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Las palabras que nunca se deben decir a los hijos para evitar que tengan un futuro desafortunado, según la IA

Es importante tener cuidado al dirigirse a lo menores en su proceso de aprendizaje.

Redacción Tecnología
7 de enero de 2025
Mature father is scolding his son while mother is defending him.
Ciertas palabras pueden influir en el desarrollo de los niños a futuro. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Las palabras tienen un poder enorme en el desarrollo emocional y psicológico de las personas, especialmente durante la infancia. Lo que los padres dicen a sus hijos puede influir de manera significativa en la forma en que estos perciben el mundo, se relacionan con los demás y, sobre todo, se valoran a sí mismos.

Por ello, es fundamental que los adultos sean conscientes de las palabras que utilizan al comunicarse con sus hijos, ya que ciertas expresiones pueden causar un impacto negativo duradero, afectando su autoestima, confianza y capacidad para alcanzar el éxito en el futuro.

SEMANA consultó con ChatGPT y se arrojaron resultados sobre las frases que pueden resultar perjudiciales a futuro.

Una de las frases más dañinas que se les puede decir a los hijos es: “No sirves para nada”. Este tipo de declaración puede sembrar dudas profundas sobre las habilidades y el valor personal del niño. Cuando se repite con frecuencia, los pequeños internalizan este mensaje y comienzan a creer que no tienen capacidades, lo que puede generar inseguridad y un miedo constante al fracaso. Con el tiempo, esta creencia puede limitar sus oportunidades de desarrollo personal y profesional, llevándolos a evitar desafíos por temor a no estar a la altura.

Padres e hijos
Padres e hijos deben tener una comunicación asertiva para evitar daños a futuro. | Foto: Getty Images

Otra expresión que se debe evitar es: “¿Por qué no eres como tu hermano (o alguien más)?”. Las comparaciones entre hijos o con otras personas son especialmente perjudiciales, ya que generan sentimientos de insuficiencia y celos. Los niños que son comparados constantemente tienden a desarrollar una baja autoestima y resentimientos hacia las personas con quienes se les compara, afectando sus relaciones familiares y su capacidad para construir vínculos saludables en el futuro.

Decir frases como “Eres un problema” o “Me arrepiento de tenerte” puede ser devastador para el bienestar emocional de un niño. Estas palabras pueden hacerles sentir que son una carga para sus padres y que su existencia no tiene valor. Los niños que crecen escuchando este tipo de mensajes tienden a experimentar sentimientos de abandono y rechazo, lo que puede influir negativamente en su salud mental, llevándolos a desarrollar ansiedad, depresión o conductas autodestructivas.

El sarcasmo también puede ser un arma dañina cuando se usa de manera despectiva contra los hijos. Frases como “Qué inteligente eres”, dichas con un tono irónico, pueden generar confusión y humillación en los niños. A menudo, estos comentarios aparentemente inofensivos los hacen sentir ridiculizados, lo que afecta su confianza para expresar ideas y opiniones en el futuro.

Además de las palabras directamente ofensivas, es importante evitar aquellas que minimizan los sentimientos de los hijos. Expresiones como “No llores, no es para tanto” o “Deja de ser tan sensible” invalidan sus emociones, enseñándoles que no está bien expresar lo que sienten. Esto puede llevarlos a reprimir sus emociones, dificultando su capacidad para gestionar situaciones difíciles y establecer relaciones emocionales saludables.

Para recibir el año de la mejor manera, lo más opcional es evitar decir ciertas palabras.
En ocasiones es mejor evitar decir ciertas palabras. | Foto: Getty Images

Los expertos en psicología infantil insisten en que la comunicación positiva y respetuosa es clave para formar individuos seguros y resilientes. En lugar de usar frases dañinas, es importante optar por un lenguaje que fomente la autoestima y la confianza. Por ejemplo, en lugar de decir “Nunca haces nada bien”, se puede decir: “Sé que puedes hacerlo mejor, confío en ti”. Este cambio en el enfoque permite corregir comportamientos sin dañar la autoestima del niño.

También es crucial validar las emociones de los hijos, mostrando empatía y comprensión. En lugar de decir “Deja de llorar”, se puede optar por: “Entiendo que te sientas así, hablemos de cómo podemos solucionarlo”. Estas respuestas no solo fortalecen el vínculo entre padres e hijos, sino que también les enseñan habilidades importantes para manejar sus emociones de manera constructiva.

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