Tecnología
La poco conocida adicción que enfrentó Bill Gates y que casi lo arruina
El filántropo se dejó capturar por un popular juego que, hoy en día, es el preferido de muchos usuarios de Microsoft.
Hablar de uno de los hombres más influyentes en el mundo de la tecnología, implica mencionar al magnate y cofundador de Microsoft, Bill Gates. El empresario, de 67 años, figura como uno de los personajes con mayor adquisición económica en el mundo, pero para llegar a ello tuvo que pasar por varios momentos y no todos fueron gratos.
Semanas atrás, Gates afirmó que el futuro de la tecnología es el metaverso, mucho más cuando hoy en día todo permanece interconectado y las interacciones digitales permean en el diario vivir de las personas, llamadas usuarios. No obstante, así como las plataformas son prósperas, también se han llegado a catalogar como adictivas y el magnate estadounidense tampoco se salvó, pues es un momento de su vida no quiso despegarse de un antiguo juego del ordenador.
Windows es el software con el que Microsoft funciona en los computadores. En su pleno desarrollo, no solo se ideó para suplir necesidades de escritura, aprendizaje, etc., sino también para entretener; así que se crearon una serie de juegos que, actualmente, muchos los prefieren. Entre los juegos más conocidos se encuentra solitario.
Asimismo, otra de las famosas innovaciones es el juego de buscaminas, el cual hace parte de la versión 3.0 del sistema operativo. De acuerdo con Microsoft, “el buscaminas es un juego cuyo objetivo es despejar todas las casillas en un campo de minas sin detonar ninguna”.
A simple vista, parece un juego sencillo y fácil, pero en realidad hay quienes pueden durar horas tratando de no dar clic sobre una mina, Bill Gates fue uno de ellos.
Teniendo en cuenta recopilaciones dadas por Infotechnology, en su momento, el también filántropo sorprendió a sus propios empleados por el gusto que desarrolló por buscaminas; de hecho, se estimó que Gates quiso dominar el juego hasta el punto de tener un tiempo récord. No obstante, fue tanta su “adicción” que en pleno horario laboral evadió sus tareas para seguir con la meta interactiva.
Según declaraciones que dio Bruce Ryan, gerente de producto del pack de juegos de Windows, el mismo Gates escribió un correo en el que mencionó haber ganado buscaminas en el menor tiempo posible.
“Acabo de resolver el buscaminas -principiante- en 10 segundos. ¿Está bien?”, contó Ryan. Enseguida, él le respondió al CEO de Microsoft: “‘Sí, 10 segundos está muy bien’. Por lo visto, el hecho de que el récord estuviera muy cerca de donde él estaba le llevó a convertirlo en su misión”, añadió el gerente de producto del importante conglomerado tecnológico.
En la misma línea, el hombre agregó que un domingo recibió un mensaje del magnate: “Creo que acabo de conseguir una nueva puntuación máxima. Está en la máquina del despacho de Mike Hallman”.
Ante esto, Gates quiso batir su propio récord. Sin embargo, en las declaraciones se recopiló que llegó un momento en el que a uno de los empleados le tocó borrar la app de buscaminas del computador del reconocido hombre de la tecnología, pues pasó mucho tiempo “dañino” jugándolo. A pesar de todo, el multifacético estadounidense, después del horario de oficina, continuó jugando buscaminas.
¿Cómo terminó el excesivo gusto por el juego?
Melinda, exesposa de Bill Gates, le pidió a Ryan los datos del tiempo récord que tuvo el millonario jugando buscaminas. El citado portal precisó que el hombre ya no iba a las reuniones por quedarse interactuando.
Con el objetivo de salvar Microsoft y a su jefe, Ryan uso un programa de automatización para convencer al CEO de la gran organización de que era imposible batir el nuevo récord de tiempo (un segundo).
“Lo siento, tu récord de cinco segundos ha sido eclipsado permanentemente porque no creo que puedas batir un segundo”, fue el mensaje que recibió Gates.
Entonces, al reconocido inversor no le quedó de otra más que aceptar su derrota y dejó el siguiente mensaje, con reflexión incluida: “Esto de la tecnología está yendo demasiado lejos. Cuando las máquinas pueden hacer las cosas más rápido que las personas, ¿cómo podemos conservar nuestra dignidad humana?”, cuestionó Bill Gates.