarios más simples. Sin embargo, el caso de una mujer en Australia dejó absolutamente perplejos a todos los que vieron qué provocaba su malestar.
La paciente en cuestión era una mujer de 64 de años, habitante del sureste, en Nueva Gales del Sur. En 2021, buscó ayuda en el hospital local tras sufrir dolor abdominal y diarrea durante tres semanas. También experimentó tos seca constante, fiebre y sudores nocturnos, según reseña la agencia Reuters.
En ese momento, los análisis no demostraron nada extraño. Sin embargo, para 2022, sus síntomas también incluían olvido y depresión. Para dar continuidad a los estudios, la mujer fue remitida al hospital de Canberra, donde una resonancia magnética mostró anomalías en su cerebro, las cuales requerían cirugía.
La cirugía parecía de rutina, o al menos nadie esperaba encontrar lo que finalmente salió del cerebro de la mujer. Según comentó la Dr. Sanjaya Senanayake, “los neurocirujanos tratan regularmente con infecciones en el cerebro, pero este fue un hallazgo único en la carrera”.
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El profesional que llevó a cabo la intervención fue el Dr. Hari Priya Bandi. Lo encontrado durante el procedimiento no tenía precedentes, pues extrajo un gusano parásito de ocho centímetros de largo. Ante la sorpresa, se comunicó con sus colegas para determinar el paso a seguir.
A live, wriggling worm found in a woman’s brain in Australia last year in a world-first phenomenon was described by infectious diseases physician Dr. Sanjaya Senanayake as something he ‘never expected’ https://t.co/wQyiF9roRu pic.twitter.com/7Kfoum9kLw
— Reuters (@Reuters) August 29, 2023
“Simplemente fuimos por los libros de texto, buscando todos los diferentes tipos de lombrices intestinales que podrían causar invasión neurológica y enfermedad”, dijo Senanayake.
No obstante, la búsqueda en la literatura disponible no tuvo éxito, de manera que acudieron a expertos externos.
“Canberra es un lugar pequeño, así que enviamos el gusano, que todavía estaba vivo, directamente al laboratorio de un científico de CSIRO (Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth) que tiene mucha experiencia con parásitos”, dijo Senanayake. La respuesta en esa instancia fue inmediata: Ophidascaris robertsi.
¿De dónde salió el gusano?
Si bien el gusano fue extraído del cerebro de la mujer el año pasado, esta semana fue publicado el estudio del caso en la revista Emerging Infectious Diseases.
“Describimos un caso en Australia de larva migratoria neural humana causada por el ascárido Ophidascaris robertsi, para el cual las pitones de alfombra australianas son huéspedes definitivos. Hicimos el diagnóstico después de que se extrajo un nemátodo vivo del cerebro de una mujer de 64 años que fue inmunosuprimida por un síndrome hipereosinofílico, diagnosticado 12 meses antes”, expone el abstract del estudio.
De acuerdo con lo expuesto en el artículo, los autores sugieren que esta persona pudo haber estado expuesta, a través de la recolección e ingesta de pastos silvestres, que podrían haber sido contaminados con heces de pitón.
“El paciente reside cerca de un área lacustre habitada por pitones de alfombra. A pesar de no tener contacto directo con las serpientes, a menudo recolectaba pastos nativos de alrededor del lago para usarlos en la cocina”, anotó Senanayake.
Partiendo de esta hipótesis, los médicos y científicos involucrados en el peculiar caso plantean que, probablemente, la pitón arrojó el parásito a través de sus heces en la hierba. Posteriormente, al entrar en contacto con la mujer, los huevos fueron transferidos a alimentos, utensilios de cocina o fueron ingeridos directamente al consumir verduras.
“A pesar de no tener contacto directo con las serpientes, a menudo recolectaba vegetación nativa, verdes de warrigal (Tetragonia tetragonioides), de alrededor del lago para usarlas en la cocina. Planteamos la hipótesis de que ella consumió inadvertidamente huevos de O. robertsi, ya sea directamente de la vegetación o indirectamente por la contaminación de sus manos o equipo de cocina”, detalla el artículo.
En todo caso, el parásito se desarrolló dentro del cuerpo de la paciente y se abrió camino para llegar hasta su cerebro, donde finalmente fue extraído en aquel procedimiento quirúrgico, hecho en el 2022.
El artículo, además, menciona que los huevos del Ophidascaris robertsi a menudo se desprenden de las serpientes que contaminan la hierba con sus heces. El ciclo continúa cuando pequeños mamíferos se alimentan con la hierba contaminada, convirtiéndose en huéspedes del parásito hasta que son devorados por otras serpientes.